Prologue

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-Eres una idiota, ¿que no puedes hacer nada bien?-Dijo, mientras reía con sus amigas.

Lágrimas y lágrimas caían de mis ojos, parecía que tenía un grifo abierto, porque no podía parar de llenarlas con agua.

-Owww, ¿la bebé vuelve a llorar? ¡Eres una maricona!-Gritó otra

Yo no merecía esto, ¿por qué me pasaba a mí?

-¡Vuelve a la guardería, nenita de mamá!

-Déjenme en paz, por favor...-Hablé entrecortadamente.

-No se nos apetece, ¿no ves que debes morir? nadie te quiere. Estás sola y morirás sola, zorra.

-¡No tengo la culpa de que descargues tu furia conmigo porque tu novio te dejó ya que estaba enamorado de mí!-Le grité furiosa y con rabia.

-Eso no es lo que ha pasado, yo lo dejé porque era poco hombre. Tengo muchos hombres detrás de mí, no lo necesito. ¿Y qué tienes tú? ¡Tú con suerte tienes a tu querido padre!-Mi punto débil.

-Déjame en paz.-Volví a repetir. Pero ella no parecía que me iba a dejar en paz, se acercó a mí y le ordenó a sus amigas que me agarrasen. Venían golpes, y lo peor de todo, era que nadie me iba a defender.

-Una bebé llorona.-Dijo esto último, y me golpeó en el estómago.

*

-Vamos Olivia... Juguemos.-Mi padre insistía, no quería. No quería. No quería.-Si no lo haces, te castigaré.

-N-no quiero-Susurré

-¡No te pregunté!-Su mano chocó fuertemente en mi mejilla. Esto dejaría marcas. Gemí de dolor.-Quítate la falda, rápido. Tu madre no tarda en llegar.

-P-papá, n-no quiero, me duele...

-¿No lo harás? ¡Entonces lo haré yo!-Sus grandes manos agarraron mi falda y la bajaron.

Sabía lo que vendría, como siempre. Le suplicaría, pero él no me hará caso.

Mis braguitas color celeste cielo con puntos blancos y con encaje en los bordes fueron arrancadas de mí, eran mis favoritas. Traté de safarme, pero no podía. Mi papá era demasiado fuerte, o yo era muy débil. Desabrochó su cinturón y bajó sus pantalones de un tirón junto con su ropa interior. No miré, me daba vergüenza. No quería. No quería. No quería. No quería.

Pero después de eso, se volvía a repetir. A repetir. A repetir.

Diariamente.

Lo único que yo podía hacer, era llorar, como siempre lo hacía.

Se metió dentro de mí, protegido por un condón. No era suave, siempre lo hacía bruscamente, siempre me dejaba doliendo y sufriendo.

Esto pasaba si yo no me comportaba bien.

Pero cuando sí lo hacía, me trataba un poco mejor.

Movía sus caderas como si fuera el fin del mundo, yo lloraba y gemía al mismo tiempo. Él tiró su cabeza hacia atrás por el placer que estaba recibiendo, solamente por meter su polla en uno de mis agujeros. Agarraba mis senos con dureza por arriba de mi blusa de gatitos mientras empujaba una y otra vez. Junté mis piernas por sus caderas y dejé que él se siguiera metiendo en mí. Llegó, al mismo tiempo que yo. Secó mis lágrimas y salió de mí.

-Sabes... Si cooperaras más, podrías disfrutarlo. Pero como siempre, eres una bebé llorona Olivia.-Dijo mi "padre" y salió de la habitación, dejándome sin mis bragas y acostada en mi cama con un dolor en el estómago.

Cry BabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora