Capítulo 29: El ataque.

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Narra Richard.
Jueves 6 de septiembre del 2011.

Faltaban pocas horas. Todo estaba listo, y más que planeado, pero estaba nervioso. Nervioso porque no quería empuñar un arma de nuevo, y mucho menos asesinar a alguien, pero tenía que hacerlo, ese hombre me había quitado todo. Tomo a mi hija en brazos y la arrullo, sólo puedo mirar sus ojos y pensar en lo mucho que me recordaba a su madre, parecía increíble el hecho de que jamás volvería a ver a Ashley, y el sólo imaginarlo me devastaba.

Meto a la pequeña Ashley en su cuna y  empiezo a alistarme, me pongo mi mejor traje, pues debía hacerme pasar por un estirado invitado más, primero camisa y corbata, no era muy bueno con los nudos, Ashley o mamá siempre me los acomodaban, como extrañaba a mamá, necesitaba verla cuando todo esto acabará, contarle todo lo que me ha sucedido, y como me hacen falta sus abrazos. Sigo con el elegante pantalón de traje, y por último el saco.

A eso de las cinco salgo de la pequeña habitación en la que la esposa de Nelson me había ubicado, una vez fuera me encuentro con Pitt, Dereck, Bob y Nelson elegantemente arreglados y listos para ejecutar el plan, agarró el arma que había ocultado en una repisa de la casa, y la guardo en mis pantalones, ahora estábamos listos.

Salimos de la casa y uno por uno ingresamos al auto de Nelson, me siento en la ventana izquierda y el auto empieza a andar, el aire cacheteaba mis pálidas mejillas y mi mente estaba dispersa, sólo pensaba en que no quería hacer esto, mi vida entera pasaba por mis ojos, cada recuerdo, los mejores eran con Ashley, ahora eran solo eso, recuerdos que por más que intentará no volverían, debía asimilarlo, pues la vida da por hecho que lo harás, y quizá ella tenga razón, sólo que tardamos más de lo debido.

- Llegamos. - Dice Nelson aparcando el auto en reversa en  una zona trasera de la finca.

Por un momento todos nos quedamos paralizados sin ánimos de salir del auto, Dereck es el que da el primer paso, abre la puerta y se para en frente de nosotros.

- Hagamoslo - Dice y segundos después, le seguimos.

Un vez dentro, noto ciertas miradas sobre mi, que al principio pensé que eran alucinaciones, todo iba de acuerdo al plan, pero el tipo aún no había entrado en el despacho, me tuve que camuflar para que no me reconociera y me mezcle con los invitados, baile algunas piezas con chicas muy lindas, pero no hacían nada más que recordarme a Ashley.

Después de unos minutos el hombre toma a sus dos pequeñas y entra en el lugar, esa era la señal, había llegado la hora, las manos comienzan a temblarme y la garganta se me reseca, veo a Nelson seguir las instrucciones, caminaba tras el hombre, y después de un tiempo, inseguro de mi decisión, le sigo con los pies dudosos.

Nelson saluda de manera cortés a un escolta que se hallaba en el umbral del pasillo, intercambian un par de palabras y este asiente con una sonrisa, se quita del medio y le deja pasar.

- Vengo con el hombre - Le digo al escolta, este voltea a ver a Nelson el cual asiente en sinónimo de que todo esta bien, logró cruzar el umbral de la puerta, este daba paso a un largo pasillo, el cual sigo mientras Dereck se queda cubriéndome desde el salón, Nelson no me sigue, ya había hecho su parte, así que se queda a mitad de pasillo en una cocina llena de bocadillos, yo continuó, según las instrucciones de Nelson era la última puerta del pasillo, eso le había dicho el escolta.

Era una de las casa finca más elegantes que había visto, los costosos cuadros hacían juego con las pulcras y elegantes paredes, todo era un palacio, y había muchas puertas las cuales conectaban con habitaciones de huéspedes, baños, cocinas, etc...

Por fin llego. Todo mi cuerpo estaba a punto de colapsar, pero me armo de valor y pongo mis sudados dedos en la manejilla de la puerta y la giro silenciosamente, minutos antes de hacer notar mi presencia en el despacho, observo una desgarradora escena, el padre de las gemelas les hacía entrega de dos bicicletas rosas, ellas no dejaban de sonreír, y el las miraba como si ellas fueran todo lo que están bien en el mundo, ahí estaba tieso, observándolos hasta que el hombre nota mi presencia, todo ocurrió demasiado rápido, mis reflejos fueron de gran ayuda, pues de inmediato sacó el arma y apunto a su cabeza, me apropio de la habitación y entró hasta quedar a unos cuántos centímetros separado de el, este se arrodilla junto con sus hijas y lágrimas comienzan a resbalar de sus ojos.

- No les hagas daño Richard, te lo ruego ellas son todo lo que tengo, te lo pido. - Seguía llorando.

- ¡Ashley también era lo único que tenía! - Le Respondo - ¡Y también te rogué que no le hicieras daño! ¡LA MATASTE! ¡ME LA QUITASTE! ¡Y NO ES JUSTO! - Lágrimas se acumulan en mis ojos, lágrimas que por supuesto retengo. Las gemelas lloraban y lloraban, sólo algo tenía claro, ellas no tenían la culpa, y no les haría daño. - Sin embargo. - Prosigo - no puedo dejar cabos sueltos, si las mato a ellas, luego tu buscarás venganza, y pienso acabar aquí, ahora - Apunto a su cabeza y pongo mi dedo índice en el gatillo, pero, cuando estoy apuntó de presionarlo, veo el rostro de una de las niñas.

Estaba pálida y asustada, y una pequeña lagrimita corría por su mejilla izquierda, de un momento a otro recordé que yo también era padre ahora y que no quería faltarle a mi hija.

- Richard por favor no, se como te sientes, yo también estoy muy mal, jamás en mi vida había asesinado a alguien, lo creas o no, en estos días Ashley no ha salido de mi cabeza - Empieza a llorar - pero ¡Joder! Tenía tanta rabia, tú... Tú mataste a lo que yo más amaba, y sin razón, ella no le hizo daño a ese niño, lo se, porque el hombre que lo hizo lo confenso y ahora esta en prisión.

Esas palabras me dejan frío, había acabado con una vida sin algún sentido, sin embargo eso no cambiaba el hecho de que el hubiese asesinado a Ashley. De nuevo me alisto para disparar, pero la pequeña niña me interrumpe.

- por favor... No lo haga... No nos haga esto....

Y de pronto lo vi. Vi a dos niñas traumadas por la muerte de su madre, y luego la de su padre, ocasionadas por el mismo hombre, que crecerían odiando al mundo, resentidas de la vida y con una profunda depresión, estaba creando y a la vez arruinando dos potenciales futuros, y supe que estaba dejando dos cabos sueltos, niñas que crecerían y buscarían venganza, o peor aún, no se enamorarían de la vida, y no hay peor mal que ese, por otro lado, estaba involucrando a mis amigos en esto, una asesinato, estaba ensuciando sus manos, y si quería dejar esta vida atrás no debía asesinarlo, no sólo por las gemelas, si no por mi hija, debía cambiar. Vi pasar todo esto delante de mis ojos, este hombre no debía morir.

Suelto mi arma, y esta resuena en el suelo de la habitación.

Narra Nelson.

El ruido del arma de Richard retumba en el lugar, la había dejado caer.

Había decidido supervisar que todo iba bien con Richard, no me hacía mucha gracia ser cómplice de un crimen, pero el cariño hacía alguien te ciega, y Richard se había convertido en un hermano para mi.

Recorrí el pasillo, pero al llegar me encuentro con esta desgarradora escena, Richard, me había demostrado el gran ser humano que yo sabia que era, le había perdonado la vida.

Nota.

El final esta más cerca de lo que piensan.

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