Our winter problems

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-Karma ¿Tienes frío?- Preguntó Nakamura con una sonrisa nerviosa.

Muchos giraron la cabeza ante esa pregunta mientras que otros ignoraban el asunto y miraban la verja abierta que llevaba al camino de la montaña que dentro de unos minutos tendrían que atravesar. Estaban en el patio del edificio principal, esperando a que toda la clase se reuniera para poder volver a su edificio en la montaña. Era normal para ellos que después de una reunión en el gimnasio con las demás clases, se quedaran en el patio parados y esperando a que aquellos que se habían descarriado como ovejitas volvieran. Nadie lo decía en voz alta, pero en el fondo de sus mentes apreciaban y agradecían a aquellos que se perdían por el edificio principal para no llegar tan pronto al patio con el grupo y tener que volver a atravesar ese camino infernal lleno de peligros para volver a entrar a un edificio de madera que se caía a pedazos. Así que posponer su partida unos cinco minutos era el cielo en la tierra para algunos.

Karma era de las muchas personas que se perdían, y se lo agradecían. Con su pelo rojo y largo hasta la cintura y su falda ondeando mientras andaba, la chica solía deambular por el instituto o bien buscando algún cotilleo del que aprovecharse o bien creándolo ella misma para causar confusión. Nadie tenía derecho a decirle en lo que ella debía emplear su tiempo, después de todo era gracias a ella que tardaban veinte minutos más en volver a la montaña. Y al parecer a la pelirroja le resultaba bastante divertido aprovecharse de la ingenuidad de los otros estudiantes. Con una sonrisa ladina, su pelo llamativo y brillante, sus piernas finas y sus ojos color ámbar brillando con diversión, Karma se ganaba admiración por parte de la población masculina a pesar de no tener pecho y odio por parte de la población femenina por llamar la atención de esa manera a pesar de no tener pecho. Claro que muchos de la población masculina acababan huyendo despavoridos al ver la cantidad de wasabi que guardaba la chica en los bolsillos de la falda y lo sádica, violenta y pasota que es. Además de no tener pecho. Pero dejando de lado el hecho de que Karma era más plana que una mesa, le agradecían muchas cosas, entre ellas llegar tarde tras las reuniones en el gimnasio y no sujetarse la falda cuando una ráfaga de viento se la levantaba por pura pereza.

Sin embargo ese día no había sido así.

Muchos se habían sorprendido al ver como la pelirroja había llegado diez minutos antes de la hora a la que solía volver. Y aunque muchos sintieron el impulso de quejarse, sería estúpido que lo hicieran, ellos no tenían poder ni jurisdicción sobre Karma como para decirle cuanto debía tardar en perderse. Además de que algunos no querían llevarse una patada en la entrepierna por llevarle la contraria a la chica, querían seguir siendo fértiles, por lo que no dijeron nada y se limitaron a seguir esperando a Itona y Terasaka que también estarían dando saltos por ahí. Lo raro pasó cuando Nakamura hizo aquella pregunta, haciendo que muchos se giraran y miraran a la otra chica con atención. Sin embargo la respuesta no se hizo esperar.

-¿Frío? Que va.- Contestó Karma mirando a la otra con una leve sonrisa indiferente mientras posaba una de sus manos en la cintura.

Nakamura le miró con una ceja alzada y luego sacudió la cabeza para sonreírle. Eso pareció quitarle importancia al tema e hizo que todos volvieran a lo suyo. Karma se unió a un pequeño grupo de las chicas y empezaron a hablar como si no hubiera pasado nada mientras que los demás hacían lo mismo, cualquier cosa para entretenerse mientras esperaban a que volvieran los dos que faltaban. Sin embargo, algunos empezaron a notar algo fuera de lugar. Algo que estaba mal, que no cuadraba. Y poco a poco en sus mentes empezaron a darse cuenta del por qué Nakamura le había hecho esa pregunta a Karma hacía un rato.

Para empezar el invierno estaba empezando. El mal tiempo empezaba a notarse y muchos alumnos ya estaban usando chaquetones, bufandas y todo abrigo que hubiera en su casa para resguardarse del frío. Los de la clase E no eran menos, ya que al estar encima de esa montaña y dentro de un edificio en tan malas condiciones eran los primeros que habían sacado su ropa de invierno para llevarla puesta. Ese día no era la excepción, es más, hacía más frío que antes. Por el camino que habían tomado esa mañana para llegar a la reunión no se veía ni una serpiente, ni una abeja, ni siquiera una araña, seguramente todos escondidos en algún lugar del bosque para no sufrir el frío invernal. El clima empezaba a ser húmedo, frío y hacía que sus cuerpos se congelaran si empezaban a estar mucho tiempo parados y que saliera vaho de sus labios cuando respiraban. Y ahí es donde estaba el problema, ahí era donde tenían que empezar a preocuparse.

Karushuu WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora