Capítulo 5.

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Capítulo 5

Tuve un mal aterrizaje. Casi quise pensarlo dos veces antes de saltar. Caí sobre mi costado y sentí una punzada gigante en todo el cuerpo. Rodé y me levanté con dificultad y ya de pie, me encontré con Melyssa Dubois entrando a su coche.

–Perfecto –sonreí y haciendo caso omiso al dolor en mi cuerpo, corrí hacía el auto que estaba aproximadamente a 7mts de distancia. Al llegar a él, me subí al asiento del co–piloto y apunté mi glock  a la cabeza de Melyssa.

–¿Q–Quién eres tú? –Balbuceó, mientras llevaba sus manos a la altura de sus hombros. Solté el seguro del arma para intimidarla.

–Conduce hacía tu reunión, si no quieres que te dispare.

–Llamaré a la policía –me amenazó.

–Tu solo conduce de una maldita vez –le presioné el arma en la sien e inmediatamente comenzó a conducir. Sus manos temblaban y estaba sudando.

–¿Qué quieres? –Preguntó entrecortadamente con las lágrimas asomándose en sus ojos.

–Algo muy sencillo. Toma tu teléfono y marca el número de Hamilton. Le dirás que no puedes ir y que enviaras una representante.

–No tengo a ninguna representante –masculló.

–Claro que la tienes –sonreí.

Hice que Melyssa condujera hacia donde estaban Jack y Anna y la deje ahí con ellos. Al verme, ambos dieron una notoria expresión de preocupación por los moretones en mi cara y los rasguños y cortadas en mis brazos.

–Estoy bien –sonreí–. No hay de qué preocuparse. Me cambiaré.

En ese momento llegó Bryan en el malibú, se bajó y al verme, abrió los ojos desmesuradamente. Desvió la mirada hacía Anna y le susurró algo al oído, luego se dirigió hacía mí.

–Lo siento, princesita –murmuró, acercándose incómodamente a mí–. En verdad no lo sabía. Lo siento –repitió. Algo en sus palabras me hacía sentir culpa por haberle gritado "imbécil" repetidas veces, por algo que radicalmente no era su culpa–. ¿Estas bien?

–Si –contesté, aunque sentía el palpitante dolor de mi costilla, causada por la mal caída y la horrible sensación de las rasguños y cortadas en mis brazos.

–No sonaste muy segura –ladeó la cabeza. Parecía preocupado.

–Estoy bien –repetí de nuevo, esta vez con firmeza.

–Deja que Anna continúe la misión –me dijo, casi como una orden, limpiando un poco de sangre de mi mejilla derecha–. Ve a descansar y a curar esas heridas.

–Yo puedo continuar –dije, tratando de pasar escapar, pero siendo detenida por él, que me tomó del brazo que me había lastimado en la caída–. ¡Auch!

–¿Ves? –Dijo, irónico. Me solté de su agarre en un ágil movimiento.

–He dicho, que puedo continuar, Bryan –escupí, haciendo énfasis en todas las palabras.

–Sonny –se acercó Jack junto con Anna–. Por favor, descansa un rato. No nos funcionas así. Solo queda investigar, podemos hacer eso.

–Por favor, Sonny –suplicó Anna. Todos tenían sus miradas puestas en mí, casi haciendo ojitos. Quería descansar, por supuesto. Tomarme una larga ducha caliente y luego colocar hielo en mi costado y dormir hasta mañana. Pero si algo me enseñaron mis padres, es a no dejar las cosas sin terminar, y había crecido con el valor de la perseverancia como lema. Tenía una lucha interna con mi dolor y mi perseverancia. Dolor tenía la delantera. Los miré a todos, y al final di un gran suspiro

Agentes Secretos. (DISPONIBLE EN DREAME)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora