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No la encuentro.

No está en ningún lugar.

Ni en casa.

Ni en la escuela.

¿¡Dónde te metiste?!


–Natsu, come, mi amor, o si no se te enfriará la comida.–ordenó mamá.

–Claro...–respondí.

–Natsu.–llamo mi hermana menor, una niña de cabello largo de color azul oscuro: Wendy Marvell.

–¿Qué pasa, Wendy?–le pregunté.

–¿Qué te ocurre estos últimos días? Has estado muy distraído y parece como si algo te preocupara.–me preguntó.

–Wendy tiene razón, has estado muy distraído por algo.–agregó papa.

–No se preocupen, es por las clases.–mentí. No podía hacer otra cosa, a menos de que les dijera que buscaba a un fantasma llamada Lucy, y después ellos me meterían al manicomio. –Ya me voy.–dije para después salir.

–¡Que te vaya bien!–gritó mamá desde dentro.

–¡Trae a una chica a casa!–gritó papá. Si sólo supiera cuantas veces Lucy ha venido aquí...

–¡Igneel!–le gritó mamá. 


---

     Hoy no iré a clases, sólo buscaré a Lucy, lo que resultara increíblemente difícil ya que no puedo preguntarle a nadie sobre ella.

---

Recorrí toda Magnolia, pero no la encontré en ningún lugar.

No le habrá pasado nada malo, ¿no?


–Lamento mucho lo que hice... No pude protegerlos. Si simplemente no hubiera corrido hacia el sótano... ¿¡Por qué yo estoy aquí!? ¿¡Por qué soy la única que esta aquí?! ¡Me arrepiento de haberles dicho eso! ¡Nunca debí enojarme con ustedes! ¡Nunca debí desear que ustedes murieran! ¡Nunca debieron morir! No entiendo... soy la única que esta aquí, sé que siempre estarán conmigo, pero aún así... los extraño...– Lucy. 

¡Claro! ¿¡Cómo es que no pude darme cuenta antes?! ¿¡Cómo es que no busque en el bosque?!

¡Soy un idiota de primera!

********


Entré al bosque, con intención de encontrarla, y ahí estaba, sentada en el césped, con la cabeza gacha, manos hechas un puño y lágrimas fluyendo de su rostro.

–En serio lo siento tanto...–susurraba Lucy sin levantar su rostro. –¿Saben? Ya no estoy tan sola, he conocido a alguien, alguien que puede verme. Me cuida y no se asusta al verme. No me trata diferente; me trata como si fuera "normal" aunque no lo sea. Tiene un aspecto bastante raro: su cabello de color rosa, aunque el dice que es de color "salmón", sus ojos de color jade, su bufanda blanca, la cual nunca se quita por alguna razón. La primera vez que lo vi, sentí como si lo conociera desde antes, sentí como si le tuviera una gran confianza. No lo sé... no quiero separarme de él, no sé qué es esto... ¿Por qué se tuvieron que ir cuando más los necesitaba?–sollozos acompañaban a sus palabras mientras hablaba.

No, no podía más.

No podía verla llorar así.

No podía quedarme aquí viéndola llorar, sin hacer nada.

–Tranquila... no te dejaré sola... lo prometo...–le dije abrazándola por la espalda, y pude ver que delante de ella, habían tres pedazos de piedra.

No. Piedras no. Lapidas.

· Layla Heartfilia, querida esposa y madre ·

· Jude Heartfilia, querido marido y padre·

· Lucy Heartfilia, querida hija ·


–¿Nat...su?–preguntó con un hilo de voz al sentir mi presencia.

–No te preocupes, yo no te dejaré sola. Lo prometo.–le dije una vez más.

–¡¿Por qué se tuvieron que ir?! ¿¡Por qué fui la única que se quedo aquí!? No entiendo... ¡No entiendo por qué tuvieron que morir! ¡Yo no quería ser la única que se quedara aquí! ¡¿Por qué!? ¿¡Por qué?!¡Hubiera preferido morir a estar sola!– gritaba Lucy.

–No estás sola. No te dejaré sola. Ya te lo dije ¿no?–repetí.

–Pe...

–Nada de "pero". Ya está anocheciendo. Es mejor que nos vayamos.–la interrumpí inmediatamente. Abrió su boca para hablar, pero después la cerro para luego asentir.




Me enamoré de un... ¿¡fantasma?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora