[12] Cuatro son multitud

2.4K 155 26
                                    


Punto de vista de Ty.

Fui escoltada hacia mi habitación.

En donde he permanecido casi un día entero, creo. No quise salir por mucho que Harry y Edward hayan tocado la puerta, preguntando o exigiéndome que saliera. No quería dirigirme a un lugar peligroso y externo.

Solo quería regresar a casa, donde fuera que esté, aun no sé de dónde vengo o por qué estoy siquiera aquí, ya que supuestamente fui comprada y ahora pertenezco a un hombre al que le tengo miedo, porque seamos sinceros, no hay forma de que pueda escapar de él o de su gemelo.

Me recosté en la cama mientras pensaba en algo diferente para colocar las piezas juntas o encontrar alguna pista, pero nada vino a mi mente, ninguna maldita cosa.

Un golpe se escuchó desde fuera. Rápidamente me senté con las rodillas dobladas y los brazos alrededor de ellas, presionándolas contra mi pecho y descansando mi barbilla encima, al menos podría parecer interesada.

Edward se dejó ver con una sonrisa en su cara y cerró la puerta detrás de él. Caminó hacia mí con su usual traje negro, el que también solía llevar Harry, con la diferencia de que su corbata era un azul oscuro y la de Harry de un rojo intenso.

"No puedes quedarte aquí para siempre, Ty." Dijo, sentándose en el borde de la cama.

Me encogí de hombros, sellando los labios. "Quizás. Parece funcionar para mí."

Se rió, sacudiendo su cabeza. "Harry te quiere abajo para la cena. Mira en ese armario algún vestido bonito y unos tacones. Estate abajo en menos de 15 minutos. No querrás hacer enfadar a nuestro maestro." Sonrió, poniéndose de pie en dirección a la puerta.

"Esto es todo un juego para ti. ¿Lo encuentras divertido, verdad?" Le dije, mirándolo con frialdad.

Sus facciones se suavizaron, frunciendo las cejas y sacudiendo su cabeza. "Sólo eres una flor perdida en el jardín, cariño."

Abrí mi boca para decir algo pero ya había cerrado la puerta con él en el exterior, suspiré y me forcé a salir de la cama y caminé hacia el armario excesivamente grande para encontrar todos esos elegantes y caros vestidos.

Con suerte encontré un vestido negro que pasaba un poco por debajo de mis rodillas, acompañado con unos tacones negros. Miré mi reflejo en el espejo, parecía que me quedaba sin vida, sentía que mi humanidad se estaba yendo y no estaba segura si esa es la manera que me siento o si era la forma en la que me veía.

Empujé mi pelo atrás de mis hombros, saliendo de la habitación y mirando a ambos lados del pasillo, intentando averiguar qué camino debería tomar, no tenía ni idea así qué fui por el lado más luminoso y bajé acompañada del sonido de los tacones golpeando suavemente el suelo.

EL comedor era mucho más grande de lo que necesitaba, luces rodeaban el área mientras que las sillas se veían como si alguien de la realeza se sentaría en ellas, el oro cubría su estructura y el color rojo cubría la parte en donde te colocas.

"Por favor, toma asiento."

Me volteé para ver a Harry, de pie en la puerta mientras gesticulaba para mí que me sentara. Me senté en el que pensaba que quedaría más lejos de él, pero no, se sentó al final, en la silla que era diferente de las demás, pero aún así estaba bastante cerca.

Entonces, Edward entró con un hombre a su lado. Tomó asiento al lado de mí y el hombre con apariencia curiosa se sentó enfrente de mí, demasiado cerca para mi maldito gusto.

The Neighbourhood PsychoWhere stories live. Discover now