05.

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―¡Qué fue un accidente!― Grito el al sentir como volví a jalar su cabello. Sin duda lo dejaría calvo el día de hoy.

Interesante manera de conocer a alguien.

―Te voz a dejar ir. ¡No me sigas! Las tortillas son mías.

―¡Esta bien!― Al escuchar como respondía lo solté y él se acomodó.― Qué agresiva eres, pobre del pendejo que termine siendo tu novio.

―¿Qué horas son?― Pregunte, ignorando completamente su comentario anterior.

―Las horas del panzón.― Él se río y yo le pare el dedo de en medio.― Las tres quince.

Al escuchar eso, salí corriendo. ¡Era tarde! Si mi madre me iba a chingar por no llevar tortillas, imagínense como me iba a ir por llegar tarde.

Abrí la puerta de la casa y me metí. Después la cerré detrás de mí y me acerque a la cocina, donde mi madre cantaba a todo lo que daba una canción de Los Bukis.

―¿Por qué tardaste tanto?― Cuando deje las tortillas en la mesa ella pregunto aquello. Ya sentía el chanclazo en la parte baja de mi espalda.

Pero no, nunca llegó. ¿Quién hizo un pacto por mí?

―Es que no había tortillas en la primera tortillería y me tocó ir hasta la de arriba. Y un perro me empezó a perseguir.― Le regale una sonrisa apenada y ella asintió.

¿No me va a pegar? ¿Qué pedo? ¡ES UN MILAGRO!

―Está bien.― Ella puso la salsa en la mesa y acomodo las sillas.― Acomódate el cabello, pareces bruja.

Aquel comentario era nada, me sentía feliz y quería gritar. Todo había salido mal y al final todo quedó bien.

Alguien empezó a tocar la puerta y mi madre fue a abrir. Yo por mi parte fui al para acomodar mi cabello.

Tome el cepillo y empecé a pasarlo por mis greñas. Varias veces me jale unos nudos, y solté gritos por eso.

Y entonces me empecé a reír. ¡Qué día! Sin duda nunca se irá de mi mente.

―¡Marta! ¡Te hablan en la puerta!

Rápidamente salí del baño y fui hacia la entrada casi cayendo.

¿Había dicho que todo había salido bien? Retiro lo dicho.

―Hola, Marta.― El chico de las tortillas estaba en la entrada con una sonrisa sínica en su rostro.

Mi madre hizo su gloriosa entrada y ahora estaba entre la espada y la pared.

―¿Quién es él?

―¿Te acuerdas del perro que te dije que me había perseguido?― Ella asintió y reí.― Pues es el.







(n/a; Michael el perro clifford ¿Entienden? ¿No? Bueno, bai :'v)



El chico de las tortillas» CliffordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora