04.

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Lo único que podía escuchar eran los gritos de él. Era satisfactorio escucharlo, me sentía en la sima, literalmente.

Me lo cogí...




Pero de las greñas, pinche pendejo de mierda.

―¿Quién te crees? Imbécil, me vez necesitada, sí, pero no te pases.― Jale aún más y él tenía su espalda fruncida.― ¿Qué creíste? ah sí, la pendeja necesita tortillas, me la cojo y ya. Ni en tus sueños, pendejo.

Él se quejaba, pero enserio estaba enojada. Seguro en otras circunstancias la escena hubiera sido divertida, pero tenía aun mi pijama y ya iban a ser las 3 de la tarde.

―¡Suéltame pues!―Jale más y juro que sentí como pequeñas hebras se iban separando de su cuero cabelludo. ¿Qué más daba? El pendejo ya estaba calvo.

―Te suelto y me das el kilo de tortillas.― Me reí, habitamos cambiado de posiciones y por supuesto que iba a aprovechar aquella oportunidad.

―No mames, no.― cuando dijo eso jale más y el empezó a gritar.― Esta bien, está bien, solo suéltame.

Me compadecí y solté su cabello. Él se acomodó y me sonrió.

―¡No te daré nada, pendeja!― él iba a salir corriendo pero antes de que lo hiciera le quite las tortillas y salí corriendo.

Le había quitado 2 kilos. ¡Mi madre no me chingaría!

La felicidad era tan grande, que a pesar de que el venía detrás de mí, corría aún más rápido que él. Y eso que era la más lenta de mi clase de educación física.

―¡Cuidado, pendeja!― Sentí como jalo mi brazo, pero haba tocado lugar prohibido.

―¿¡Que te pasa, imbécil!?― Lo golpee y el me soltó.― ¡Ahí no se agarra!― Me había tocado una sheshe.

―¡Te salve la vida, pendeja!― El señalo un viejito que iba pasando por ahí con su bicicleta.

NO ERA CIERTO, EL QUERIA TOCARME LA SHESHE.








(n/a; llevo rato riendome de esto. Soy una pendeja. 

Tenia que subir esto, no se mal acostumbren :v)



El chico de las tortillas» CliffordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora