Primer Encuentro

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Una chica con cabello castaño se deslizaba sobre su habitación en puntillas según el ritmo de la música. Su melena se balanceaba de un lado a otro sin parar, parecía hipnotizada, en un trance, su sonrisa se movía con ella, sus relucientes ojos brillaban cada vez que pasaba por el espejo. Era la chica más hermosa que pudiera existir, por lo menos en el pueblo de Coutlan. Era recién llegada a el pueblo, resultaba una novedad impresionante como para acabar en el periódico matutino del día siguiente a su llegada. La chica resultaba ser nieta de un pueblerino cualquiera, el anciano salia de viaje muy menudo por lo que la joven se quedaba sola muchos días. Ella no tenia a nadie más. Su vida no era muy interesante: tenia buenas calificaciones, una buena casa, buenos amigos y un futuro prometedor. Entonces ¿Por que un día a la mitad de la noche ella con el delineador corriendo por sus mejillas escribía y escribía sobre el papel para dedicar su dolor a los demás? ¿Como es el tiempo que hace que todo cambie deprisa? Ella bailaba tranquila una semana antes en su habitación, todo seguía cual rió va hacia el mar. Pero más tarde ella conocería una enfermedad, mucho peor que el cólera.

Su abuelo toco la puerta para notificarle que ya se retiraba hacia el aeropuerto, como era habitual el no regresaría hasta días después, esta vez siete días. Ella lo abrazo como de costumbre y le ayudo con el equipaje. Para él era muy duro dejarla, se imagina un sin fin de problemas que espontáneamente podrían ocurrir y ella terminaría mal. Pero no ese día, el se dijo en sus adentros: "Estará bien, no te preocupes, ella estará bien". Se subió al taxi y se despidió. Más no sabia que dejaba la carnada lista para ser tomada.

Ella veía el taxi correr por la calle, el día apenas a tomar auge, era sábado y tenia mucho tiempo libre. Entro en la casa despreocupada ignorando totalmente el auto negro estacionado al otro lado de la calle.

Caminaba por la acera hasta la parada de buses, ella planeo pasar la tarde en casa de Emily, pensaba en lo que podrían hacer. Un muchacho se dirigía con la cabeza baja observando sus pasos, se encaminaba a ningún lado, adonde sus pies lo llevaran. Ella ensimismada en su día no se dio cuenta que el chico venia directo hacia ella, y el solo siguió avanzando hasta tropezar con ella. Cayeron los dos al suelo, nadie sufrió un daño mayor más que el de un golpe. Sus ojos se encontraron por un momento, se ayudaron mutuamente y se disculparon ambos. Se quedaron fijos en la acera esperando el auto bus, a lo lejos se observaba el cristal relucido, esperaron hasta que estuvo enfrente de ellos, se miraron una ultima vez, ella abordo pero el no. Solo la observo hasta que sus ojos no resistieron el brillo, en su pensamiento ella quedo impregnada junto con el olor a rosas . Volvió la cabeza hacia abajo y siguió andando.

Cuando volvió de la casa de Emily se fue directo hacia la contestadora, no había ningún mensaje de su abuelo, ella arreglo su cabello y subió a su cuarto y al entrar un aura cambio. Todo estaba donde debería de estar excepto una cosa, la ventana estaba abierta y ella no creía que se le había olvidado. Dado el ajetreo de la mañana decidió omitirlo, daba igual puesto que el calor de el verano empezaba a aumentar y el aire fresco nunca estaba demás. se desnudo lentamente, saboreaba el como la tela se deslizaba por su piel, el como sus cabellos se precipitaban ante sus movimientos. se quitos sus botas marrones y su pantalón de mezclilla azul, su chaqueta verde musgo y quedándose solo con su camisa color crema se sentó en el bordillo de su cama y empezó a textear en su teléfono, terminado el mensaje, lo envió. Se encamino hacia la cocina con su ropa interior modelando, se preparo un sándwich y se sirvió un vaso de jugo de naranja, una cena ligera y se iría a la cama.  De nuevo en su habitación se recostó sobre su cama, acomodo su cabellera en la almohada y dando una exhalación de cansancio se fue al mundo dentro de su cabeza olvidando todo a su alrededor y dejando todo al destino; más el destino ya no la seguía, la había defraudado con dolor. En la habitación de la hermosa chica hacia un lado, junto al pequeño escritorio, estaba un librero y dentro de uno de sus libros se encontraba un artefacto ilógico, una camarita minuciosa que miraba y transmitía hacia un ordenador una escena fuera de contexto, frente a ese ordenador había alguien extraño observándola lleno de excitación y deseo, sus manos escribían sobre una hoja , su mente trabajaba intensamente, el plan maestro empezaba... claro que no, ya había empezado, justo cuando el anciano se retiro.

A la mitad de la noche en esa misma habitación donde las paredes cubiertas de decoraciones alucinantes, suaves y femeninas, donde la ventana había sido recogida por el calor abrumador del comienzo del verano, donde una chica en ropas menores dormía solitaria y tranquila, unos ojos la observaban al frente saboreando y deleitándose con cada una de sus curvas, deseando tocarla con pasión y  lentitud, cual lobo que en luna llena se deleita con un trozo de presa. Se contuvo puesto que aun no era el momento, lo deseaba con todo su ser pero si quería que fuera suya debía esperar seis días más. Solo la observo, la vería de nuevo a su tiempo, se despidió ante su musa en sus adentros y como entró así de sencillo se escabullo.

Era la mañana del día dos, la chica tomaba un baño para santificar su pureza externa, sus manos envolvían todo su cuerpo pasando por todos los rincones existentes, el jabón de crema se adhería a su piel blanca suavizando la superficie, le daba olor, sabor y sobre todo deseo. El agua caía directamente sobre su cabeza y descendía en pequeñas corrientes lavando el jabón de crema, sus respiraciones parecían altearse de manera excitante, sus manos llegaron a su vientre y ella suspiro estremecida, soltó un gemido y su cuerpo comenzó a temblar ante el repentino cambio de temperatura del agua. un momento fuera de control, una necesidad humana, comenzó una idea dentro de ella, salio del baño envuelta en una bata directo a su teléfono, busco en sus contactos a Emily al escuchar respuesta, dudo un momento si hacerlo o no.

-Creo que ya llego el momento de conocer a alguien.

-¡Chica! ya iba siendo hora. ¿Tienes la tarde libre?

-Tengo todo el tiempo del mundo, recuerda estoy sola.

-Nos vemos en el Centro comercial.


Ella observaba las casas de su lado mientras el autobús pasaba por la calle, pensó en las posibilidades del chico que le esperaba, la única relación que ella había tenido y que duro un largo tiempo fue con su psicóloga luego de que sus padres hubieran muerto en un accidente de auto, ella era pequeña cuando sucedió pero no lo suficiente como para no comprender que era un desastre. Su vida era igual que una charola de fiesta, pasa de mano en mano hasta que se queda sin comida, cada año era un familiar nuevo, nunca se acoplaba a nada, era indestructible. 

Caminaba por entre las tiendas, se robaba miradas tanto de chicas como chicos, su cabello parecía latir con su belleza, la comisura de sus labios dibujaban una pequeña casi indefinible sonrisa, a lo lejos Emily la visualizo y el chico junto a ella brillo cual nova, la conocía o por lo menos la había visto antes ¿Como olvidar ese momento crucial? en su mente parecía recitar un mantra "ella..."

-Te ves ¡sen-sa-cio-nal!

-¡Gracias!

-bueno a lo que venia, él es Ryan, es un chico que conocí a se un tiempo, espero que se lleven bien.

Los ojos de ella brillaron, parecían salirse de órbita. un eco en su interior parecía nunca dejar de rebotar "él..."





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