Trago. ¿Por qué parezco una tonta sólo viéndolo?

― Has dicho cosas que no tienen sentido. ―musito rápidamente.

― Quiero besarte ahora. ―dice y abro más mis ojos.

― No.

― ¿Por qué no? Ah ya sé... porque la sociedad no aprueba los besos entre hermanastros. ―habla y luego me sujeta la cara entre las manos―. Te dije que no me importa lo que piense la sociedad. ―dice con voz ronca y antes que pueda tomar un respiro su boca se abate sobre la mía. Me besa con vehemencia y yo le respondo de la misma manera porque eso era lo que quería. Por un momento no me importa lo que piense la sociedad. Pero, joder ¡Él estaba abrazándose con Miranda!

Nuestros dientes chocan un segundo y luego me mete la lengua entre los labios.

Él gruñe y quiero oír ese sonido otra vez. Dios, soy una estúpida polilla y él es la estúpida luz.

Él interrumpe el beso y mantengo mis ojos cerrados, no quiero mirarlo a los ojos, la vergüenza no me deja hacerlo. Yo soy un asco... cuando él lo sepa me va a rechazar y eso me va a doler porque nadie merece estar con alguien que ya ha Sido falda como yo. Me va a doler porque siempre recibiré rechazos de cualquier hombre por lo que me pasó.

― ¿Por qué no me miras? ―pregunta jadeante aún muy cerca de mi rostro.

― No quiero hacerlo. ―respiro entrecortadamente.

― No me importa si está bien o no. ―dice―. Quiero que me mires.

Lo miro y sus ojos se mantienen fervientes.

― Me estás confundiendo. ―le digo y lo aparto de mí―. No sabes... lo que me estás provocando. ―le digo y agarro el casco que está encima de la moto, rápidamente me monto en ella. Él se coloca frente la Ducati.

― ¿Por qué te confundes? ―pregunta casi enojado. Y quisiera gritarle que soy un asco de persona pero, no soy capaz de decir eso en voz alta.

― Porque tú no sabes cómo me siento cada vez que me besas. ―respondo y enciendo la moto.

― Sientes el mismo deseo que yo siento por ti. Eso es todo.

Lo miro un poco ofendida.

― Ves, no entiendes. ―mascullo sacudiendo la cabeza.

― ¿No sientes eso?

Vamos, díselo de una vez.

― Sí siento deseo, al igual que también siento asco. ―apenas digo eso soy consciente que debo largarme. Arranco sin importarme si él no se quita del frente.

Gracias a Dios se aparta a tiempo. Me alejo de él y la tristeza y la culpa se apodera de mí, no me gusta sentir esa sensación de maldad en mí porque probablemente él piense que él me da asco y no es así. Es al revés. Lo deseo a él y siento asco de mí.

Freno bruscamente y al hacerlo el escandaloso ruido de los neumáticos inunda el estacionamiento. Doy la vuelta y vuelvo al lugar donde Harry está de pie sin inmutarse. Freno frente a él y me subo el lente del casco.

― El asco es algo que mi cerebro me recuerda cada vez que me miro en el espejo así que, nunca pienses que tú me das asco, Harry. No se trata de ti, sino de mí. ―bajo el lente y me dispongo a irme.

― Quebraré todos los espejos de tu habitación entonces. ―anuncia y camina hacia el ascensor.

¿Qué hará qué?

Observo cómo camina y suspiro al ver lo atractivo que es, me gusta su manera de caminar.

«No puedes estar con él, eres un asco» Esa frase que no deja de repetirse una y otra vez dentro de mi cabeza. Y estoy pensando en hacer algo para que mi subconsciente no me diga que hacer o como sentirme.

*******

Llego a mi casa y al entrar me encuentro con mi padre en la sala. Suspiro y me acerco a él.

― Me dolió tu bofetada pero, haré como si nunca hubiera pasado. ―le digo sin rodeos.

― Hija, perdóname.

― Papá, ya olvídalo. ―manoteo sin verlo.

Si él se enterara de que Harry y yo nos hemos besado... no sé si sería capaz de pedirle perdón sabiendo que no podría perdonarme.

― Quiero decirte algo. ―me dice―. Siéntate.

Me siento en el sofá que esta frente de él, no me mira y yo noto que está nervioso. Dios, ¿Ahora qué?

― Por favor, que sea breve. ―farfullo.

― Falta poco para que termines este semestre y he decidido... ―cierra la boca y luego suspira―. Cuando salgas de vacaciones te irás a Londres un tiempo.

― ¿Londres? ―espeto perpleja.

― Sí, sabes que allá tu madre tiene un casa y puedes quedarte allí.

Eso me cae como un balde de agua fría a las cuatro de la mañana. Él no puede decirme eso, lo sé, Londres es lo mejor que alguien pueda desear para pasar sus vacaciones, pero para mí significa revivir recuerdos tormentosos.

― N-no me gusta esa casa, es... ―tartamudeo―. Prefiero ir a Alemania.

― La casa en Alemania está en remodelación. ―dice―. Y si mal no recuerdo cuando eras pequeñas me llorabas para que no te llevará a esa casa.

No sé qué decir, la casa de Alemania es... un poco tenebrosa pero, quiero ir a todos lados menos a la casa de mamá en Londres.

― No quiero ir a Londres y no me vas a obligar a ir, ¿Verdad?

Tengo veinte años. ¡Por Dios!

― Grace yo no fui él que tuvo la idea, tu madre me llamó y me dijo que quiere que tú vayas a Londres. ―me explica.

― ¿Mi madre?

― Quise tener esta conversación contigo hace algunos meses. ―dice con seriedad―. Tu madre quiere que te involucres en todo lo que tenga que ver con la Empresa.

― ¿Qué?

― No te hagas la sorprendida, sabes muy bien que cuando te gradúes trabajaras en la Constructora.

― Desde que tengo uso de razón lo sé pero, también sé que no será para siempre, además yo quiero ganarme las cosas por mí misma, no porque soy la hija de los dueños de Bel-Fort. ―le digo indignada.

― Eso lo discutes con tu madre.

― ¿Estás enojado conmigo? ―le pregunto―. Porque en todo caso yo soy la que tiene que estar enojada contigo. ―le digo a la defensiva.

― No estoy enojado, Grace.

― Antes no querías que yo me fuera a ningún lado. ―le digo un poco dolida―. Pero, está bien, me iré a Londres. ―suelto y camino rápido hacia las escaleras.

Entro a mi habitación y me lanzo en la cama. Mi padre ya no es el mismo, ha cambiado y empiezo a arrepentirme de dejar que se casara tan pronto. Debí... debí decirle que no quería que se casara con Elena. Pero ya no puedo regresar el tiempo, eso es imposible.

No puedo irme a Londres. No allí, por favor, no allí.

Deja de llorar, son sólo vacaciones. La idea de quedarme en la casa de mi madre... en esa asquerosa casa me hace querer lanzarme por un acantilado. Sé que no lo haré pero, simplemente... allí nadie podrá defenderme. Allí volveré a ser un blanco fácil.

Oh, por favor no.

ALÉJATE [1]Where stories live. Discover now