Capítulo 2

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Esta semana había sido la peor de mi vida. Bueno, puede que resultara algo exagerado, pero jamás había tenido que pasar mí día a día con un peso tan grande sobre mis hombros como aquel maldito beso en los baños del instituto Nekoma. Era totalmente surrealista pero todavía ninguno de los dos se había atrevido a sacar ese tema, y si algo tenía claro, era que yo no iba a ser el que lo hiciera cuando él parecía que lo había olvidado por completo. La primera vez que esta idea surcó por mi cabeza pensé que era una soberana estupidez, pero mediante la semana iba avanzando me fui dando cuenta de que a lo mejor estaba en lo cierto porque él se comportaba conmigo como siempre. Sin embargo, yo no podía sacar ese extraño sentimiento dentro de mí cada vez que Bokuto hacía algo que me descolocaba por completo. Antes aquellos gestos no significaban nada para mí, ahora se convertían en un mundo.

El viernes al fin llegó, e incomprensiblemente me sentía aliviado a pesar de que eso significaba que pasaría todo el tiempo con Bokuto entrenando de manera intensiva para los partidos que se avecinaban la semana que viene. Igualmente, nada estaba asegurado hasta que él se enterara del resultado de su examen. Y... esa es la explicación a por qué había acabado con él en la sala de profesores en lugar de reunirme con el resto del equipo.

–Realmente no sé si lo que te tengo que decir es una noticia buena o mala –comenzó el profesor Usui, haciendo que momentáneamente los dos cruzáramos nuestras miradas, aunque rápidamente la desvié–. No quiero preocuparte pero estás aprobado por los pelos, posiblemente suspendas el siguiente examen como no te pongas las pilas.

– ¡Pero eso es genial! –exclamó Bokuto a la par que daba un gran salto. Acabó mirándome con una gran sonrisa que... ¿Encogió mi corazón? No, solo me hizo alegrarme de que los esfuerzos de mi amigo hubieran dado su fruto–. Muchas gracias, Akaashi.

No me dio tiempo a responderle cuando el chico desapareció de la sala de profesores corriendo a toda velocidad. Exhalé un suspiro a la vez que ponía los ojos en blanco, ni siquiera se preocupaba de todo lo que al profesor le faltaba por decirle o simplemente de agradecerle que hubiera dedicado este tiempo a él.

–Pido disculpas por su parte –dije. El profesor soltó una carcajada despreocupada, por lo que Bokuto me había contado él era uno de los profesores que más aprecio le tenía porque le recordaba a cuando era joven.

–No hace falta. Me alegro de que Bokuto tenga a alguien sensato a su lado, no me quiero ni imaginar qué haría entonces –las palabras del profesor lograron avergonzarme muchísimo–. Ya puedes retirarte, Akaashi, tengo entendido que ahora tienen actividades con el club.

–Con permiso.

Después de decir aquello salí corriendo de la sala de profesores, imitando a Bokuto minutos anteriores. No me había parado a pensarlo pero los dos llevábamos el uniforme todavía lo que significaba que ahora seríamos los únicos en el vestuario para cambiarnos. Mi cuerpo comenzó a temblar como si hubiera visto la cosa más terrorífica del mundo. Cuando estaba lo suficiente cerca del vestuario aminoré mi paso y respiré hondo una y otra vez intentando controlar mis nervios. No era nada nuevo el tener que verle en ropa interior, pero ahora esa idea me resultaba tan vergonzosa cómo la de ver a nuestra manager cambiándose.

Me disponía a abrir la puerta cuando Bokuto salió del vestuario con la equipación de vóley puesta. En ese instante sentí como mi respiración volvía a su ritmo normal, podía cambiarme solo.

– ¿Quieres que te espere? –se ofreció el chico. Negué repetidas veces con la cabeza nada más oír su propuesta, lo que ocasionó que se me quedara mirando raro.

–Deberías ir a decirles al entrenador y a los demás que has aprobado –dije, inventando otra pésima escusa como todos estos días atrás en los que Bokuto me había pillado algún comportamiento extraño.

Be who YOU are {Bokuaka}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora