Capítulo 23

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Katniss

Han llamado a mi puerta, el sol está a punto de salir, mi cuerpo entero tiembla y mis manos sudan; sé que ha llegado el momento de partir.

Peeta no se encuentra a mi lado, en la madrugada por fin pude conciliar el sueño y estaba tan cansada que cuando sentí un tierno beso en la frente hace poco más de una hora no quise ni abrir los ojos.

Debo ducharme, y como lo más probable es que sea mi última ducha trato de disfrutarla al máximo, al igual que todas las cosas cotidianas que se supone debo hacer.

Pero la palabra disfrutar no es muy buena para definir mi mañana.

Entro al baño y hago mis necesidades, luego me desvisto y dejo que la ducha haga todo el trabajo mientras que yo no paro de frotar mi vientre desquiciadamente. Me desahogo después de tanto tiempo, dejando que las lágrimas salgan de mis ojos y se confundan con las gotas de agua que caen de la regadera. Para cuando recupero la compostura salgo y dejo que el tapete me seque completamente.

Éste año nos dejaron hacer todo en el centro de entrenamiento, para que así cuando lleguemos al sótano de la arena sólo debamos vestirnos y luego partir hacia nuestra muerte.

Me visto con algo simple y salgo a comer.

En el comedor se siente un ambiente lúgubre y pesado. No hay nadie allí, solo Cinna, quien está sentado en un sillón, cuando me ve me indica que debo comer.

Elijo todo lo que puedo y me siento a la mesa.

Aunque no quiera debo hacerlo, necesito permanecer fuerte los primeros días, que son los más difíciles. Además el tema de mi embarazo no es de mucha ayuda, la presencia de un bebé en mis entrañas me debilita bastante.

- ¿Dónde está Peeta? - pregunto.

- Se fue temprano con Portia - responde.

Cuando termino, Cinna se levanta y me mira con culpabilidad. Es hora de partir.

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El aerodeslizador va a una velocidad normal, la mujer de bastante experiencia se me acerca y me inyecta el rastreador, el cual me hace sentir todo su recorrido hasta situarse cerca de mi muñeca. Cinna no deja de mirarme, sé que se trae algo entre manos, pero decido ignorarlo, tengo otras cosas en qué pensar.

Todo el viaje me la paso reviviendo una y otra vez la pesadilla que tuve anoche en los pocos minutos que logre conciliar el sueño.

Era algo más allá de mi miedo a morir, era el miedo de ver a mi familia hacerlo.

En aquel momento, mi subconsciente me aterrorizó mostrándome una serie de imágenes de una niña castaña siendo asesinada en los juegos de mil maneras distintas; también me mostraba a Peeta siendo amordazado, acuchillado y estrangulado por Cato, Cashmere, Gloss, Glimmer, Marvel, Clove, Enobaria, Brutus y..por mí.

Durante todo el camino siento la mirada de Cinna sobre mí, pero no lo veo a los ojos por miedo a romperme antes de llegar a la arena.

Bajamos y nos llevan al tradicional "sótano", en donde Cinna me viste.

El atuendo es bastante liviano y cómodo y, debo decir, muy estilizado. Es pegado al cuerpo completamente, por lo que los capitolinos y todos en los distritos podran notar fácilmente que lo del bebé es cierto, incluso en casa lo sabrán.

- ¿No me vas a vendar?

- No puedo, puede no hacerte daño por algunas horas, pero a la larga podría lastimar severamente a la bebé.

Sólo eran juegos (En llamas)Where stories live. Discover now