"Dime la verdad... es esto una broma??".

Dany esperaba que el siguiente mensaje de la chica fuera el de reconocer que le estaba tratando de jugar una broma. Pero... la respuesta de la joven no fue muy distinta a sus mensajes anteriores.

"creeme!!", "esto no es una broma", "tienes que ayudarme", "porfavor!!", "AYUDAME!!".

Comenzó a creer más en sus palabras, ya que no sonaba como alguien que estuviera tratando de jugarle una broma; y eso lo asustaba más de lo que ya estaba, el hecho de que en realidad se tratara de una chica en peligro. Dudaba demasiado que pudiera hacer algo encontrándose tan lejos el uno del otro... o al menos eso fue lo que pensó.

Aunque inseguro, escribió a la joven que creía en sus palabras y le preguntó qué era lo que podía hacer, en qué quería que la ayudara. Y como era de esperarse, la chica respondió en cuestión de milésimas.

"AYUDAMEE!!", "porfavor..", "aqui esta muy oscuro", "ayudame a encontrar la salida", "PORFAVOR!", "SACAME DE AQUI!!".

"Pero que hago!? Que hago!? Dime como te ayudo?...".

"ayudame a salir de aqui..", "no se donde estoy...", "por favor haz algo!!".

Dany sintió la impotencia de no saber qué hacer, se sintió como un niño pequeño esperando que mamá y papá se encargaran del asunto. No tenía un hermano mayor al cual pedirle su ayuda y sabía que si acudía a sus padres, antes que ayudarlo, lo regañarían por haberlos despertado tan tarde. Mareos y dolores de cabeza comenzaron a acecharlo en su desesperación. Pasó alrededor de un minuto y Dany logró calmarse. Colocó nuevamente sus dedos en el teclado y, sin muchas esperanzas, cuestionó de nuevo a la joven.

"Por favor, dame más detalles. Dime qué hacer... Quieres que llame a la policía o a alguien? Dame más detalles... dime cómo te ayudo!".

Con eso último escrito, tal parece que dejó pensando a la chica, ya que esta vez no le contestó tan apresuradamente como en veces anteriores. Cinco minutos después Dany aún estaba en suspenso, se había quedado inmóvil esperando el mensaje de la chica, pero no sucedía nada, hasta que la barra al margen de la página que indica que el usuario está escribiendo comenzó a parpadear, y así estuvo parpadeando por alrededor de dos minutos.

"Si de verdad me quieres ayudar, necesito que enciendas las luces de tu cuarto".

Dany sintió un terror premonitorio, como cuando caminas por un callejón en la oscuridad de la noche y sientes que alguien te va a tratar de hacer daño; ese mismo sentimiento se clavó en la espina dorsal del chico.

"Pero para que?", "En que te puede ayudar eso?", preguntó, y con justa razón. Pero la chica sólo le decía que lo hiciera y que no preguntara, que necesitaba ver mejor su habitación.

Y tras varios mensajes de súplica por parte de la chica, Dany cedió a la petición, a pesar de que todo su ser le decía que apagara el ordenador y se fuera a la cama. El sentimiento de culpa pudo más que su propio juicio.

Se levantó de su silla y con la poca luz que emitía la pantalla de su ordenador, se acercó lentamente hacia el interruptor de su cuarto. Era la primera en su vida que sentía temor de encender las luces; a cierta edad a uno le daría miedo apagarlas, así que no lo pensó dos veces y simplemente las encendió.

Pero no había nada, no había un solo cambio en su habitación. No fue hasta que se acercó a la pantalla del ordenador cuando el verdadero horror se hizo presente, y era que... la cámara web de la niña ya no estaba totalmente en negro, ahora estaba transmitiendo, pero no era una imagen de la supuesta niña, era una imagen de Dany, él se estaba viendo dos veces en el monitor.

Aunque había algo extraño en la segunda cámara: la pared que estaba detrás de él era completamente distinta a la de su cuarto, en ella había un puerta negra, ya muy desgastada, como si alguien la hubiese martillado varias veces. Dany se congeló frente al monitor, quería llorar, gritar, salir corriendo y no saber más nada; pero su cuerpo no reaccionaba, y no fue hasta el siguiente mensaje de la chica cuando no pudo resistirlo más.

"Por favor... abre la puerta, ayúdame. Estoy atrapada aquí".

Dany volteó la cabeza y no había nada. Pasó su mirada de nuevo a la pantalla y la puerta seguía ahí, y la chica seguía insistiendo en que la abriera y la dejara libre.

No aguantó más, cerró su ordenador de un portazo y como un niño pequeño corrió a la habitación de sus padres y se metió en la cama con ellos. Extrañados, estos le preguntaron qué era lo que pasaba, pero Dany sólo se limitó a decirles que había visto algo tenebroso en internet, y que quería dormir ahí.

Después de eso nunca volvió a visitar esos sitios, ni siquiera con amigos. De hecho, su uso del ordenador fue cada vez menos frecuente. Con el pasar de los meses sus padres eventualmente tuvieron que mudarse, pero esta vez la idea de irse no incomodó a Dany en lo absoluto.

Hasta ahora, es fecha en que Dany se sigue preguntado qué hubiese pasado de haber abierto esa puerta. Y si esa niña sigue ahí dentro, atrapada.

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