CAP. 2: AVIÓN

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Si leíste el título, Coke, recordarás ése momento. Porque una palabra puede hacerte sentir vacía, a pesar de estar llena hasta el borde. Una palabra puede hacerte sentir fría, a pesar de... estarlo.

Una palabra, que empieza con A y termina con VIÓN (con acento en la O).

Fue antes del "Disculpe, señora, pero no está permitido" y después del "Estimados pasajeros: en este momento vamos a pasar con..." bla, bla, bla.

Era un avión de clase baja porque salía mucho olorcito del baño. Te compraron en un mercado barato, ¿qué esperabas?

Una azafata te colocó, junto a una jarra de jugo y otras botellas, en una mesita con ruedas. Te exponían en los pasillos, hasta que no pudiste creer tu visión. Era la asesina de la Pepsi: la arrugada señora que la compró. Y esta vez estaba con dos niños muy inquietos.

—¿Puede ser una Coca, por favor? —ordenó. Parecía una jodida broma.

El gas chistó cuando te abrieron. Sirvieron tu líquido en tres vasos diferentes, y:

—Un último pedido: ¿me podría quedar con la lata? —Cuando oíste eso, te diste cuenta que tu sueño sería volar. Sí, volar: que te tiraran del avión con tal de evitar a esa anciana y a esos dos mocosos.

—Disculpe, señora —respondió la azafata—, pero no está permitido. —Y las rueditas de la mesa siguieron girando.

Ser salvado por alguien más, sin justificación alguna, se siente... ¿cómo explicarlo? Como enterarse de que alguien está enamorado de ti, ¿cierto, Coke?

No tenías chance de ser reciclada y que la hojalata que te compone cumpla otra función. No había cesto verde, así que te arrojaron al negro.

Coca-ColaWhere stories live. Discover now