01. [Único]

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Sin haber desayunado antes, tomando sigilosamente su chaqueta y zapatos; salió huyendo del departamento donde vivía. Esa mañana había despertado antes que todos sus compañeros, y sin pensar mucho en las consecuencias que traería su desaparición, abandonó el lugar.

Había dolido dejarlo solo en la cama, cuando en unas cuantas horas se iría; pero el dolor en su pecho no parecía ceder con nada, y estar en el mismo lugar que él, sólo hacía que el lugar se sintiera más pequeño; más sofocante.

Caminó por las calles de Seúl, pasando lo mejor desapercibido posible.

Su teléfono timbraba en su bolsillo, primero él y después sus compañeros de grupo; no atendió a sus llamados. Bastó mandar un mensaje a Junmyeon y los timbrazos pararon a los pocos segundos.

El sol comenzó a brillar con mayor intensidad, las calles se llenaron de personas y él no podía olvidar el por qué de su huida tan apresurada.

La noche anterior iba a ser la última vez en que lo tuviera en sus brazos; después no lo volvería a ver en dos años—y eso sin saber, que podía pasar en ese lapso de tiempo—. Trató de mantenerse sereno, aparentar que estaba feliz y que esperaría ansioso su partida, así como el otro lo esperaría a él. Las cosas empeoraron cuando lo vio entrar a la habitación que compartían. Su cabello corto y la sonrisa melancólica en sus labios, le hicieron darse cuenta de que no todo iba bien. Lo acunó en sus brazos, reconfortándolo en la soledad de aquella recámara.

Sus besos le arrebataron lágrimas de tristeza, murmurando entre pausas cuanto lo necesitaba y él se dejó hacer, porque también lo necesitaba; porque sería la última vez que lo tocaría.

Sus manos recorrieron todo su cuerpo, arrebatándole sensaciones placenteras y gemidos entrecortados. Los labios de él marcaron su piel, dejándole tatuado; recordándole que era su dueño y nadie más tenía derecho a tocarlo. Se entregó a él, tratando de alargar más el momento y que el tiempo les permitiera amarse como nunca lo habían hecho.

Después de terminar y de escuchar sus acompasados y lentos ronquidos: lloró, ahogando los gritos de dolor en la almohada; evitando que lo escuchara.

Habían sido meses de constante estrés y ansiedad.

Todo comenzó cuando le avisaron que Jongin comenzaría el servicio militar. Sabía de sobra que algo así estaría por llegar, pero Kyungsoo se aferró a la idea de que aún faltaba mucho. Gran error. La compañía lo había reunido meses antes, para anunciar la noticia y las próximas fechas de enlistamientos. Más de uno de los miembros ya estaba en el servicio y los mayores ya habían salido. Ahora era el turno de Jongin.

Kyungsoo siguió pretendiendo que todo estaba bien. Evitaron pelar por cosas pequeñas y amarse por el tiempo que quedaba. Él sabía que Jongin sospechaba lo que pasaba, pero siempre dándole su espacio, jamás le preguntó. Aún sin decirlo en voz alta, fue suficiente saber que Jongin estaba enterado de todo, cuando le abrazaba con más fuerza por las noches y por las mañanas, era difícil que le soltara.

Las cosas empeoraron una semana antes. Por las noches no podía dormir, siempre tenía pesadillas y amenazaba con llorar cuando Jongin no estaba en la misma cama. Baekhyun o Junmyeon tenían que consolarlo hasta que Jongin llegaba de su práctica nocturna. Sin decir mucho, solo se recostaban; abrazados entre sí. El mayor le acariciaba el cabello y le contaba cómo le había ido, eso era poco, pero lo suficiente para que su corazón se tranquilizara y pudiera dormir por unas cuantas horas más.

Unas horas atrás todo había caído demasiado rápido. Ver a Jongin con el cabello extremadamente corto, sonriendo avergonzado y con la mirada triste. Sé dio cuenta que no era el único sufriendo, aunque Jongin era más fuerte y más complicado de leer.

See you soon [Kaisoo]Where stories live. Discover now