Capítulo 3

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—Todo se solucionará mi amor, todo terminará.

—Mamá quiero estar contigo —mi voz se escuchaba lejana.

Soñé con mi madre, ay mamá nunca terminará mi infierno. Me levanto del suelo donde he dormido, me dirijo a cambiarme mi ropa de ayer, noto mis nuevas marcas, y las cicatrices que se encuentran en mis piernas.
Miro la hora en el reloj de la pared y son las ocho de la mañana, ¿la casa estará sola?, ¿se habrá ido él?, prefiero no bajar a comprobarlo, me dispongo a terminar el libro que me regaló Beca, tengo sed, pero a la vez miedo.

Salgo silenciosamente del pequeño armario, cuando estoy en planta baja miro a todos los lados, escucho unos pasos y mi corazón acelera.

—Sky —es la voz de Mia, mi miedo incrementa, camino de nuevo hacia mi escondite, pero ella se abraza a mi pierna.

—No te vayas.

—y... yo —aclaro mi voz —anda con papá y mamá pequeña.

—Papi se fue al trabajo y mi mami está en la cocina —suelto un gran suspiro.

—Cógeme —alza sus pequeños brazos hacia mí, nunca he cargado a un bebé y peor a un niño. Miro sus ojos tan radiantes, hago lo que dijo.

—¿Por qué tienes de ese color la cara? —preguntó, yo me quedé muda, avancé a la cocina y se encontraba la esposa de mi padre.

—Buenos días —dije.

—Hola Sky, mi traviesa está alegre de tener una hermana mayor.

—Sí, ¿mami mi cara se pondrá del mismo color que la de Sky cuando sea gande? —ay Dios.

-¿Pero qué te ha pasado? tienes morada la mejilla.

—Me tropecé con la puerta de mi habitación, soy muy torpe —ella negó, sacó algo de una de la alacena.

—Te ayudará con ese golpe —lo apliqué.

—Gracias.

—No hay de que —dejé a mi hermana en una de las sillas y me acerqué a tomar un vaso con agua.

—Siéntate a desayunar he preparado waffles —sabe cocinar, no es como otras mujeres que tienen buena posición económica y que les gusta que todo hagan las personas que trabajan para ellas.

—No tengo apetito, gracias.

—Piensas que un vaso con agua es desayuno, no señorita usted se sienta a comer —Mia ríe de lo que su mamá dice, yo le hago un poco de cosquillas antes de sentarme.

—¿A qué universidad piensas ir? —preguntó tomando asiento en frente mío.

—Aun no lo sé —solo postulé a la universidad de aquí, pidiendo una beca.

—Te puedo ayudar, ¿qué piensas estudiar?

—Literatura.

—Enserio, ¿te gusta leer mucho? —yo asentí.

—Genial, que bueno, ¿cuántos años tienes?

—17.

—Yo tengo 39, hace años conocí a Evan, me casé con él embarazada de Mia, no me habló mucho de ti, dijo que estabas en España, y que tu mamá murió cuando tenías nueve años, yo lo amo tanto —me tensé, él nunca hablaría nada de mí, creo que si muero le daría lo mismo, no quería quedarme en aquél internado sola, pero aunque mi padre me haya abandonado allí puede conocer a una gran persona como Nuria, desearía volver a España pero no quiero vivir molestando a ella y a su madre, solo estaré aquí hasta que pueda conseguir una beca y trabajo para vivir fuera de él. Mi padre la conoció desde hace cuatro años, por eso no supe de él los últimos tres años, siempre que lo llamaba al oírme me decía que no lo molestara, mis abuelos eran los que pagaban mi pasaje para que volviera a mi "casa" y él mandaba a alguien a recogerme.

Lo Más Oscuro De Una PersonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora