LETS GET WEIRD, TOGETHER

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COOKIE JOHNSON.

Yo maneje el auto hasta el restaurant.
Él me pidió manejar, pero las clases de manejo y reclamos de papá diciendo "Ninguna hija mía va a manejar como borracha, a menos que este borracha", no eran en vano. Cosas de padres.

— No tenias que manejar tu, yo podía hacerlo, Cads— dijo sonriendo tiernamente. Algo que no era tierno era escuchar de fondo English Love Affair de 5 seconds of summer.

— No, esta bien, yo te invite, Matt— dije sonriendole y poniendo otra canción. La cual igual no era tan tierna pero decente. Hablamos sobre distintas cosas hasta llegar a restaurant de comida italiana. Baje del auto y abrí la puerta de Matt, si, entre en mi papel.

— Esto es raro, se supone que yo sería el que hace todo esto— dijo riendo algo sonrojado. Tome su mano para entrar al restaurante. Una muchacha, mas o menos de veinte a veintidós años, era la recepcionista.

— ¿La señorita Johnson?— dijo sonriendo y asentí— Su mesa, la que pidió, todo esta como lo ordeno.

Guíe a Matt, él miraba con asombro todo el lugar. Los candelabros, las mesas y eso. Cuando llegamos a la mesa, nos sentamos y me puse la servilleta en las piernas, el imito lo mismo.

— Este lugar es.., Wow ¿Como lo encontraste?— dijo con asombro.

— Bueno— dije sonriendo— Es un negocio familiar, tienes generaciones, mis padres tienen restaurantes por todo el país, y parte de Latinoamérica, entonces, solo le tuve que pedir el favor a mi papá.

— ¡Wow!— dijo sonriendo— ¿Estoy con una futura empresaria?

— Eso... Eso creo— dijo rascandome la nuca— Pienso estudiar otra cosa, ya sabes, filosofía o algo así.

— Señorita Johnson, ¿Esta lista para ordenar?— dijo un camarero. Su nombre era Mark.

— Claro— dije viendo el menú— Una pizza, con doble queso, pasta ya sabes, la mejor y ¿Tienes soda de cereza?

— Si, una pizza de doble queso, pasta y soda de cereza, ¿Quieren algún postre?— sonrió.

— Sorpréndeme, Mark— dije sonriendo y asintió para ir a la cocina.

Matt me miraba sonriendo, un poco sonrojado. Nunca lo había visto tan arreglado, su cabello se miraba hermoso, sus labios.
No parecía el mismo chico.

— ¿Te gusta lo que vez?— preguntó y al instante caí en cuenta que se me caía la baba.

— No, no me gusta— dije y me saco la lengua y comenzó a hacerce el indignado.

— Ya, si me gusta lo que veo— dije acrercandome a él— mucho, en realidad.
Él se acerco sonriendo y miro mis labios, al igual que yo a él.
Nos acercamos sin dejar de sonreír, ¿No se le cansan las mejillas?

— Lamento interrumpir— ¡Comidaaa!

El mesero dejo la comida en la mesa y después se fue. Yo tome una rebanada de pizza y la puse en el plato.

Matt sirvió pasta y pizza en su plato y comenzó a comer.
A la primer mordida hizo la cara que hacen todos.

— ¡Esto sabe tan bien, joder!

— Lo se, Matt, lo se.

El siguió comiendo como cerdo, al parecer le gusto. Se comió la mayor parte de todo, pero no deje que se comiera mi postre. ¡Nope!

— ¿Me das?— dijo terminando su postre. Un lava cake.

— ¡No! Ya te comiste todo.

El hizo un pucherito, que aw.
Necesitaria comprarme una hamburguesa cuando deje a Matt en el hotel.

— Bien, comételo.

Él se comió todo mi postre y salimos de allí, como dije, restaurante de mi padre. Entramos al auto, y ahora seria la segunda y ultima parada; el edificio mas grande de Dallas, tenia una vista que ¡Dios!
No es por nada, pero vivir una parte de mi vida al igual que tener familia aquí en Dallas tiene ventajas.

— ¿A donde vamos?

— A donde solía escaparme en la noche, tiene una vista genial, te va a gustar.

Maneje un rato, entre diferentes calles, algo de trafico pero llegamos.
En ese edificio estaba la vieja oficina de mi abuelo. Pero ya no era mas de mi abuelo, es mía o más bien, me la heredo.
Al llegar, salude a Molly, la recepcionista y subimos hasta el ultimo piso del gran edificio.
La musica de elevador era horrible, pero termino rápidamente.
Al llegar al ultimo piso, tomé a Matt de la mano y lo guíe a mi oficina, si, mía de nuevo.

Todo seguía igual a como la deje.
Paredes blancas, escreitoria de madera, sillones blancos y fotos en todos lados.

— ¿No nos van a arrestar por esto?— dijo entrando a la oficina.

— No, es mi oficina— dije y el abrió ligeramente la boca— Antes era de mi abuelo pero ahora es mía.

— ¿Tienes contactos en todo el país?— dijo sarcásticamente.

— Algo así— dije acercandome a el balcón— Una ciudad de papel ¿Ah?

— Cállate— dijo riendo— Es una ciudad y ya.

— ¿Y nosotros personas y ya?— reí y el negó.

Seguimos viendo la ciudad un rato, como dice, todo se miraba genial, las luces, los grandes edificios, lo pequeñas que se veían las personas, pero no de papel, ¿Entienden?

Tenía que decirle a Matt, lo que sentía, lo que me estuve guardando.

— Matt— dije y lo mire— Desde que te vi, desde que te conocí siempre quise, hablarte y conocernos, pero al principio simplemente no tenia nada definido, hasta hace poco.

— Me di cuenta, que necesitaba algo, mas bien, a alguien— le sonreí dándole la mano— A ti, así que... Matthew Lee Espinosa— dije y me arrodille sacando un Candy Ring de mi bolsa— ¿Quieres ser mi chico?

Sus ojos se iluminaron y asintió con la cabeza.

— Si, Cady ¡Aceptó!— me alzo y me dio vueltas para luego darle un beso, en medio del beso el dijo:

— Ignorare que esto es raro— dijo entre el beso— Pero pongámonos raros, juntos.

COOKIE ° MAGCON.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora