Capítulo 14 - Cuando no se puede ganar

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Capítulo 14: Cuando no se puede ganar.


―Entonces, ¿qué vamos a hacer por tu cumpleaños?

La conversación dio un giro repentino cuando Savannah planteó esa pregunta. Aun faltaba más de dos semanas para cumplir los dieciocho y no estaba para nada ansiosa por su llegada.

Cumplir dieciocho era más o menos mi sentencia de muerte por lo que vivir eternamente en mis diecisiete no sería una idea descartable si tuviera la opción.

Antes de poder responder, Brent se acercó a la mesa y depositó nuestros batidos frente a cada una. Las cosas con él no habían sido difíciles además del hecho de que aun me sentía confundida con respecto a cómo llamarlo. Me había acostumbrado a decirle Brent, por lo que cuando lo visitaba en el cibercafé ―lo cual había hecho con frecuencia la última semana― era algo bueno, pero cuando estaba en presencia de Gabriel o los demás me era bastante difícil recordar que su nombre real no era ese.

―¿Todo bien por aquí? ―su actitud seguía siendo la misma, estando allí podía olvidar lo que él o yo realmente éramos.

―Si... ―empecé yo a responder pero Savannah se adelantó.

―Estaba preguntándole a Vryce sobre su cumpleaños ―pude notar un breve estremecimiento de parte del chico, sabiendo lo que eso significaba. Se recuperó rápidamente y la sonrisa de siempre se plantó en sus labios―. ¿Qué crees que deberíamos hacerle?

―Si estás planeando una fiesta sorpresa se te olvidó el pequeño detalle de que yo no debería estar aquí, Sav.

―Tonterías, te ibas a enterar de todas formas ―le restó importancia con el movimiento de su mano. No iba a contradecirla porque Savannah era la persona más terrible en guardar secretos.

―Yo digo que debe ser algo grande ―sugirió Brent, sorprendiéndome.

―Pero...

―Ahora tú estás hablando mi idioma ―aprobó Savannah con una enorme sonrisa en su rostro y chocó su puño con el de él.

―¿Desde cuándo ustedes dos se unen en mi contra?

―Desde que es por tu propio beneficio, niña.

Dejé los ojos en blanco. Desde entonces los dos se enfrascaron en una conversación en la que no me dejaron intervenir como si fuera una niña pequeña presenciando una discusión entre adultos. No estaba segura del por qué Brent estaba de acuerdo con esto, él sabía perfectamente el riesgo que corríamos con mi cumpleaños acercándose pero aun así parecía más que dispuesto en celebrarlo.

―¡Lo tengo! ―aplaudió mi amiga cuando una idea cruzó su cabeza―. ¡Una fiesta de disfraces!

―¿Qué?

―Me gusta esa idea ―coincidió Brent.

―¿Por qué una fiesta de disfraces? ―cuestioné.

―¡Halloween, nena! ―me miró como si estuviese más claro que el agua.

―Yo cumplo el veintiocho, Savannah.

―Eso lo sé pero tu cumpleaños cae el sábado, así podremos hacer dos fiestas en una. Estaremos ahorrando ―se encogió de hombros como si incluso estuviera haciendo una caridad.

―Claaaro ―cuando mi amiga tenía algo en la cabeza era simplemente mejor no discutir con ella.

―Lo haremos en la casa del lago ―ya parecía estar organizando la fiesta en su cabeza.

―¿En serio crees que tu papá te dejará utilizarla para hacer una fiesta? ―cuestioné porque conocía al Sr. Datwell y lo estricto que era. Aquella casa quedaba a las afueras de la ciudad y era el lugar al que iban en las vacaciones, yo había estado ahí un par de veces por cortesía de Savannah.

Corriente de Signos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora