Capítulo XVIII

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Astro entraba con nerviosismo al salón, la secundaria era un gran y extraño paso para él. En ese día llovía tanto que parecía que se caería el cielo, lo bueno es que su cancha principal estaba techada, camino hasta un orientador que lo agrupó con su respectivo grupo, los cuales serían sus nuevos compañeros de grupo. Posteriormente, le dieron el recorrido por todo la escuela, exceptuando las zonas sin techo que en su mayoría eran canchas. Astro no lo sabía, pero cada cierto tiempo, nuevas figuras oscuras lo acechaban, ese día no era la excepción, una silueta humanoide lo vigilaba desde el tejado de un edificio, viendo cada movimiento que hacía, todas esas siluetas contratadas por sus padres.

Astro sentía un dolor inigualable, llegó a pensar que se partiría en dos, aunque haya muerto de nervios e inseguridades, se estaba entregando completamente a Troy, porque creía que su amor seria eterno, que no tendrías límites. Troy esa noche se entregó por completo a Astro, aunque desde que le cantó había decidido que dejaría a rubio castaño, por la letra de la música que cantó, el no permitiría dejar ir a Alan sin antes dejar impune al causante de su muerte. Pero esa noche solo quería sentirse unido más a Astro, y en un acto egoísta también había querido ser el primer chico al que se le entregaba Astro, el chico de ojos celestes que desde que lo vio despertó una parte de Troy que no conocía pero le había encantado.

Astro no se había equivocado del todo, si Troy se hubiera quedado a lado de Astro, ahora el rubio castaño no estaría amarrado y amordazado. Después de la grabación del alíen siguió un mensaje del gobierno donde informaban que se entregasen y capturaran a todos los chicos que cumplieran con estas características a las zonas militares o llamaran a un número que les proporcionaban, pero solo chicos del noroeste, donde el chico de ojos celestes se encontraba. Astro se había tratado de escabullir y lo hubiera logrado si Charles no hubiera gritado que Astro se escapaban, todos fijaron la mirada en el chico que cumplía con todas las características.

—Lo sentimos niño—dijo un hombre con cabello canoso—Es por el bien de la mayoría.

Astro sentía su celular vibrar y sonar, era su madre y el chico de ojos celestes lo sabía, pero estando atado no lo podía contestar, estaba custodiado por los hombres mayores, ya que no faltaron un par de personas que se habían negado y tachado el acto como inhumano, Astro vio lo contrario, vio tan humano el que la mayoría quería entregarlo. Miguel miraba a Astro desde lejos, asustado e inquieto, aunque ellos hubieran tenido problemas, Miguel nunca deseo ver a Astro en tal situación. Nadie sabía con exactitud cuánto tiempo transcurriría para que llegaran los militares por Astro, pero el cielo ya se había vuelto de un color azul oscuro. Astro vio como Charles se acercaba, los hombres le cerraron el paso.

—Solo quiero despedirme—mintió la castaña—Es mi amigo—Los hombres le dijeron que solo dos minutos y la castaña asintió, Astro lo que menos quería era verla, pero no se podía quejar, estaba amordazado.—Al fin vas a recibir lo que mereces maldita escoria—dijo la chica llena de odio—Por fin nos desharemos de gente tan asquerosa como tú y el mundo prosperara—La chica le dio una bofetada que provoco que Astro ladeara la cabeza, la chica rió sínicamente y después le escupió.—Nadie quiere a los gays.—Concluyó la castaña y salió de ahí, el chico de ojos celestes solo empezó a llorar en silencio y rompió su promesa de no volver a llorar.

Un susurro despertó a Astro y abrió los ojos histérico, solo se encontró con la mirada acaramela de Miguel, sintió una punzada de culpa en su corazón, pero ahí estaba de nuevo el chico castaño oscuro mirándolo con nerviosismo, Astro pensó que al igual que Charles solo lo fue a ver para maldecirlo y burlarse de él. Pero el castaño oscuro solo se llevó su dedo índice a los labios, seña de que no hablara, Miguel desenmordazó al rubio castaño y después lo desató de la silla con increíble agilidad. Miguel tomó de la mano a Astro después de tanto tiempo y el castaño oscuro volvió a sentir el hormigueo y emoción, pero Astro solo sintió tristeza y decepción, no era lo mismo Miguel que Troy. Caminaron en silencio y por la oscuridad, Astro vio a sus supuestos guardias dormidos, entonces Astro entendió que solo eran clientes y no verdaderos guardias, gente que al ocultarse el sol tenían necesidad de dormir. Miguel abrió una puerta y entraron a la bodega, bajaron las escaleras y corrieron sigilosamente entre las enormes repisas, vieron una pequeña puerta abierta. Los dos chicos salieron y una ventisca los recibió, además de Cesar y Jorge quienes ya tenían dos mochilas llenas cada quien, en total eran cuatro, Jorge le dio una a Astro y Cesar otra a Miguel, todos ahora tenían una mochila grande.

—Corran—susurró Cesar señalando antes un camión militar que se acercaba por la parte delantera de la tienda.

Los cuatro chicos corrieron sin dirección ni rumbo, solo se querían alejar de ahí. Astro no sabía cómo agradecerle a Miguel, después de todos los problemas, él lo estaba ayudando. Astro trató, en verdad que trató, trató con todas sus fuerzas volver a "enamorarse" de Miguel, pero solo hacía que el rostro de Troy apareciera en su mente. "Tengo prohibido enamorarme" se recordó el rubio castaño y siguió corriendo.

El cielo retumbo y una lluvia torrencial empezó a caer sobre los cuatro chicos, Los chicos llegaron a una pequeña ciudad, no se veía absolutamente nadie y olía fierro y todos los edificios estaban destruidos, hasta los más altos edificios, había uno en especial de unos 23 pisos y los últimos tres estaban quebrados por la mitad, todos soltaban chispas que brillaban en la oscuridad.

—Hay que refugiarnos—soltó Cesar y todos asintieron, era un gran riesgo quedarse en esta ciudad, ya que estaba cercana a donde mantuvieron preso a Astro, pero era un riesgo que tenían que tomar o de lo contrario podrían exponerse a los rayos que estaban cayendo. Entraron a una casa que se encontraba como por el centro de la ciudad, no muy lejos del gran edificio. Las gotas de lluvia eran gruesas, hacían correr la basura y escombros la cales tapaban las cañerías y obstruían el paso del agua que se empezaba a acumular.

Por primera vez, después de tantos días, Astro se preguntó el que habrá sido de Troy, tal vez aun peleaba contra los Pawns, o tal vez ya estaba muerto, pero una opción le hizo enfadarse consigo mismo, por seguir siendo tan iluso, su tercera opción era que tal vez Troy lo estaba buscando, arrepintiéndose de abandonarlo.

Astro prendió su celular, se sentía tan afortunado de que fuera resistente al agua, activo la televisión y le puso a las noticias. El reportero informaba que habían llegado hasta ahora 16 chicos a las zonas militares y que se seguían buscando más, que el jefe de este problema no detendría el ataque hasta que cumplieran su petición, y que cada día que transcurriera empeoraría. También informaban que los militares no tenían orden de atacar, solo de defender, ya que si atacaban solo podían provocar más al encargado de este enrollo.

Astro miró frustrado el techo, sintió su celular vibrar y contestó sin mirar quien era, no hacía falta el rubio castaño ya lo sabía.

—Mamá—sollozó feliz el chico

—Mi bebe—escuchó después de tantos años a su madre llorar—¿Dónde estás?¿Te han capturado los militares?

—No—dijo y escuchó a su madre soltar un suspiro

—Al fin escapamos de los militares, no sabemos dónde estamos pero en cuanto lo sepamos iremos por ti.

—Ya no estoy en costco—afirmó Astro—Trataron de entregarme

—Esos malditos—soltó su madre, después de un rato Astro escuchó otra voz, otra voz que no oía desde hace mucho

—Astro Stark—habló su padre—No criamos a un perdedor, creamos a un luchador, no solo eres un objeto, eres un ser viviente, recuérdalo.—Astro no entendió nada de lo que su padre le dijo, no lo entendería por ahora.

—Astro—habló de nuevo su madre y escuchó como reprendía a su padre—Mándanos tu ubicación—Astro tardo solo un minuto en hacerlo—Bien sigues cerca de la costa.

—Mamá—respiró agitado—Ya no soporto esto.

—Todo estará bien—pero como todos, se volvía a equivocar—Ya pronto todo acabara—otro error. Colgó.

Astro sintió que todo a su alrededor tembló, se levantó de inmediato y regresó con los chicos. Vio a los tres correr hacia él como alma que lleva el diablo. Astro no escuchaba lo que decían, era algo intendible, agudizó más sus oídos y escuchó claro el grito de Cesar.

—¡Corre!¡Tsunami!—Astro abrió los ojos y no muy lejos de los tres chicos que corrían vio una enorme ola que iluminó un relámpago.    



Aventuras Espaciales: "The Map"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora