Capítulo XIII

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Astro había perdido su mochila y Troy estaba igual, solo llevaban las armas que eran una base para salvar sus vidas.

—Si te soy sincero estoy muriendo de hambre—sinceró Troy—Siento como si mi estómago se estuviera autocomiendo.

—Con que no me comas a mí—dijo Astro en broma, pero cuando vio a Troy con la mirada lujuriosa y su sonrisa cínica, Astro capto que Troy lo había tomado como doble sentido.—¡Troy!—el rubio castaño lo reprendió—No me refería a eso.

—Pero es una buena idea—incitó el pelinegro—Te ves apetitoso—sonrió coqueto

—¡Troy!—Astro se puso tan rojo como el mismo fuego—Para—Troy se empezó a acercar lenta y seductoramente

—Podría empezar con esos rojos labios—se acercó mas y Astro se alejaba más—Después bajar a ese cuello—se acercó aún más, pero Astro se alejaba cada que Troy se acercaba—Bajar después al pecho—Astro instintivamente se abrazó como si no tuviera ropa, aunque si traía.—Después....

—¡Troy, basta!—le replicó Astro avergonzado

—¿Por qué?—Troy logro acorralarlo con un pino

—Me pones incomodo con tus tonterías—soltó el rubio castaño

—No son tonterías, hablo muy enserio—su rostro se puso muy serio.--¿No me digas que aun eres....?

—Sí—lo interrumpió—¿Hay algo de malo en eso?

—No—sonrió de oreja a oreja Troy—Absolutamente no—Troy se emocionó aún más, quería ser el quien fuera el que le mostrara eso a Astro, lo deseaba tanto como Miguel deseaba besarle. Aunque Troy tenía muy en claro, que Miguel le había robado la oportunidad de ser el quien le mostrara eso a Astro.

—Huele a comida—dijo drásticamente Astro separándose de Troy

—No me quieras cambiar de conversación—espetó Troy

Astro empezó a correr y Troy no tuvo más remedio que seguirlo. Astro lo sabía, no se podía equivocar, olía claramente a carne asada o al menos esperaba que fuera eso, ya que Troy no era el único que moría de hambre. A lo lejano, Astro logró ver una pequeña casa, casa que estaba rodeada de árboles por todas partes, pero no solo de árboles, sino de sembradíos. A Astro se le ilumino el rostro y beso rápidamente a Troy, quien estaba desprevenido, Astro sintió una gran alegría, no morirían de hambre, no por hoy.

Los chicos corrieron, esa pequeña casa podía ser su salvación, así que no había tiempo que perder. Los chicos llegaron pero no se encontraron con alguien, había una fogata recién apagada. Astro y Troy pensaron lo mismo, era lo que había hecho Troy, Gabriela y Cesar. Astro fue directo a tocar a la puerta, no tenían nada que perder y necesitaban comida con urgencia. Pero nadie los atendió, nadie les contestó. Troy vio en el asador que había unos trozos de carne, así que no dudó ni un minuto y empezó a mordisquear la carne sin control, su hambre era brutal, le pasó uno a Astro y este hizo lo mismo, Astro sabía que era de mala educación, más si las personas seguían aquí, pero su hambre no lo dejaba razonar muy bien. La casa era de un piso, y no era muy grande, no estaba pintada y de hecho se veían los ladrillos, tenían solo dos ventanas y una puerta, pero las ventanas estaban tapadas con cortinas, obstruyendo la vista dentro de la casa.

—¿Hola?—volvió a tocar la puerta. Esta vez la puerta se abrió de golpe y un chico como de 23 años con sombrero y botas les apuntaba con una escopeta.

—¿Quiénes son y que quieren?—dijo con un extraño acento, en todo momento apuntando a los dos chicos.

—No.. no....no sé si sepa, pero ha ocurrido una invasión de...

—Eso ya lo sé—dijo el chico de sombrero interrumpiendo anteriormente a Astro.—Ustedes los citadinos salieron corriendo como cucarachas de las ciudades y ahora se quieren refugiar en los bosques, atraiéndolos hacia nosotros. Además de que otros corren por que los militares están obligando a todos, hasta a niños de 14 años a que peleen.—Troy quedo sorprendido.

—Solo déjenos quedarnos esta noche con usted—esta vez habló Troy—Mañana nos iremos con los militares, por favor.—Astro enmudeció—¿Sabe dónde hay alguna base militar cerca?

—Hay una no muy lejos de aquí, hacia el este—aseguró el hombre—Bien, les daré dos días para quedarse aquí, después de la tercera mañana se van, ¿entendido?—los dos chicos asintieron.—Bien, entren, en un momento les llevó un poco de comida, tú te ves flacucho—el chico señalo a Astro.

Los chicos entraron y encontraron que había una pequeña mesa y un lavadero, después habían tres puertas. Astro dedujo que serían recamaras, velas eran las que iluminaban, aunque la luz del día iluminara gran parte. El rubio castaño se sentó en una de las sillas de la mesa pequeña, a lado de él se sentó Troy y le tomó la mano por debajo del mantel, Astro la apretó y su curiosidad pudo más con él.

—No iremos con los militares ¿verdad?

—Astro ¿Qué ocurre?¿por qué tanta preocupación al ir con los militares?, Sabes que podríamos salvar vidas, pelear por los más desprotegidos...

—Troy, yo...—Astro dudó pero continuo—Yo no puedo ir con ellos, simplemente no puedo.—Troy silenció, Astro se removió incomodo en la silla y agachó la vista al suelo.

—Bien, entiendo, tienes miedo, soy egoísta al pedirte esto—todo lo decía serio—Por eso mañana yo me iré solo—Astro se congeló y palideció—Es.... Es como mi prioridad ¿sabes?, es como una deuda que tengo con la vida.

Astro no comprendía, no comprendía que hace años cuando Troy estaba en el borde de la locura, lo ayudaron, lo defendieron, desde entonces, es su compromiso, ayudar a los demás, mas eso solo lo sabía Troy.

—Me abandonaras—dijo el chico de ojos celeste en secó

—Astro....—Troy no sabía que decir, ahora se estaba debatiendo así mismo, no tenía ni idea que tenía que hacer, era entre elegir quedarse con el amor de su vida o irse a luchar por los más débiles.—Astro yo...—volvió a callar

—Tu silencio ya me contestó—dijo Astro para posteriormente levantarse indignado de la mesa, no quería ver a Troy, necesitaba estar solo, para empezar a hacerse la idea de quedarse solo.

—Astro...—Troy lo retuvo aferrando su mano a la muñeca de Astro—No entiendes lo que significa esto para mí, tengo ayudar a la gente.

—Yo necesitó tu ayuda, yo necesito que me protejas—en realidad Astro podría solo, pero lo que no podría era dejar ir a Troy. Troy enmudeció y abrazó Astro que empezó a derramar lágrimas pero reprimía el llanto.

—Me quedare, me quedare—le reconfortó Troy y comprendía, por que defendería a el amor de su vida ante todo, de eso no tenía duda—Perdón por hacerte pasar por este momento..

—Ya no importa—dijo y un pequeño llanto se le escapó—Lo único que importa es que te quedaras conmigo—lo abrazó más hacia él.

—Me quedaría contigo hasta el infinito y más allá—Troy lo dijo recordando a una película infantil, pero sabía que era cierto, sería capaz de viajar galaxias por Astro, así eso le costara la vida.

El chico llegó con comida, puso cuatro platos sobre la pequeña mesa y empezó a servir, Astro y Troy miraron extrañados el cuarto plato que sobraba, pero no hablaron más, no querían buscarse problemas con el chico. Tocaron la puerta y el chico abrió y una chica con piel tostada por el sol con cabello negro y ojos cafés entro y deposito un beso en la mejilla del chico, la chica miró extrañada a Astro y Troy pero después les regaló una sonrisa reluciente.

—Encontré esto en el río, estaban flotando—Astro miro como la chica tenía una mochila empapada y paquetes de comida.

—¡Mi mochila!—gritó Astro y la chica se la dio, miró a Troy quien estaba pálido como la misma nieve. Parecía un muerto, tal vez no lo estaba, pero podría estarlo. 



Aventuras Espaciales: "The Map"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora