Capítulo I

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El rubio castaño jugaba con su colgante, ese misterioso colgante que sus padres le habían dicho que no soltara ni perdiera por nada del mundo. Astro no entendía por qué tanto drama por un adorno como ese, solo era una fina cadena con una esfera del tamaño de una uva colgando de esta, todo de un color dorado. Astro siguió su camino hacia la escuela, no quería perderse ni una sola clase, no era por el gusto de tener clases, sino que hoy era su cumpleaños número diecisiete y sus amigos siempre le preparaban algo, de esa forma Astro tenía que poner su mayor cara fingida de sorpresa, el rubio castaño ya se imaginaba que le harían algo. Su paraguas no lo protegía del todo, llovía como si fuera la última vez que lo haría. Miró por ambos lados de la calle para ver que no viniera ningún auto, pero no había ninguno, eso no era raro, normalmente cuando llovía pésimo la gente evitaba conducir para no tener ningún accidente. Cruzo la calle y el agua le llegó hasta los tobillos, pero Astro siempre estaba preparado, y desde el instante que salió de su casa y había notado que llovía, se había preparado, se puso su impermeable amarillo que le llegaba un poco más debajo de las rodillas, unas bolsas de plástico que le llegaban de los zapatos hasta las rodillas y sin faltar su paraguas más grande que tenía para que lo protegiera a él lo más posible y a su mochila la tenía forrada de una bolsa de lavandería.

-Mejor prevenir que lamentar-dijo Astro cuando vio que en efecto hasta el momento permanecía con su uniforme intacto.

Cuando estuvo del otro lado de la calle vio a Marisa, su amiga no tan allegada, en un puesto de comida platicando con unos policías jóvenes. Eso significaba dos cosas, uno: hizo alguna estupidez y la querían llevar a prisión o dos: se los estaba ligando. El rubio castaño se acercó a ella cuando la castaña lo llamo con la mano, aún tenían tiempo para llegar a la escuela, además, siempre hacían que Astro se retrasara lo necesario para que acabaran de adornar y alistar las cosas para su cumpleaños.

-Mery-saludó el rubio castaño a la castaña, la cual estaba sentada en la barra y a su lado derecho los tres uniformados, que tal vez la querrían arrestar.

-Astro-saludó alegre la castaña, los policías soltaron algunas risas, claro no cualquier día te encontrabas a un chico con tal nombre-Te presento a mis señores amigos-saludó la castaña de manera militar-Fede, Luck y Coltton-los policías saludaron y Astro les devolvió el saludo, definitivamente la castaña estaba haciendo la opción dos.-A Luck le gusta Cary-dijo la castaña-Y quiere su número.....

-Señores, saben que estar con una menor de edad es ilegal ¿cierto?-dijo Astro un poco serio, pero a la vez en broma, los policías eran chicos, no se veían mayores de 21 años.

-Los tres tenemos veinte-dijo Fede-Y por lo que entiendo ustedes 18 ¿no?-Astro capto que el día de hoy Marisa había dicho algunas mentiras, "falacias" decía su maestra de lógica.

-Tenemos diecisiete-aseguró Astro, no quería que después surgieran problemas, pero su respuesta molesto a Marisa, mucho le había costado a la castaña convencer a los policías de que tenían dieciocho.-Señores policías, no lo hago con mala intención, de echo creo que a Cary le encantaría salir con Luck y a Marisa con algunos de ustedes dos-Astro señalo a Fede y Coltton-Pero lo malo aquí es que seguimos siendo menores de edad y eso podría conllevar a un problema. Mas conociendo a los padres de Cary y al padre de Mery. ¿Están dispuestos a correr tal riesgo?-dijo Astro fijando la vista en los uniformados.

-Eres como un adulto en el cuerpo de un adolescente-Comentó Coltton-Demasiado maduro-pero en realidad el policía se equivocaba, Astro no siempre era maduro, aunque era lo que trataba de aparentar, al rubio castaño lo catalogaban como el inteligente en el grupo de sus amigos, el aburrido, estresante y perfeccionista, el lector. Pero en realidad solo era un chico frustrado, un chico que siempre quiso algo de acción en su monótona vida, Astro siempre esperó a que una criatura mágica llegara con la noticia que era el elegido para gobernar a un mundo fantástico con paz y armonía, mas y sin embargo, el mundo le decía que mejor dejara de leer ese tipo de libros que solo le deformaban la mente de la vida real. Astro, siempre se sintió especial, diferente a los otros chicos, no solo por su preferencia sexual, sino que en realidad se sentía como el elegido para algo. Pero a la edad de quince años termino dándose por vencido y aceptando su monótona vida mundana.

-Astro es muy bromista-dijo la castaña-Astro, que tonterías dices-fulminó al rubio castaño con la mirada.

-Solo soy realista-Astro enfatizó la última palabra, sus amigos, al igual que sus padres le exigían que fuera realista y que dejara sus tonterías fantasiosas atrás. Astro termino por aceptar que si querían a alguien realista, sería entonces cruelmente realista. Coltton rió y se levantó del banco y se marchó a la patrulla, después lo secundo Fede y por ultimo Luck miró casi matándolo con la vista a Astro.

-Arruinaste mi futura boda, gracias-dijo la castaña molesta y por primera vez miro a el rubio castaño de pies a cabeza-O tal vez los ahuyentaste con tu vestimenta-sonrió al ver a Astro vestido de tal manera-Pareces un pordiosero-carcajeo Marisa.

-Ríe todo lo que quieras, cuando estés toda mojada seré yo quien me ría entonces-comento Astro un poco molesto por lo que Marisa le dijo

Astro y Marisa emprendieron el camino a la escuela, Marisa se refugiaba en su paraguas y caminaba con cautela para no mojarse, aunque los zapatos y calcetas ya las tenía más mojadas que un pez. Astro era otro cuento diferente, este caminaba como si el cielo no se estuviera cayendo, se sentía seguro, y no era para menos, estaba más forrado que un regalo de navidad. Cuando entraron a la escuela, Astro se empezó a quitar todas las cosas que llevaba encima y las puso cerca de la calefacción para que se secaran, al parecer era el único chico que estaba seco completamente, con el uniforme impecable. Algo raro había ahí, no estaban sus amigos y el salón estaba como cualquier día, ¿acaso sus amigos lo habían olvidado?, ¿acaso Facebook no les recordó que hoy era su cumpleaños?. Astro sintió una gran decepción, no había sorpresa no tan sorpresa, solo había un salón con unos cuantos alumnos copiándose la tarea.

Marisa empapada de pies a cabeza y con el cabello esponjado maldecía al clima, no lo había felicitado, otra más que se olvidó que era su cumpleaños. Resignado, tomó asiento y miró el pizarrón blanco y un poco manchado por plumones permanentes.

-Me acompañarías a cafetería-pidió la castaña peinándose con furia, su cabello era implacable. Astro la acompaño, si no se acordaron de su cumpleaños él no se los diría, nunca, no era de esos que cuando se molestan dicen las cosas.

En la cafetería estaban sus amigos tomando un café, con tal calma que pareciese que solo vinieran a la escuela a charlar. Pronto comenzaría la primera clase, así que Astro solo disponía a estar un rato con ellos. Saludó como si no estuviera molesto, pero lo estaba y mucho, Cary, Rich y Daniel le devolvieron el saludó y volvieron a su plática sobre la fiesta de bienvenida paro los del primer semestre. Astro escuchó atentamente la plática de sus amigos y como debatían, pidió un café sabor Moka y unas galletas, al parecer hoy no habría pastel. Miró su reloj y se dio cuenta que la clase ya había comenzado hace 4 minutos, salió corriendo de la cafetería despidiéndose de sus amigos, los cuales querían entrar a la segunda hora.

Cuando llegó al salón encontró un cartel que lo felicitaba y ese pastel que tanto le gustaba, doble chocolate y fresa, detrás de él sus amigos llegaron con una sonrisa cómplice, vaya susto que le habían dado. Después de unos minutos tenía la cara embarrada de pastel, Lo único que destacaba del rostro de Astro eran sus ojos azules, lo demás lo opacaba el chocolate que tenía embarrado. Se dirigió al baño para limpiarse la cara, un poco de agua y papel había funcionado, entonces por primera vez del día se dedicó tiempo para mirarse. Astro pasaba como un chico común y corriente, aunque no debía hacerlo, su cabello entre rubio y castaño hacían difícil tomar la decisión sobre si era castaño o rubio, lo más fácil era dejarlo como rubio castaño, sus ojos eran de un raro azul, tal vez celestes o azules fosforescentes, contaba con estatura promedio y su complexión era normal, ni gordo ni delgado. Pero lo más extraño era, en sí, todo él, su cara estaba perfecta, limpia de cualquier impureza o imperfección, pero si mirabas su demás cuerpo con detenimiento, Astro, tenía ligeros granitos por todas partes, en el torso, en las piernas, pero muy pocos, pero en donde predominaban mas era en los brazos, sus brazos tenían muchos, ningún granito lo tenía a simple vista, tenías que enfocarte y los verías. Había ido con dermatólogos, y todos le decían los mismo "Son granitos con grasa, es por la pubertad, a otros les salen en la cara, pero a ti te salen más en los brazos, simplemente diferente anatomía" . Así que ahí termino todo. Miró fijamente su colgante, la esfera más en específico, sus padres lo matarían si le llegara a suceder algo a ese esfera, tal vez era valor sentimental, porque, era solo una esfera, nada grandioso.

Astro no sabía que muy pronto toda su vida cambiaría drásticamente, que incluso, corría el riesgo de que este, fuera su ultimo cumpleaños.


Aventuras Espaciales: "The Map"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora