Capítulo 12: Dos secretos diferentes

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CRISTAL

Caminar por la Academia siempre resultaba relajante, siempre me daba alguna sensación de tranquilidad, y más aún cuando me acompañaba alguien. Si bien Harry era bueno para muchas cosas, una de sus mejores cualidades era su habilidad para convertir cualquier momento mundano el una situación especial. Cualquier conversación con él era terriblemente encantadora y divertida.

Era la tercera vez que pasábamos por la biblioteca esta mañana y la verdad era que no teníamos ganas de desayunar.

-No puedo creer que en serio no te sepas la canción de los pollitos...- dijo divertida, Harry rodó los ojos y sonrió con calidez antes de negar con la cabeza.

-Tal vez sí me la sé y no me acuerdo cuál es... A parte es raro ¿Quién le hace una canción a los pollitos? es bastante inútil... Los pollitos no entenderían la letra- dijo intentando justificar que no se sabía la canción infantil más común del mundo

-¡Oh vamos! es la única canción que cantamos cuando somos pequeños... Los pollitos dicen: pío pío pío... Cuando tienen hambre, cuando tienen frío... Es un clásico...- me reí al ver su cara extrañada y me dedicó una mirada que decía "Dios, que loca"

-No es por ofender... Pero es la peor canción del mundo... Tienes un gusto musical bastante raro...- Sonrió y pellizcó una de mis mejillas

-¡No es verdad!... Cállate... Tú eres el raro...- Hice un berrinche fingido y me crucé de brazos.

Dimos otra vuelta en uno de los pasillos y terminamos otra vez cerca de las escaleras que llevaban al salón de armas... De nuevo terminaba del otro lado de la Academia... Por un segundo una cabellera rubia apareció en mi mente y un par de ojos azules destellaron...

-Hum... Ven- Dijo Harry con una sonrisa radiante en su rostro. Tomó mi mano y gentilmente me guió por los pasillos.

Se escuchaba el mecanismo de las campanas retumbar en las paredes, como un reloj antes de que suenen las campanas. Sabía que por esta parte de la Academia no dormía nadie... Principalmente porque dormir con un constante "tic toc" es bastante difícil... O al menos eso era lo que Alexander me había enseñado.

Me había dado cuenta de que Alexander me enseñaba en su mayoría cosas inútiles... Como "nunca mezcles  bacon con helado" O también "Nunca intentes mascar chicle y caminar al mismo tiempo" Por el contrario, Tomás me enseñaba cosas decentes y bastante necesarias, como "Toda la ropa que provee la Academia viene con armas ocultas, que solo aparecen cuando sientes peligro... Por eso la  mayoría de nosotros siempre usa sobretodos o chaquetas, porque entre más grande la pieza de ropa, más grande  el arma y en mayor cantidad"

Tomás y Harry eran los que más me enseñaban, los otros se encargaban de acompañarme y cuidar que no me perdiera ni me rompiera el cuello o algo así, Henry una vez me trajo Tampones... Bastante raro... Pero supongo que aún así es más útil que Alexander.

-¿A dónde vamos?- pregunté en voz alta y sin embargo no era mi intención que saliera de mi boca. Harry no dejó de caminar pero giró su rostro para dedicarme un mirada llena de dulzura para luego alzar una ceja -No me vayas a decir que es una sorpresa porque juro que te voy a jalar el pelo...-

Harry soltó una carcajada y entrelazó sus dedos con los míos sin dejar de caminar.

-No sé si considerarlo una sorpresa, pero si quiero mostrarte algo... No es la gran cosa en realidad- Justo al decir eso se detuvo.

Miré hacia ambos lados, estábamos en medio del pasillo, ninguna puerta, ninguna escalera... Era un pasillo perfectamente normal, igual a los demás.

Academia de ProdigiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora