Capítulo 41.

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Alargo el brazo buscándolo pero con lo único que me topo es con el aire. Abro los ojos y miro hacia la izquierda. Vacía. La cama está vacía.

Estoy apunto de ponerme a gritar cuando Stephen aparece por la puerta, con una toalla sobre su cadera. Las gotas de agua resbalan por su cabello y caen por su pecho. Se frota el pelo mientras camina hacia la cama. Me hago la dormida, cerrando los ojos y tapando mi cara con la almohada.

-Te he visto. -Dice Stephen haciéndome sobresaltar.

Me coloco boca arriba y lo miro.

Ahora se encuentra totalmente desnudo. Se pasea por la habitación tranquilamente mientras mis ojos lo siguen a cada paso que da. Coge algo del suelo y lo deja en la cama.

-¿Cómo has dormido? -pregunto sonriendo.

-Bien.

No dice nada más.

Me levanto de la cama pero un dolor en el vientre hace que me pare. Suelto un quejido pero aprieto los puños.

Lo que más me duele es que ni se haya preguntado si me dolía.

Él coge mis muñecas y me obliga a sentarme.

-Tienes que sentarte y no hacer esfuerzos.

-No estoy inválida.

-Lo sé pero por el momento es algo parecido -su sonrisa se clava en lo más profundo de mi corazón.

Mientras me coloca las bragas y los pantalones, acaricio su espalda desnuda y sonrío cuando siento como se eriza bajo mi tacto.

-¿Tienes pensado algo para Nochevieja?

Stephen se para.

-Supongo que iré a cualquier bar y me emborracharé de lo lindo. -Sube la mirada y conecta sus ojos con los míos, al tiempo en que me eleva en sus brazos.

Hago una mueca y acaricio su mejilla.

-Puedes venirte a mi casa.

-Lo siento Alice pero yo...

-No, escúchame Stephen. Hemos hecho el amor, no significa que nos vayamos a casar. Sí, una chica como yo piensa esas cosas -ruedo los ojos -. Lo que quiero decir es que si piensas que te voy a reclamar algo, estas equivocado. Pero no podemos negar que hay algo aquí...

Abarco el espacio entre él y yo con mi brazo.

-Tienes razón... que idiota soy. Lo sé, no puedo negarlo y es que, niñata, me vuelves loco.

Beso sus labios suavemente y luego me retiro.

Me siento un poco decepcionada ya que yo quería otra respuesta aunque en realidad sé que no dirá que me quiere. Pero una puede soñar ¿no?

-¿Vendrás?

-A tus tíos no les caigo muy bien.

-Tonterías -muevo la mano restandole importancia -. Ellos no son los que te han invitado.

-Lo sé.

Me deja en el suelo con suavidad y busco el sujetador con la mirada. Cuando lo diviso, me acerco a él caminando pausadamente. Me lo coloco para después ir a por la camisa. Me pongo también los tacones.

Cuando me giro Stephen no está. Espero a que vuelva, apoyada en la pared.

Cuando regresa está totalmente vestido; con la ropa del día anterior.

-¿Y ahora qué? -dice acercándose.

-¿Ahora que qué? -contesto de vuelta mordiéndome la lengua.

Miedo. [#Wattys2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora