Estaba por terminar de recorrer el segundo piso de la galería cuando escuchó un fuerte estruendo en el piso de abajo, se acercó al barandal para poder observar. Las personas se habían reunido en la entrada haciendo filas a cada lado de la puerta mientras un hombre entraba saludando a todos con una falsa sonrisa y las personas le aplaudían con ánimo.

A lo lejos pudo ver a los dos hombres con los que se había topado antes que guiaban a una muchacha que tenía una cámara frente a su rostro, tal y como habían dicho, la chica iba cargada con muchas cosas sobre la espalda, supuso que si Brenda tuviese todo el equipo fotográfico también la vería de esa forma, pero por ahora ni contaba con una cámara fotográfica ya que Israel la había descompuesto "accidentalmente" mientras la revisaba. Julián más bien pensó que el muchacho ni sabía arreglar cámaras.

Continuó con su recorrido y al terminar tomó su celular para exigirle a Jona que fuese por él porque ya estaba harto de esperar. Para la otra le negaría en rotundo cuando le pidiera su auto, se tragaría las llaves si fuese necesario pero no volvería a dejárselo a su representante.

—Joder, que molestos resultaron ser, ni que me hubiesen pagado una cantidad exagerada —murmuró alguien pero Julián no prestó demasiada atención pues estaba esperando a que Jona le respondiese. Notó que alguien chocaba con su espalda pero lejos de decirle algo sólo se apartó un poco y siguió pendiente del celular—. Oh, vaya —dijo la persona con diversión.

Julián soltó un par de maldiciones antes de colgar el celular y guardarlo en el bolsillo del pantalón.

Enseguida sintió una presencia a su lado y cuando empezó a hablar la reconoció.

—Hola a todos, me encuentro reportando desde la galería de arte universitaria Blancarte, en esta ocasión estoy con el reconocido modelo juvenil (o no tan juvenil) Julián... mmm, no sé tú apellido, que nos dará su opinión acerca de los talentos jóvenes locales de la universidad pública, así que dime ¿Cuál es tu postura ante la importancia de inculcar el arte en los jóvenes? —terminó Brenda acercándole el bolígrafo que estaba usando como si fuera un micrófono.

Julián observó el bolígrafo antes de verla a ella que tenía una sonrisa en su rostro y una pequeña cámara cuadrada que tenía una especie de soporte delgado sostenía con su otra mano disponible. Supuso que era una cámara porque tenía un lente, pero aparte de eso no encontraba botones para manejarla. No sabía si responderle en serio o si ella solo estaba burlándose de él, como solía hacerlo.

—Me apellido Santisteban —respondió alternando su vista entre la cámara y Brenda.

—¿Santisteban? ¿De dónde es ese apellido? No suena latinoamericano —dijo con curiosidad.

—Creo que es español, no sé muy bien, pero mis bisabuelos creo que eran de allá aunque nunca lo pregunté bien —dijo pensativo.

Brenda soltó una risita que lo hizo reaccionar. Ella empezó a guardar la cámara y la acomodó a un costado de la mochila, hizo lo mismo con el bolígrafo y tomó el tripié con una mano, como si estuviese acostumbrada a hacerlo, probablemente lo estaba; así que era ella la que estaban buscando aquellos hombres.

—¿No llevas muchas cosas cargando? —le preguntó señalándola.

—Sí, pero mi ayudante aun no llega —se quejó. En ese momento sonó su celular y como pudo se apresuró a sacarlo, Julián la observó mientras ella leía un texto su expresión cambió de una sonrisa a una mueca de enojo—. ¡Cómo que tienes otras cosas que hacer! —le gritó el teléfono—. Ya habías quedado conmigo pero claro si yo me voy con Israel bien que pegas el grito en el cielo, yo debo soportar tus celos pero tú no puedes soportarme por unas horas ¿verdad? —seguía hablando al celular. Sintió las ganas de decirle que el celular no le respondería por arte de magia pero dejó de gritar y se puso a teclear enfurecida.

¿Quieres ser mía? (JASN Libro #3)Where stories live. Discover now