Capitulo 04

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La luna brillaba en todo su esplendor, iluminando a si la noche, y las parejas que bailaban a el compás de un vals, pero Marianne no se podía sentir más fuera de lugar, estaba allí, por invitación de su prometido y no había ninguna persona -salvo Katherine- que conociera en ese lugar, y aquello logró asustarla realmente en demasía

Claro, no más que su compromiso, que a hora se vea mucho más serio que antes, miro de nuevo su mano izquierda sintiendo algo incómoda dicha mano, al tener en ella un hermoso anillo de oro blanco con un hermoso dimante de un tono azul, rodeado de pequeños zafiros, que más que ser una costosa joya, hablaba de el final de su libertad

--desea algo más señorita BerryCloth?--pregunto el duque interrumpiendo sus pensamientos a lo que ella negó

--no muchas gracias, me encuentro bien

--entonces, sería tan amable de acompañar me en esta pieza

Ella asintió mientras descuidada tomaba la mano de su acompañante, quien la guió hasta el espacio dispuesto para los bailes en aquel lugar, ninguno de los dos hablo, no hubo palabra alguna, mientras bailaban y eso fue algo que Marianne agradeció, no quería bailar a si que mucho menos hablar, en realidad no quería estar allí, se sentía tan fuera de lugar

Allí todas las mujeres eran de edades entre los 25 y los 35 años, y al parecer allí era la más joven de todas, pero no por ende la más hermosa, o así era como ella se sentía en aquel momento. Una vez finalizada la pieza de música izó una reverencia y se retiró q su mesa

--es una hermosa noche ¿no lo cree así my Lady?

--estoy de acuerdo my Lord--respondió ella volteando se--empiezo a creer que me acosa my Lord--bromeo la chica recordando haber se lo encontrado en su fiesta de cumpleaños, hacia unos días en un parque y a hora ese día

--a si lo cree? Yo digo que es más una coincidencia--respondió el hombre--¿frecuenta estos lugares?

--no, no con frecuencia, estoy por imitación de...

--mía--hablo desde atrás la rubia hermana de su prometido--Marianne esta aquí por petición mía

--my Lady

--my Lord

--Marianne, estaré cerca de la mesa de bocadillos cuando termines pásate por allí

La más joven asintió mientras devolvía la mirada a el anillo en su dedo corazón de la mano izquierda que pronto se situaría en su dedo anular, pero este gesto no paso desapercibido por el conde de Lynton quien al ver el anillo sonrió, solo conocía a un ser tan egocéntrico como para comprar tal joya tan costosa y ostentosa como aquella

--ya le he dicho cuán hermosa se ve el día de hoy?--pregunto el hombre haciendo le incomodar

--es lo mismo que le he dicho yo al recoger la esta tarde en su casa, no es así querida

--a si es my Lord

--ya veo--murmuro Lucas Lexington conde de Lynton mirando a Antony--felicidades por vuestro compromiso, debo decir, que me has ganado el puesto

El duque frunció el sueño, a lo que Lucas sonrió triunfante, había dado en el clavo.

Si antes Marianne estaba avergonzada hora no podía estar más incómoda, la tensión era palpable y lo único que ella deseaba es que en ese mismo instante una grieta se abriera en el sueño y ella cayera dentro para nunca más salir, pero eso no sucedería, todo cuanto más paso, fue sentir la mano de su prometido en su hombro

--despide te cariño--le pidió más bien ordeno

--ya nos vamos?

--así es, prometí a tus padres llevar te antes de las 12:00

--hasta luego conde Lynton

--hasta pronto señorita BerryCloth, fue realmente placentero ver la por aquí, no puedo esperar por poder repetir esta velada

Y dicho esto fue guiada -por no decir jalada- hasta la salida, antes de marchar se, el duque decidió regresar dejando la en el carruaje, debía ir por su abrigo, su hermana y las capas de las dos señoritas que aún estaban dentro

Con esos escasos minutos sola, la joven pelirroja pudo tomar se un tiempo para respirar tranquila, y meditar sobre lo que llevar ese anillo le traería, no podía mentir  amaba la joya que a hora descansa a entré la palma de su mano derecha, era un hermoso ánimo, y sería una total mentira decir que cuando el conde se la dio no se se tía feliz, por el fui tráfico su corazón no paraba de latir con fuerza  por lo que pensó que en cualquier momento le daría un infarto

--aquí esta tu capa--interrumpió como siempre el duque

--si gracias

Bajo del carruaje para que el le mostrase una capa de color blanca de terciopelo, espero a que se la fuera pero al notar que su intención era ayudar le a poner se la no le quedo más opción que darse vuelta para que Antony la depositara sobre sus hombros

--y Katherine?--pregunto mirando como el abría de nuevo la puerta

--no tarda--respondió el hombre tosco mientras le ayudaba a subir a el carruaje

--ya veo--término por murmurar Marianne apoyando se sobré la mano del duque

Una vez dentro del carruaje ninguno de los dos quiso hablar, pero Antony era terco, y realmente le quería preguntar el que hacia con un ser tan detestable como lo era Lucas Lexington por lo que procedió a tomar la palabra que al parecer ella no quería tomar

--que hacías con Lexington

--oh yo, pues bueno, verá el se acercó a mi comentando me lo hermosa que era la noche  luego hablamos de cosas triviales como el si yo frecuentaba lugares como aquel, nada de relevancia en realidad

--esta bien--asintió, una larte suya, agradeció la inocencia y pureza aquella joven muchacha--no te quiero cerca de el

--eh? Y ¿Por que?

--¿por que dices?--estaba a punto de decir el por que sin ninguna atadura, al recordar lo pura que era aquella chica--porque, eres mi prometida y pronto serás mi mujer, si te ven con otro hombre sin nadie al lado, los chismes no se harán de esperar

--oh si, yo lamento mucho haber estado a solas con el, perdón, le prometo que no se repetirá my Lord

--Antony, Marianne, dime Antony

--si Antony

El la miro, esos ojos suyos lo atraparon, no podía estar de mal genio con ella, no siendo tan hermosa y tierna como lo era, en momentos como esos realmente, debía hacer un esfuerzo por contener sus ganas de besarla y hacerla suya allí mismo, lo único que lograba tranquilizar lo era saber que en dos semanas podría saciar esa sed suya

My Lady: boda arregladaWhere stories live. Discover now