Capítulo 11: Usagi-san y yo.

Comenzar desde el principio
                                    

Mis manos permanecían en los bolsillos de mi pantalón y mi cabeza veía al suelo tratando de ocultar aquella cara demacrada de las personas.

"Tengo que ir donde Usagi-san, sino se preocupara e irá a buscarme a la universidad y al ver que no salgo se enterara de que no fui. Pensará cosas raras y se pondrá celoso como siempre".

—Ja —una leve sonrisa forzada quiso salir de mi.

"Usagi-san me trata como si fuera un valioso tesoro, pero yo no lo merezco. Su valioso tesoro esta manchado y sucio por culpa de otro hombre".

Pensamientos como esos iban y venían en mi mente, torturándome sin parar como si les gustara verme sufrir.

Unas cuadras antes pude notar el edificio donde vivimos así que cambie mi cara triste por una totalmente diferente, alegre y falsa a la vez. Arreglé mi cabello y limpié mi rostro. Respiré profundo, la rutina debía seguir como antes:
Entrar al edificio y dirigirme al elevador; saludar a las personas que salían de ahí, si me saludaban sin hacer ningún gesto, quería decir que mi semblante estaba bien y mi persona solía ser la misma, sino algo andaba mal y debía fingir de mejor manera; entrar al ascensor y marcar la planta alta, respirar profundo y desde aquí preparar lo que diría al llegar; dirigirme a la puerta del apartamento y abrirla.

—Estoy en casa —avisé con una sonrisa tenue en labios.

—Bienvenido —contestó Usagi-san mientras bajaba de la planta alta a recibirme—. Misaki, tengo hambre ¿qué comeremos hoy? —preguntó impaciente, con suzuki-san en brazos.

—Las sobras de esta mañana, hice mucha comida y no quiero que se desperdicie.

—Por mi está bien —sin decir más, se sentó en la silla esperando la comida.

A los pocos segundos la serví y cenamos en tranquilidad. No tenía ganas de hablar y por lo visto Usagi-san tampoco. Quizá estaba cansado o algo por el estilo.

Una vez que acabamos me dirigía a mi habitación pero Usagi me tomó de la cintura y me pego a su cuerpo.

—Misaki, hoy duerme conmigo me siento muy solo en ese gran cuarto —Mientras decía eso, besaba mi cuello lentamente.

—Usagi... S-sueltame —trataba de quitármelo de encima pero no podía, él es muy fuerte, y yo simplemente no tenía fuerza alguna, no después de lo que pasó.

Mientras luchaba por quitarlo de encima pude notar que en mi brazo había unas diminutas marcas, pero no cualquier marca ¡Ijuuin las había hecho a propósito! No me había dado cuenta porque la sudadera que traía era de manga larga. Lo único que pude hacer fue empujar a Usagi con todas mis fuerzas.

—¿Misaki...? —apenas susurró mi nombre extrañado. Su mirada ahora denotaba preocupación. Había preocupado a Usagi-san en un segundo y eso n era bueno.

—Ah... Lo siento, es que hoy me siento muy cansado... ¿Te importa si me voy a dormir temprano? —di media vuelta y subí rápido las escaleras antes de que dijiera algo más. No volteé, pero sus pasos no me siguieron, no sé si eso sea bueno o malo. Tampoco me quedé a averiguarlo, sólo entré en mi recámara y cerré la puerta. Una vez en mi cuarto me tiré boca abajo a la cama y ahogué mi llanto en la almohada para que no me pudiera escuchar.

Obsesión.  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora