Capítulo 11: Usagi-san y yo.

3.4K 250 160
                                    

"Huir, huir, huir es todo lo que hago desde entonces.

¿Podré huir para siempre?

¿Algún día podré huir completamente de Ijuuin?"

Corrí por muchas avenidas a ningún lugar, yo sólo quería huir de la casa de aquel maldito mangaka.

Había muchas personas en las calles y varias veces choqué con alguna pero no me detuve a disculparme, ¡no había tiempo que perder! Tan sólo en mi cabeza existía la idea de que él me venia persiguiendo. Aún así, mi cuerpo decía que parara de una vez, que ya no siguiera corriendo, pero no podia quedarme quieto. Me dolía todo, cada parte de mi cuerpo sin excepción, pero mi mente no me permitía descansar.

"No te detengas o podrías estar en peligro".

No podía ir a casa, Usagi-san estaba ahí y se preocuparía si regresaba temprano de la Universidad. Faltaban cuatro horas para volver a casa... Sólo debía aguantar, tal y cómo lo venía haciendo desde hace semanas. Como lo hacía desde pequeño. No era la primera vez que tragaba todo lo que sentía, que callaba y sufría sólo yo, para no preocupar a los demás.

Finalmente cuando no pude huir más y me aseguré de estar lo más lejos posible de Ijuuin, paré de correr. Vi a todas las direcciones y tomé un largo suspiro a la par que buscaba recuperar el aliento que había perdido.

A lo lejos, se encontraba un parque rodeado por árboles y naturaleza variada; con una gran fuente en el centro y bancas alrededor, separadas entre sí a una distancia considerable. Para mi suerte no había nadie, la mayoría de las personas podrían estar en clases o cualquier otro lugar, la verdad no me importa. Me acerqué tembloroso pues yo no estaba acostumbrado a correr o hacer algun tipo de ejercicio, intenté sentarme lo más lento que pude para no lastimarme más de lo que estaba, puse mis manos en las rodillas y bajé la cabeza para que nadie me viera; no quiero que me vean, me siento sumamente mal. No puedo hablar con nadie, no puedo pedir ayuda; esto es lo que me tocó cargar, es el dolor del que yo mismo me apropié, ocultandolo tras una sonrisa para que nadie descubra mi secreto.

Las lágrimas rodaron por mis mejillas, impregnándose en mis manos. Cada día que pasa duele más.

"A pesar de que lloro tan seguido... ¿Por qué siguen saliendo lágrimas? Desde hace ya vario tiempo son las únicas que me acompañan en mi soledad, son mis únicas amigas en los momentos tristes; sin embargo... Las odio tanto.

Si son las únicas que me hacen compañía en momentos tristes y en momentos de soledad ¿por qué no nos podemos llevar bien?".

Las horas pasaron lentas, horas donde me hundí en mi miseria aún más, llorando lo que no podía llorar frente a otros. Un enorme nudo se apoderó de mi garganta y a su vez sentía ira. Estaba molesto conmigo y con el mangaka. Me estaba ahogando entre tanto ajetreo.

El sol estaba por ocultarse, fue entonces que me di cuenta que era momento de marcharme de ahí, junto con mi tristeza.

De camino a casa las personas me veía muy raro, era como si soltara un aura de energía negativa. Pasé cerca de una tienda y pude verme en el cristal, mi cabello estaba alborotado, mis ojos hinchados y mi cara no tenia expresión; en pocas palabras podía ser un bulto con forma humana, tratando de ser una persona. Me quité de ahí y seguí caminando a mi destino.

Obsesión.  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora