4. FRANK

5.9K 298 30
                                    

No se cuanto tiempo pasamos haciendo el amor esa noche, pero cuando vuelvo a abrir los ojos ya es de día y estoy entre un montón de cojines y edredones lo que me hace sentirme como en el cielo, entre un montón de nubes. Sin embargo hay algo que me falta, Christian no esta en la cama y hoy es sábado por lo que no le toca trabajar. No tengo ropa que ponerme, bueno si la tengo pero esta en el cuarto de arriba, así que cojo una camiseta de Christian y mis bragas de lencería negra que llevaba ayer. Y así vestida salgo en su búsqueda, pero no tardo en encontrarle.

Ahí esta, tomando su café en la barra de la cocina mirando al infinito, entonces le doy un beso, pero no responde. No muy preocupada me dirijo a prepararme mi te y a buscar unas galletas de desayuno. Mientras caliento el agua no puedo mirarle, estoy de espaldas.

-¿Por qué? - y entonces sus palabras llaman mi atención y hacen que me gire y ponga cara de interrogación por no conocer el significado de esta - ¿Porque has vuelto? Y ¿porque así?

Y sus palabras chocan en mi como un mazo, no doy crédito de sus palabras. A lo mejor, el no quería volver a verme. Y realmente las palabras no salen de mi boca, están bloqueadas por el miedo al rechazo.

-Pensé que te alegrabas de verme - digo volviendo a mi té e inmediatamente noto una manos calientes agarrando mis manos e interrumpiéndome en mi tarea de sumergir la bolsa de te en la taza. Me gira haciendo que quedemos frente a frente.

-Anastasia no has respondido a mi pregunta... - y ahora es cuando se que no saldré de aquí hasta que le responda.

-Pues... - Vamos allá - Cuando te volví a tener a mi lado Christian, puedo decirte con toda certeza que fui la mujer mas feliz del mundo - en ese momento me suelta de su agarre y yo me permito coger mi taza de te que me ayudará a pasar este trago duro y me siento en uno de los taburetes de la barra mientras el me observa - Pasamos unos días estupendos en Madrid, pero los recuerdos vuelven a mi es algo inevitable - Puedo ver como sus músculos se tensan cuando oye mis palabras - Y tu actitud de controlador obsesivo he de reconocerte que a veces me supera, sobre todo cuando intentas pasar por encima de mi y controlar mi vida y mis decisiones, eso fue lo que me paso el último día.

- Y.. ¿entonces?

Doy otro sorbo a mi té y humedezco mi boca que ya estaba comenzando a secarse.

-Entonces tu te fuiste y me dejaste con esa nota... Y ahora yo necesito saber el porqué.

-No estábamos en eso ahora

-Bien, pues si quieres seguir en lo que estábamos deberás contestarme tu a mi ahora. - Termino mi té y cojo una de las magdalenas que hay en una cesta, una rellena de chocolate. Y como Christian no tiene la intención de responder porque no abre la boca, yo me bajo del taburete- Bien, mientras te piensas la respuesta voy a darme una ducha y a colocar mis cosas en la habitación - Ante eso obviamente reacciona

-¿Como a colocar tus cosas? ¿Donde?

-No tengo donde quedarme así que traje mis cosas aquí, espero que no te importe - Pero se que si le importa, estoy descontrolando la vida de Don Controlador Obsesivo y eso me divierte. Y como no responde muevo mi culo escaleras arriba pegando mordiscos a la magdalena. Me vienen tantos recuerdos al entrar en esta habitación, que no puedo evitar sentirme algo conmovida, pero ya se que esto ahora es distinto, que estoy aquí por otra razón distinta.

Llamo a Kate para contarle que ayer todo fue bien, y que hoy toca aclarar las cosas. Termino de colocar la ropa que traía en mi maleta y busco mi laptop para responder a algún correo que otro y empezar a buscar un piso en Seattle, no pienso quedarme con Christian, como le dije en Madrid, necesito mi espacio y aunque decidí volver a Seattle aún no estoy preparada para vivir junto a él y creo que necesitamos ir despacio.
Entre los pisos que encuentro no hay nada que me convenza, hasta que veo una casita a las afueras, es preciosa, ese será mi hogar. Hago un par de llamadas al dueño, no tengo intencion de rebajar el precio por lo que enseguida hablo con el dueño para ir a ver la casita y decirle que lleve el contrato. En el instante en el que cuelgo llaman a la puerta.

¿Que pasaría si...? Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora