Fueron los mejores días a tu lado, y también los últimos, vimos cientos de películas, dormiste en mi regazo, comimos mucho helado, no fuimos a la escuela, tomados de la mano salimos a correr por el bosque, y ¿Qué no hicimos? Cada día de esas dos semanas estuve a tu lado, aprovechamos cada segundo y te irías, a un lugar muy lejos, para nunca más volver, para dejarme roto.
Pero era raro, porque ninguno de los dos se atrevía a evitar lo inevitable.
Tonto ¿no?
Así eran las cosas, los dos sabíamos que así tendríamos un mejor futuro, y no se le arruinaremos al otro.
Doloroso y simple a la vez.
— ¿Entonces es hora de decir adiós? Porque no quiero eso.—pronuncie al estar los dos a punto de las lagrimas.
— ¿Me vas a seguir queriendo?
—Estoy aferrado a ti. No voy a querer a nadie como tú jamás, Deby.
—Te amo West, adiós. —Me besaste como nunca... para luego abordar.
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La de trenza y liston.
Short Story"Él la quiso desde el principio, siempre, a ella, a su trenza y a su listón".