— Pero Lern...

— Una palabra más, Camila Cabello, y te desnudaré frente a Dinah —En otro momento la situación habría sido divertida. Ahora solo me aterraba—... Estoy segura de que rompería las esposas para que yo no te tocara y luego te comería viva.

Ella estaba riendo, pero yo no le encontraba nada gracioso al asunto.

— ¿Qué te parece si nos duchamos y luego vamos a desayunar? —Me preguntó Lauren luego de que un silencio se apoderara del lugar durante varios minutos.

— ¿Ducharnos? ¿Te refieres a juntas?

— Creo que eso es obvio —Dijo mientras se levantaba y acercaba su boca a mi cuello, dejando un beso electrizante en mi punto más sensible. Ese punto que me hacía temblar, y que solo ella conocía—... Así podremos terminar lo de ayer —Murmuró sensualmente a mi oído.

Pero yo no quería. La visión de la herida que significaba su muerte aún estaba muy clara en mi mente.

— Lern... —Intenté negarme.

Ella, al parecer, se cansó de mi negatividad.

— Camz, escúchame —Me volteé a mirarla, y en sus ojos había tristeza. Me sentí mal por ello. ¿Había sido yo quien le había quitado el brillo a su mirada tan repentinamente? —... Sé que voy a morir. Tú lo sabes. Con virus o sin él, esto habría sucedido algún día. Creo que no vale la pena pensar en lo que sucederá, sino en lo que está sucediendo —Me dijo—. ¿Por qué la gente solo piensa en la muerte cuando la tiene justo frente a sus narices? ¿Por qué no piensan en ella cada día, desde el nacimiento? ¿Por qué no piensan que cada segundo es uno menos, y cada minuto uno menos, y cada hora una menos, y cada momento uno menos?

Por supuesto, sabía que tenía razón. Ella siempre la tenía. Aun así, una parte de mí no quería aceptar todo lo que estaba diciendo.

Una parte de mí nunca lo aceptó.

— ¿Ahora podemos ir a la ducha y hacer el amor?

Acepté, y puede que no me crean, pero lo hice solo para verla feliz.

Luego de eso salimos a desayunar. Dinah estaba allí, intentando alimentarse con esas pesadas esposas que le dejaban marcas en las muñecas.

No recuerdo que nos habían dado ese día para comer, pero puedo asegurar que era un asco.

En realidad, la comida en aquel lugar se hacía, día con día, menos digerible.

Era como si, al ver que se acercaba nuestra muerte, decidieran que alimentarnos ya no valía la pena.

— ¡Hey! —Saludó Lauren a Dinah mientras se sentaba a su lado y la ayudaba a comer.

No me molestó que lo hiciera. Ya habíamos tenido nuestro tiempo en la mañana, y Dinah realmente necesitaba ayuda para mantener la comida en su boca y no hacerla caer al suelo.

Cuando quien fue mi mejor amiga me vio no dijo nada. Se la notaba algo molesta, pero el deseo de asesinarme parecía haberse marchado de su mente.

Quiero creer que me perdonó, aunque sea un poco.

— ¿Quieres saber un secreto? —Preguntó Lauren a Dinah con una sonrisa que, desde ese día, poco desapareció de su rostro.

— Solo si quieres contármelo —Accedió Dinah.

— Tengo una herida en la espalda —Murmuró, pero no lo suficientemente bajo como para que yo no la escuchara—... Voy a morir pronto, Dinah.

El silencio que siguió fue casi doloroso.

Virus Letal |CAMREN|Where stories live. Discover now