Parte 13: Encuentros

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"No es necesario ser sabio, sacerdote o profesor para saber que es el amor; habría unión si entiendes que el amor no es una ciencia"

(Marcelo Motta)

Gongchan caminaba hacia la biblioteca, se había puesto los audífonos y cantaba alegremente, estaba bastante distraído que no se dio cuenta de una chica que estaba sacando cosas de su casillero.

—¡Eres un idiota! —le grito la chica pero Gongchan no la oyó.

—Lo siento —dijo quitándose los audífonos, con el mismo semblante de siempre.

—Por lo menos deberías parecer sincero ¿no? —le encaró ella y ambos se reconocieron.

Ella se quedó con los ojos puestos sobre Gongchan y él, la miraba curioso.

—Hola, otra vez —dijo él levantando la mano y haciendo un movimiento particular.

—Hola —ella ya no se encontraba nerviosa ante su presencia, pero por actuar, parecía una niña rabiosa.

—Ya dije que lo siento —se excusaba él.

—Esta bien, ya está —dijo ella recogiendo sus cosas del suelo.

Gongchan quería enmendar su error, así que la ayudó a poner todo en su casillero.
Recogía los papeles cuando descubrió una cadena, llevaba un dije de dinosaurio, cuando la cogió se dio cuenta de que el dinosaurio se había roto.

—Demonios —maldijo ella al ver su cadena.

—Oye, lo siento —dijo Gongchan apenado.

—No pasa nada —le contestó ella, pero no levantó el rostro por lo cual Gongchan supuso, estaba molesta.

—De ve... —no pudo continuar porque Bianca lo interrumpió con un "Solo vete por favor"

Gongchan no conocía mucho a las chicas, es más, podría decir que no sabía nada de ellas, pero sabía que no debía continuar ahí.

Pese a la pequeña estatura de Bianca, Gongchan le tenía cierto temor que no lograba explicar.

Gongchan volvió a colocarse los audífonos pero esta vez, no le prestó atención a la música que tenía en sus oídos.

Se encontraba pensando en la situación anterior, no podía apartar de su mente su rostro al ver su cadena rota, parecía importarle muchísimo.

—Debí habérmela quedado y comprarle otro —se regañaba y estaba a punto de regresar cuando se encontró a Sandeul.

—¡Hey Chan! —lo escuchó y fingió sorprenderse, a pesar de que ya lo había visto.

—Junhwan —lo saludo.

—No me llames así, solo lo hacen los profesores —le dijo quejándose.

—Sabes que es broma —le decía Gongchan con un rostro inexpresivo.

A Sandeul pareció no importarle y recordó que moría de hambre, literalmente.

—Gongchan comamos juntos —le ofreció Sandeul animando.

—Pero fuera, la comida hoy es un asco —dijo mirando al comedor.

—Claro —dijo Sandeul sin entender, a él la comida le parecía deliciosa, aunque no podía confiar en si mismo.

Gongchan llevó a Sandeul a la cafetería que se encontraba a unas calles de la universidad, ya que quería tomar el frappé que no pudo antes.

—Yo pido, tú ve y no dejes que se sienten en aquella mesa —le dijo Gongchan y Sandeul corrió hasta la mesa en mención de una forma algo escandalosa.

BE MY LIGHT⭐Where stories live. Discover now