Y Evans también sabía que Aria no se encontraba demasiado animada con lo que sucedería en solo unas pocas horas pero esperaba que una sorpresa cambiara todo para ella. La muchacha se había mantenido alejada de todos los preparativos mientras que él había decidido ser la persona que decidiera por los dos. Evans no estaba seguro si ella hubiera querido participar en eso, pero prefirió ahorrar el estrés y que Aria no tuviera que pensar en lo que sucedería antes de tiempo y confió que tomaría la mejor decisión por ambos. 


Él había pensado que sería injusto para la muchacha darle la espalda a la vida que había conocido en el pasado sin poder decir adiós. Probablemente sus padres, los reyes, no se pondrían demasiado felices al enterarse de que el muchacho había pedido que mandaran a buscar a los padres de Aria para que se encontraran presentes en todo eso. Claro, ellos no tendría la oportunidad de negarse a asistir porque las leyes al solicitar la presencia de un humano por un vampiro estaban a favor de este último. Él sabía que los padres de ellas estarían sentados entre el público. Él sabía que nadie les tocaría un solo pelo a ellos, en ese lugar estaba prohibido por completo alimentarse directamente de un ser humano sin haber sido aceptado por la corte y aprobado por la realeza previamente como castigo por algún crimen horrible.


Y también él podía encontrarse un poco preocupado por la reacción de Aria al ver las dos personas que le habían dado la vida presentes entre el público. Ella no había estado expuesta antes a una situación de tanta presión y tal vez se rompería o intentaría marcharse. Él debía estar ahí para evitar que ella hiciera algo semejante.


Actualmente ambos se encontraban en cuartos diferentes aunque solo con una pared de cemento y ladrillo pintada con un color hermoso entre ellos. Él podía simplemente salir por la puerta, caminar tres pasos, y llegar a la muchacha. Pero prefería no alterarla. Ella se encontraba en compañía de su madre, Isabel y otras personas que la estaban ayudando con la ropa y el maquillaje y él podía escuchar como ella se quejaba y pedía que le quitaran las manos de encima. Aria todavía no estaba lista.


Pero él si lo estaba. Se encontraba vestido completamente de negro a excepción de una camisa a penas visible por la chaqueta abotonada. Él se encontraba con su cabello peinado con fijador hacia arriba haciendo que se viera un poco mas alto de lo que en realidad era. Su piel pálida estaba impecable y sus ojos relucían como un fuego llameante en su mejor momento. Evans tenía que admitir que se encontraba emocionado hasta cierto punto por todo eso. No se sentía demasiado diferente después de haber usado trajes en tantos eventos formales.


Pero para Aria era todo diferente. Ella había visto fotos en las bodas del pasado en las que la chica vestía un largo vestido de color blanco con un velo sobre su cabeza e iba maquillada de manera relativamente natural. Esa había sido la idea que tenía y que fue destrozada con mucha rapidez. No había nada conocido en la manera que la estaban arreglando. Incuso se sentía mas que nada como una cosa llena de decoraciones que a pesar de que no se leían mal no iban con su estilo.


El tradicional vestido largo y blanco había sido remplazado por uno negro cubierto de gemas que parecían completamente reales en la parte superior que daban un brillo al vestido.Tenía un escote en forma de corazón y dejaba a la vista sus brazos y cuello. La parte de la falda  no era en absoluto ajustada, de hecho era todo lo contrario, se levantaba sobre sus caderas haciendo que la forma de sus piernas fueran imposibles de ver aunque claramente dejaba ver una esbelta figura. Ella era pequeña.  

Sangre Pura #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora