𝟬𝟬𝟮 me caes muy bien

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CAPÍTULO DOS:me caes muy bien

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CAPÍTULO DOS:
me caes muy bien.




  Marina despertó y lo primero que hizo fue tomar su celular. Podría ir al baño o desayunar, pero en su lugar tomó su móvil y comenzó a tipear en el.

Dime la siguiente pista.
Enviado 10:00

  Marina miró el celular unos segundos antes de volver a dejarlo en la mesa y levantarse. Entró al pequeño baño que poseía su habitación y vació su vejiga después de lavarse el rostro y los dientes.

  La chica volvió con pasos rápidos y tomó nuevamente el aparato, esperando algo que no sucedió.

  Ella hinfló las mejillas al no recibir respuesta. Dio un largo suspiro y volvió a tipear.

¿Hola?
Enviado 10:07

  Marina miró por última vez su celular antes de bloquearlo y volverlo a posar al lado de un pequeño marco, que mostraba una foto de ella junto con el resto del equipo de los Vengadores.

  La chica se dio la vuelta de un salto y abrió su paso hacia la cocina, sin molestarse en cargar el aparato con ella. Si lo hacía, sólo lograría empeorar su obsesión.

  Cuando llegó a la cocina, Tony Stark se encontraba apoyado contra la mesada. Marina se sirvió cereal al lado de él y se giró hacia la mesa, sin molestarse en hablarle en lo absoluto. El hombre parecía demasiado concentrado en el pequeño aparato que sostenía, el cual seguramente él mismo había creado.

  Marina comenzó a comer en silencio su cereal cuando Tony levantó la mirada y soltó una carcajada. La chica le miró con una ceja alzada, sin entenderle el humor.

  — ¿En serio? ¿Cereal? ¡Por favor, Mar! Vive la vida y toma un poco de vodka o algo—, se burló Tony mientras alzaba la botella al aire.

  —Tony, ¿quién mierda bebe vodka a las diez de la mañana?—, preguntó ella, aunque bien sabía que él acostumbraba tomar tragos fuertes en la mañana (y durante el resto del día).

  —Bueno... yo—, se encogió de hombros y Marina soltó una corta risa antes de quitarle la botella de las manos y tomar un gran trago de esta.

  —Eso no es apropiado de una dama—, bromeó Steve al pasar por la puerta y encontrarse con dicho escenario.

  Marina separó los labios de la botella tan rápido como reconoció la voz y miró con los ojos abiertos a Steve Rogers. Sus mejillas se tiñeron de rojo, lo que causó que la sonrisa de Steve se agrandara, mientras Marina intentaba explicarse.

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