―Eso es totalmente falso Develor―Interviene Sam.

Si, ni yo me lo creí.

―El caso es que fue así―Ahora Sam está al frente.

Me siento como en clase de redacción y literatura.

―Ian, siento haberme comportando así contigo en este tiempo―Me disculpé con el castaño. Él rió junto con sus amigos, Ángel y Jake que estaban a su lado.

¿De que se reían?

Mi cara mostró un gesto confuso y volví a disculparme por si no lo había entendido bien.

―Puedes irte, Greeks―Su tono de voz sonaba molesto. Yo no me iría de ahí hasta que me perdonara.

Gracias a ello comenzó a golpearme, yo no quería, en realidad, nunca me ha gustado la violencia pero Michael se metió en aquello y me defendió dejando a Ian con su ojo morado.

Se disculpó conmigo y juró ser mi esclavo por todo un día.

Bien, ni esa me la creí. No sé si soy yo o ambos tratan de impresionarme.

―¿En serio? ¿Tu esclavo? ¡Por dios Sam! Yo nunca te dije aquello―El castaño se levanta de su lugar de golpe, alterado.

Sam se cruza de brazos frente a Ian, en pocas palabras lo está retando.

―Tranquilos chicos, dejemos que los demás hablen.

El profesor los separa en caso de que suceda algo más y le da el paso a Steven quien raramente llegó con Rachel a este lugar, no tenía idea de que ella había venido a clases el día de hoy.

Ellos se llevan bien, frente a mí. Aunque he sospechado que cuando no estoy los dos se odian completamente.

¿La razón? Ni una que se me ocurra.

Steven aclara su garganta tapando su boca con el puño pareciendo profesional.

―Era un 27 de Octubre del 2016. Las hojas caían a través de la ventana de mi oscuro, grisáceo y aburrido salón. Pronto llegó una chica junto a mí, sus rizos pelirrojos caían por sus hombros, tomó de mi banca tirando los cuadernos que estaba utilizando. Mis ojos fueron directamente a los suyos y ...

Jodido dramático.

―Sin muchos detalles, por favor―Lo interrumpe el profesor.

Mi amigo rueda los ojos y comienza de nuevo.

―En resumen, yo estaba en clase, ella llegó, tiró mis libretas, le grité zorra, entró el profesor, escuchó y me mandó aquí junto con ella―Habla rápidamente y vuelve a su lugar.

Los ojos de Marc están abiertos como platos, los míos también lo están.

Escuchar a Steven decirle zorra a la que una vez fue mi mejor amiga es algo... raro e incómodo.

―Me la debías―Se excusa Rachel.

―Como digas―Pone los ojos en blanco y se acuesta en su banca.

―¿Y a usted por qué la mandaron aquí señorita Collins? Me sorprende de usted―Rodea su escritorio y se recarga en él.

Créame que no estoy aquí por gusto.

«Nadie lo está...»

―Me sacaron de clase por hablar con ella―Señalo a Hanna que está en una esquina con sus auriculares.

Todos se voltean hacia ella. Mi amiga ante tanta atención, sube el volumen de su teléfono y hace como si nada.

―Me preguntó algo, yo le contesté y bue... Ya saben, ahora estoy aquí ―Termino por decir.

Todos asienten confusos y vuelven sus miradas al frente.

Detención pasó más rápido de lo que creí y en cuanto nos dejan salir avanzo corriendo jalando a Hanna del brazo.

Presiento que alguien nos sigue pero no me importa, necesito hablar con ella sobre lo que quedó pendiente en la clase.

Me detengo en una esquina cerca de mi casa poniendo mis manos en mis rodillas tratando de regular mi respiración. Hanna se tira en el suelo con las manos entrelazadas sobre su estómago.

Mi casa está algo cerca de la escuela pero gracias a que no soy nada deportista termino tomando el autobús.

Nunca había corrido tanto en mi vida.

―Ahora si, dime―Mi voz suena entrecortada.

―¿Sobre qué?―Me mira confundida desde el suelo.

―¿Te gusta mi hermano, cierto?―Sonrío.

―Espera ¿Qué has dicho?―Se levanta del suelo y me toma de los hombros mirándome directamente.

―¿De qué?―Ahora soy yo la que no entiende.

―Dijiste hermano.

¡¿Que he dicho qué?!

―Claro que no―Río nerviosamente.

―Claro que sí ¿Por qué lo has dicho?

―No lo sé―Y es la verdad―. Pero no me cambies de tema.

La regaño.

―¿Te gusta Ángel si o no?―Vuelvo a interrogarla.

―Yo, bueno, tal vez, emm, si―Comienzo a gritar y saltar como una pequeña niña con una muñeca nueva y Hanna ríe a mi lado.

¡Lo sabía!

―Te gusta, te gusta―Comienzo a cantar dando pequeños saltitos alrededor de ella.

―¿Quién te gusta?

Hanna y yo abrimos los ojos como platos. Ya decía yo que alguien nos seguía.

¿Quien creen que haya aparecido?

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