A mi Querido Profesor.

Capítulo Veinticuatro.

Intento quitar mi rostro y sollozo mientras el dice eso.

- No me gusta verte así. - murmura.

- Entonces sueltame imbécil. - digo enojada.

- Conmigo no te alteres. - murmuro mientras me tomo del cuello.

Apenas logró respirar y hago un gestó de que me lástima.

Me suelta y dice:

- Vez, porque me haces hacerte esto yo te amo, no te quiero lastimar. - murmura compasivo.

En estos momentos puedo ver que Antonio sufre verdaderos problemas psicológicos, así que prefiero quedarme callada a todo lo que el me diga.
Me canso de estar sentada el hace algo con su celular y me enseña fotografías de donde va a escapar conmigo y sólo asiento.

-¿Que hora es?. - murmuro.

- Faltan quince minutos para las tres. -murmura.

Pienso en Valentina, que habrá pensado de que no e llegado, en realidad me siento agotada, todo este lío lo siento como de película. Antonio habla y no para de hablar, sólo escucho las palabras "amor mío" que ahorita las escuchó como cuchillos entrando en mis oídos.
A los pocos minutos escuchó mi celular sonando, puedo asegurar que es Valentina, intento moverme pero la soga con la que me ató es muy resistente.

- Amor mío, ¿te ibas a encontrar con alguien?. - me pregunta.

Se inteligente Jane, para evitar su enojo niego con mi cabeza, y vuelvo a sentarme tranquila.
El sigue hablando y yo siento como si mis minutos fueran enternos.

-Necesito ir al sanitario. - murmuro.

Lo piensa por unos minutos y luego se dirige hacia una oficina vuelve con un arma y me susurra en mi oído:

- Ya sabes lo que te puede suceder si haces alguna clase de movimiento brusco.

Asiento con mi cabeza y respiró. Me dirige hacia el baño y me bajo mis shorts y mis bragas mientras estoy en el sanitario escucho.

-¡Antonio! ¡Antonio!. - era la voz de Valentina una sonrisa se dibuja en mi rostro.

Antonio abre la puerta bruscamente y me dice:

- Ponte eso rápido.

- No e terminado de ...

- Me importa poco. - dice brusco, sube mis shorts y mis bragas las cuales se mojan rápidamente y me amarra de nuevo y pone cinta en mi boca.
Deja el arma y se dirige a la puerta.

-Hola, Jane me dijo que estaba contigo pero no aparece y van a ser las siete de la noche y desde la plena mañana que salió de la casa de Nicolás nadie sabe de ella ni tan siquiera sus amigas saben que se hizo. -murmura Valentina preocupada.

Intento dar un gritó pero suena apenas un poco.

- ¿Hay alguien aquí?. - pregunta Valentina.

- No estoy sólo, suerte buscando a Jane iré a atender unos asuntos. Nos vemos. - dice Antonio.

Escucho como cierra la puerta y camina hacia mí.

-¡Estúpida!. - grita Antonio antes de darme una bofetada. - Si esa no fuera tan imbécil te hubiera encontrado. - vuelve a gritar.

Del golpe tan duro siento como unas lágrimas caen por mis mejillas, de nuevo escucho mi celular sonar pero ya me doy por vencida, se que ha pasado alrededor de una hora y me siento desagradable con orina en mis shorts, un golpe en mi cara y la soga quemando mis muñecas y tobillos.
Antonio hace varias llamadas, durante ese lapso.