Capítulo Veintiséis.

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- No llores que yo también lo haré. - murmura con una sonrisa.

- Ya no lo haré más. - digo limpiando ambas lágrimas de mis mejillas.

Empezamos a caminar hacia el parqueo del aeropuerto, llegamos al auto de Sharon y ponemos mis maletas en la cajuela y nos sentamos en nuestros respectivos asientos.

Mientras Sharon conduce murmuro:

- Debería de empezar a aprender a conducir.

- Obviamente, aparte gastas demasiado dinero en taxis y cuando vuelves del trabajo es demasiado tedioso tomar el metro. - murmura Sharon sin desviar su vista del camino.

- Tienes toda la razón, aparte llevo unos ahorros de años y creo que me da lo suficiente como para comprar un automóvil. - murmuro mientras miro tras la ventana.

- Te quedaría buenísimo, así ya puedes llegar y no tengo que estar pasando por ti. - dice riendo.

Río junto con ella y decido poner la radio.

A unos minutos de viaje, llegamos a mi edificio voy a la recepción y me dan todo lo que mi jefe me dejo, subo con las cajas de mis cosas y una maleta pequeña que guinda de mi antebrazo derecho mientras Sharon trae dos maletas mías. Abro la puerta de mi departamento y tome un poco de aire.

- Hogar dulce hogar. - murmuro con una sonrisa.

- Si si hogar dulce hogar, donde dejo tus maletas, parece que llevas piedras en vez de ropa. - dice Sharon en un tono grosero.

- En mi habitación. - murmuro entre risas.

La sigo para dejar las cajas junto a la maleta pequeña que llevo. Dejamos las cajas en el suelo y las maletas.

- ¿Pido una pizza?. - me pregunta Sharon mientras se sienta en mi cama.

- Me encantaría. - murmuro mientras muerdo uno de mis labios.

- ¿Peperonni?. - pregunta con una enorme sonrisa.

- Peperonni. - murmuro riendo.

En lo que Sharon ordena la pizza decido darme una ducha rápida, cuándo salgo del baño Sharon está viendo televisión en la sala de estadía de mi departamento entonces cierro la puerta de mi habitación para vestirme, me pongo unos jeans azules, los cuales antes de ir a Argentina me quedaban grandes y ahora apenas lo hacían, unos zapatos cafés claros y una sudadera beige. Volví a hacer mi trenza y salí de mi habitación.

Apenas salí me senté en el sofá junto a Sharon, la cuál veía en Netflix una película de Adam Sandler con Jennifer Aniston.

Me llaman de ma recepción que la pizza está abajo y les pido que el repartidor suba, a unos minutos tocan la puerta y decido abrir. Para mi sorpresa no es un repartidor de pizza común es Mike.

Lo abrazo rápidamente ya que no quiero problemas con Sharon.

- ¿Y el repartidor?. - murmuro viendo detrás de Mike.

- Cuando venía lo vi entonces le pague y subí con la pizza. - dice riendo entre dientes.

- Ya veo, pasa. - murmuro tomando las pizza y la Coca Cola.

Mike cierra la puerta y se acerca a Sharon dejando un beso en los labios de ella y se sienta a su lado.

Pongo la caja de pizza en la mesa pequeña de vidrio que tengo frente al televisor, y sirvo la Coca Cola, dejo los vasos en la misma mesa y me siento como indio en otro sofá individual.

- Jane, ¿has subido de peso?. - murmura Mike hacia mi.

Sharon lo fulmina con la mirada y me dice:

A mi Querido Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora