Capitulo 18

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Solo estábamos Hazael y yo. Él por su lado había colocado su palma en mi mejilla para sanarla pero no entendía porque no se curaba.

— No te preocupes... Por lo que le entendí sus armas están bendecidas para dañar a seres como nosotros. — Aún me incomodaba referirme a mi con carácter especial.

— ¿Estás consciente de la gravedad de lo que me estás diciendo? — Se movió a la cocina, sacando un pequeño morral café de donde tenía varios frascos como los que vi aquella vez en ese lugar.

— Por suerte siempre cargo con lo necesario. Pero para la próxima, avísame a dónde vas. — Cuando puso ese ungüento en mis heridas nuevamente vi flashes.

Estaba en la casa de mi infancia, justo en el parque al que iba con Aaron pero justo entre los árboles estaba ese ser esquelético, a su fondo un sin número de lamentos a pesar de que todo estaba totalmente desolado.

El viento chillaba y el lentamente me fue mirando. Sus cuencas fijas en mi me fulminaban mientras todo a su alrededor comenzaba a corromperse en un maquiavélico recuerdo.

Su brazo se extendía a mi, con la palma abierta hablandome una y otra vez, pero no lograba escucharle.

Seguido de esto múltiples trompetas estridentes y prolongadas sonaron y el cielo se tiño de rojo.

— Es hora de que vengas a mi. — Fueron las únicas palabras que logré entender. Finalmente todo se desvaneció trayendo de regreso mi realidad.

Estaba sujetando las prendas de Hazael el cual estaba consternado llamándome para despertar. Pues no entendía nada de lo que había pasado.

— ¡Hey! ¿Estás bien? — Daba pequeños golpes en mis mejillas untando en mi nariz un algodón con alcohol.

— S-Si — Tosí sujetando su muñeca. — Estoy bien, solo tuve una de esas tantas alucinaciones. —

— ¿Alucinaciones? Nunca me mencionaste nada. — Su entrecejo estaba sumamente fruncido, parecía una preocupación totalmente genuina.


— No hagas eso, te vas arruinar tu cara. — Le dije para tratar de aliviar su tensión. — Te agradezco Hazael pero necesito estar a solas, necesito respirar. —

— Tienes que entender que hace poco yo me consideraba una humana, era humana y me sentía como tal. — Me acomode en mi cama totalmente desmotivada. — Procesar estás cosas me va llevar tiempo. —

— Lo entiendo pero no me puedo alejar. Yo tengo órdenes que seguir. — Dijo recogiendo sus cosas. — Pero te daré el espacio que necesitas sin alejarme demasiado de la zona. —

Asentí para finalmente verlo irse volando.

Paso una semana y dos días después de la aparición de Hoodie cuando finalmente lo vi otra vez por mi ventana. Maldito odioso.

Yo era consciente que en las noches era él quien entraba y dejaba todo lleno de lodo. Supongo que era un intento pobre por infundirme terror de forma psicológica.

Esta vez eran las 3:40 de la madrugada. Prefería ser yo quien le abriera, no podría evitar que viniera, así que de alguna forma me tendría que amigar con él.

𝑳𝒐𝒔𝒕 𝒎𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora