1- "Hola, Kimberly"

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Ahí estaba yo. Discutiendo nuevamente con mi madre porque yo quería un hermano y ella no podía darme uno.

-No lo entiendo, mamá. ¿Por qué no puedes darme un hermano?- dije pareciendo una niña de cinco años cuando no le dan lo que quiere.

-Hija, tu sabes que a mi edad- explicó mi madre -yo ya no puedo tener hijos, sin embargo le he dicho a tu padre que...

-¿Qué? ¿qué le has dicho?- interrumpí a mi madre -"Robert, no olvides llevar a Kimberly al cine porque en casa me molesta tanto que no me deja hacer mi nada tranquila" y papá como un idiota va y hace exactamente lo que tu le dices- me mira con mala cara -se lo que dije, pero ustedes me enseñaron a no mentir, ¿cierto?

Diciendo esto subí las escaleras y entré a mi cuarto, me senté en mi cama unos minutos.

Yo realmente quería un hermano. Mis amigas Ashley y Megan siempre me contaban lo tiernos que eran, que todos los días les hacían dibujos, que ellas les cantaban una canción para dormir y tantas cosas mas...

Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos.

-No quiero hablar con nadie!- dije en tono amenazante.

-Kim...- dijo mi padre entreabriendo la puerta -...¿tu dijiste que yo era un idiota?- bajé la cabeza -que mala eres. Pero igualmente, si quieres tu "regalo", está aquí, en la entrada de tu habitación. Si fuera tu, no lo haría esperar mucho.

Escuché que bajó las escaleras y me dejó sola, con la intriga de saber que era ese "regalo".

Sin pensarlo dos veces caminé hacia la puerta de mi habitación, la abrí y... nada.

-Aquí abajo- oí una suave voz que venía del suelo -hola.

Era un niño pequeño, de siete años mas o menos, de cabello negro como el carbón. Sus ojos, tambien negros, me miraban con desconfianza. En sus brazos sujetaba un lindo oso de felpa color negro.

-Hola, ¿quién... quién eres?

-Mi nombre es Scott, tengo ocho años. Sara y Robert me trajeron del orfanato. ¿Tu como te llamas?- dijo. Seguramente todas esas palabras se las habían hecho memorizar en el orfanato.

-Mi nombre es Kimberly- respondí y me agaché a abrazarlo -que lindo oso de felpa, ¿cómo se llama?

-No tiene nombre- dijo algo nervioso.

Hubo un pequeño silencio que fue interrumpido por su vocescita.

-Tus padres me dijeron que estudias violín- dijo curioso.

-Oh, si. Desde los nueve años. ¿Quieres que toque alguna canción?

-¡Por favor!- dijo emociónado.

Caminamos hasta mi habitación donde tenía dicho instrumento y comencé a tocar una canción que conocía hace tiempo.

Al terminar la canción Scott estaba facinado, aplaudía como si fuese parte de un grán público que me había oido tocar.

-Wow, tocas muy bien- dijo con una sonrisa -¿donde aprendiste esa canción?

-Pues...- comencé -hace unos años le pedí prestados unos libros a un compañero de clase. En un página estaban escritas las notas y yo las copié en mi cuaderno- dije tomando mi cuaderno de música -siempre quise preguntarle quien la había escrito, ya que en la hoja solo estaba escrito el nombre de la canción.

-¿Cómo se llama?- preguntó él.

-Bueno, en la hoja decía que se llamaba "Je vois des ombres"- dije recordando -no se que significa pero...

-"Te veo desde las sombras"- me interrumpió -es francés.

-¿Sabes francés?- dije un poco confundida y al mismo tiempo asombrada.

-Yo... yo, pues... se un poco- dijo nervioso -pero la frase... creo ya haberla escuchado- dijo intentando recordar algo -Kimberly, ¿no... recuerdas el nombre del chico que te prestó el libro?

-Mmm... creo que se llamaba... Santiago.

Su rostro palideció un poco.

-¡Niños, vengan a cenar!- mi madre nos llamaba.

-Vamos, Scott. Hoy es viernes, todos los viernes comemos pasta- dije con una sonrisa.

-Veo que te gusta la pasta- dijo recuperando su tono de piel normal.

-Es mi comida favorita. Ven, bajemos.

Bajamos y le agradecí infinitamente a mis padres por traer a Scott porque, aunque no lo demostrase demasiado, yo estaba realmente feliz.

Y recuerda no olvidarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora