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Uriel.

Mi nombre es _____. Tengo dieciséis años. Vivo en la librería del instituto escudándome allí de todo lo que ocurre a mi alrededor.

Evito a mi padre quien desde la muerte de mamá, no ha parado de traer damas a casa, aunque no sé si el término «dama» es el correcto.

Noche tras noche la mujer variaba. Así que quizás la palabra sería «mujer de compañía» o en el peor de los casos «prostituta».

También huyo de la sociedad. Mi estilo de vestir nunca ha agradado. El color negro parecía ser un repelente.

Cogiéndome un libro de Bécquer, salí de la biblioteca cabizbaja. Pasos rápidos. Indecisos.

Ya vienen

-Vaya, vaya. Pero ¿Qué tenemos aquí?

Las palabras dichas no eran nada nuevas. El sentir su mano agarrar con brusquedad mi mano tampoco lo era. Oh Sehun. Principal matón de la secundaria.

Era guapo, había que admitirlo, pero pero lo que tenía de belleza, lo tenía de estúpido.

-Déjame en paz. -Respondí firme.

-A la pazguata le salieron agallas.

Dicho ésto, Sehun me cargó en brazos con ayuda de Byun BaekHyun, quien empezó a cantar una irritante canción.

«La divertida _____ quiso jugar. Pues al armario de la limpieza la van a encerrar»

Capullos dejadme en paz.

Al llegar al armario, Oh me empujó para que entrase. Traté de evitarlo pero fue imposible.

-¡Quiero salir! -Grité mientras golpeaba la puerta exasperada.- ¡Oh, Byun, juro que me chivaré al director!

El sonido de una llave me hizo gritar más fuerte. Me acababan de encerrar. Risas se escuchaban, y cada vez mas lejos.

Me apoyé en la puerta y me dejé caer.

-¿Quienes se creen esos idiotas? ¡Les parecerá gracioso! Al menos, tengo a Bécquer... Espera.

Mi mano no sostenía nada. Me habían robado el libro. Imbéciles.

Bueno, el lugar no estaba tan mal, realmente cualquier lugar solitario podía parecerme genial. Cerré los ojos e intenté dormir. Ya abrirían.

Horas más tarde, noté una molestia, las luces se habían encendido. Abrí los ojos y miré a mi alrededor. Había un pequeño reloj.

Las 18:34. Las clases habían terminado hace ya unas horas, y Oh y Byun ni se habían molestado en sacarme de aquí.

En la estantería había un libro. ¿A caso al conserje Juan le gustaba leer? Vaya, nunca lo hubiera imaginado.

«He's behind you»

Un título curioso, seria alguna historia de terror, tipo Drácula o Frankestein. No dude ni medio segundo para comenzar a leer.

«Hubo una vez un tiempo, donde los seres mágicos convivían junto a los humanos. Duendes, gnomos, brujas, hechiceros, todos.

Pero aún así había dos mundos separados. El mundo de los ángeles y el mudo de los demonios. Y ninguno de estos tenía permitido por poder divino pisar la tierra.

Pero los demonios, influenciados por Satán, invadieron la tierra, destruyendolo todo.

Dios, puso al ángel Uriel a cargo de las tropas, y descendieron a la tierra para combatir a la amenaza demoniaca.

La guerra duró dos siglos y medio y en éste tiempo. Ningún ser vivo inteligente y racional excepto la especie humana sobrevivió.

Los demonios volvieron bajo tierra y los ángeles en su mayoría ascendieron al cielo. Otro gran número quedo en tierra y se mezcló con los hombres.

A día de hoy, los demonios planean otro ataque, pero esta vez se encargarán primero de los ángeles.

Los ángeles han caído, los mestizos han caído. La especie humana depende de los guardianes. Pero han desaparecido. »

-¿Eh? -Al pasar la página no podía ver nada.- ¿Por qué termina aquí?

Había mas paginas y todas en blanco.

Un sonido extraño hizo que el libro cayese al suelo. Habían abierto la puerta. Recogí el libro y salí de la sala, algo asustada por la anterior lectura.

Idiota ¿Por que leíste eso?

-¿Oh? ¿Byun? ¿Sois vosotros? -Cuestioné con una voz temblorosa.

No hubo respuesta. Pero la puerta del cuarto de la limpieza se cerró de golpe. Haciendo que soltara un pequeño grito. Mire el titulo del libro.

He's behind you.

¿Y si había alguien detrás de mí? Comencé a dar vueltas tratando de mirar hacia atrás rápido por si algo se escondía. Pero nada.

-¡Os estáis aprovechando de que soy muy paranoica!

Comencé a andar lentamente hasta la salida, no había absolutamente nadie. Ni un profesor, ni un alumno, ni una limpiadora.

Algo cayó desde lo alto de las escaleras. Un trozo de papel. No lo iba a coger, saldría de ahí.

Me metí en el baño de chicas, saldría por la ventana del tercer retrete. En la puerta había una nota. Suspire y la leí. Oh y Byun me las pagarían.

«Si una persona va al ultimo cuarto de baño de las chicas de cualquier escuela y llama tres veces a la puerta preguntando: ¿Estás ahí Hanako? escuchará una voz que le contestará aquí estoy. Si el valiente en cuestión abre la puerta se encontrará con una niña pequeña vestida con una falda roja.»

Maldición. No pienso usar esa ventana.

Corrí para salir del baño pero la puerta se cerró de golpe y tras ello, el ruido de una llave.

No me quedaba otra.



Perdida. - BaekHyun y tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora