La cena fue agradable, el ambiente era festivo y alegre. Incluso Andrea parecía encontrarse mejor. Cuando las peleas empezaron la loba la miró con suspicacia.
-Creía que ibas a participar esta noche, Zuria-dijo.
Kai la miró sorprendido.
-¿Qué?
Ella se levantó antes de que Kai pudiera impedirlo y se acercó a Tania.
-Somos las siguientes, Tania-dijo en voz lo bastante alta para que todos lo oyeran.
Kai estuvo a su lado de inmediato y la loba se puso en pie mirándola despectiva.
-Venga hada, sabes que no puedo pelear contigo.
-No puedes desafiarme, Tania. Pero puedes aceptar mi desafío. ¿O tienes miedo?
-Basta Zuria-advirtió Kai-no vas a pelear con ella.
La chica se volvió para mirarle.
-No puedes impedir un desafío, Kai. Ni siquiera tú puedes.
-Zuria, si entras en la arena te vas a meter en un lío muy serio, te lo advierto.
El hada avanzó hasta la arena y se colocó en el centro. Desde allí miró a los lobos.
-He desafiado a una loba. Pero parece que tiene miedo de una simple hada-dijo.
Los lobos abuchearon a Tania y ésta entró en la arena mirando al hada con odio.
-Prepárate hada. Voy a darte la mayor paliza de tu vida.
La atacó sin previa advertencia. Zuria no pudo esquivarla a tiempo y cayó al suelo al recibir un golpe en la mandíbula. Cuando levantó la cabeza vio a Erik mirándola. El lobo hizo un gesto con la cabeza. Ella sabía lo que quería decir. A por ella. Y Zuria se incorporó y atacó a la loba. Dirigió el puño al estómago de Tania y, cuando ésta se dobló sobre sí misma, la golpeó entre los hombros. La mujer cayó al suelo y Zuria se apartó para dejar que se recuperara. Miró de reojo a Kai que la observaba con cara de sorpresa. Enseguida volvió toda su atención a la loba, que se abalanzaba sobre ella. Zuria la esquivó con agilidad, pero no pudo evitar que la golpeara con una mano. No fue un golpe fuerte, pero Tania había convertido su mano en una afilada garra y Zuria sintió cómo desgarraba su hombro. Con un gesto de dolor, se apartó para dejar espacio entre ellas.
-Vas a arrepentirte de haberme desafiado, niñata-aseguró la loba mirándola con odio.
Zuria no esperó esta vez a que la otra mujer atacara. Se lanzó contra ella de golpe, se inclinó para apoyar las manos en el suelo y subir las piernas. Golpeó con tanta fuerza a Tania que ésta cayó al suelo desmayada. El hada se incorporó y los lobos aplaudieron entusiasmados. La chica sonrió y miró con disimulo a Erik. El lobo la guiñó un ojo. Zuria volvió la vista hacia Kai, que avanzaba para reunirse con ella, pero un gruñido a su espalda la puso los pelos de punta. Se volvió con rapidez para comprobar que sus sospechas eran reales. Tania se había transformado y estaba a punto de saltar sobre ella. Oyó el grito de advertencia de Kai justo cuando disparaba con toda la potencia de su magia contra la loba. El disparo alcanzó a la mujer cuando ya estaba en el aire, y, al menos fue lo bastante fuerte para derrumbarla al suelo. Antes de que la loba pudiera levantarse, un enorme lobo negro se interpuso entre ella y Zuria. El hada respiró con alivio, intuía que era Kai. El alfa sujetó a Tania del cuello contra el suelo hasta que ésta dejó de luchar, luego la soltó y retrocedió, manteniendo un gruñido grave.
-Zuria, ven, sal de la arena-llamó Drew.
La chica retrocedió hasta el beta, que la cogió de la mano para alejarla de los lobos.
-¿Estás bien?-preguntó Andrea preocupada.
-Sí, sí, no me ha alcanzado. Pero ¿por qué ha hecho eso?
-No lo sé. Pero te aseguro que se ha metido en un buen lío-el rostro de Drew era de desprecio-ha roto todas las reglas.
En la arena, los dos lobos continuaban frente a frente. Tania se había tumbado en el suelo, humillada frente al alfa que no dejaba de gruñir. Después retrocedió un par de pasos y en unos segundos se transformó en hombre. Enseguida, la loba hizo lo mismo. Inmediatamente se arrodilló delante de Kai.
-Lo siento, alfa-se disculpó llorando-no sé qué me ha pasado. Mi loba se ha apoderado de mí.
-No busques escusas, Tania. Has roto todas las reglas del juego de la arena. Y has atacado a alguien que no podía defenderse en igualdad de condiciones. Eso es una cobardía.
-Lo sé. Me disculparé con el hada. Pero no me eches, por favor.
-No hay disculpa posible. Estás expulsada de la aldea, Tania. Busca otro sitio donde vivir.
Zuria se horrorizó. Kai estaba ya a su lado y ella le miró suplicante.
-Kai, no puedes hacer eso. ¿Dónde irá? Estoy bien, déjala quedarse, por favor.
-Sé que no lo entiendes, te lo explicaré luego, Zuria. Pero no puede quedarse.
-Pero...
-No discutas conmigo en público, hada-ordenó él mirándola con enfado.
-Sí hada, parece que en realidad quieres que me quede-la loba se había incorporado y la miraba con odio.
-Tania, yo no te deseo ningún mal.
-No, pero te viene muy bien mi expulsión. Así nadie sabrá que llevas días viéndote con otro lobo a escondidas, ¿verdad?
Zuria palideció y vio de reojo como Erik se ponía en alerta.
-¿Qué estás insinuando, Tania?-preguntó Kai
-No insinúo, alfa. Tu mujer ha estado encontrándose todos los días con Erik. Lo afirmo porque yo misma los he visto.
Kai se volvió hacia Zuria.
-¿Es eso cierto?-preguntó con una voz tan dura como el acero.
-Kai, no es lo que estás pensando.
-Sólo un sí o un no, Zuria.
-Kai-intervino Andrea-escucha...
-No te metas, Andrea.
La mujer guardó silencio ante el tono del alfa. Erik avanzó hasta ellos y Kai le miró con furia.
-Quiero que los dos respondáis a la pregunta. ¿Os habéis estado encontrando a solas?
Erik miró a su alfa con decisión.
-He estado entrenando en lucha a tu mujer, alfa. Ella quería enfrentarse a Tania y me pidió el favor.
-¿Te has reunido a solas con mi mujer sin consultármelo, Erik?
-Yo no quise decírtelo, Kai. No puedes culparle a él.
-Él es el lobo, Zuria. Conoce las reglas.
-Pero yo fui la que...
-Basta. Erik será castigado y tú también. En cuanto a ti, Tania, esto no cambia nada. Estás desterrada de la aldea. Te irás por la mañana. Si vuelves a poner un pie aquí, el resto de la manada te atacará.
La chica se dejó caer al suelo llorando pero el alfa se mostró impasible. Después se volvió a Erik.
-Permanecerás encerrado hasta mañana, Erik. Al amanecer, recibirás 10 azotes.
Zuria lanzó una exclamación de incredulidad. Drew se acercó a Erik y le hizo un gesto para que le siguiera. El chico asintió con la cabeza en dirección al alfa y echó a andar con el beta. Zuria corrió hacia él.
-Erik, lo siento-sollozó-no quería causarte problemas.
El lobo sonrió.
-Has peleado como una loba, Zuria. Te aseguro que merece la pena.
Kai avanzó hacia ellos, la cogió de un brazo y la arrastró hacia su casa.
-Suéltame-gritó la chica tirando del brazo.
-Kai, no...-intervino Andrea de nuevo.
El alfa se inclinó para coger al hada y echársela sobre un hombro.
-He dicho que no te metas, Andrea. Y la fiesta ha terminado. Todos a casa.
El chico avanzó con el hada gritando en su hombro. Entró en la casa y cerró la puerta con un pie. Luego la dejó en el suelo.
-Anula el castigo de Erik-exigió ella-anúlalo ahora mismo.
El chico la miró con frialdad.
-Deberías preocuparte más por ti y menos por él. Aguantará 10 latigazos, créeme.
-No estás siendo justo, Kai. No ha ocurrido nada y lo sabes.
-No puedo saberlo. Ese es el problema. Ni yo ni nadie puede tener la seguridad de que no habéis estado follando en lugar de entrenar.
Zuria levantó la mano para abofetearle, pero Kai la agarró y la sujetó, atrayéndola hacia él hasta que notó cada centímetro de su cuerpo. Luego la cogió la otra mano y la sujetó las dos muñecas a la espalda.
-Eres un cerdo-insultó ella.
-Me has desobedecido, y lo has hecho delante de mis hombres, además. Y ahora descubro que has estado viéndote con otro hombre a diario y a escondidas. ¿De verdad esperas que lo pase por alto?
-¿Y tú crees de verdad que me he estado acostando con Erik? Soy un hada, Kai, no puedo mentir. Sólo tienes que preguntarme.
-¿Lo has hecho? ¿Os habéis acostado?
Ella le miró con desesperación.
-No-negó-sólo hemos entrenado. No ha habido nada, absolutamente nada.
El chico la miró muy serio.
-Me alegro. Porque el castigo por ser infiel es la muerte, Zuria. O el destierro.
-¿Anularás el castigo de Erik?
-No. Ha actuado a espaldas del alfa. Merece un castigo. Y tú también.
-¿Y qué vas a hacer? ¿Azotarme también?-preguntó con rabia.
-Entre otras cosas, sí-aseguró el alfa -me aseguraré de que no vuelvas a hacer nada parecido, créeme. Y puedes apostar a que no te van a gustar mis métodos, hadita.
Zuria retrocedió. El rostro de Kai era frío y decidido. Se había metido en un lío espantoso.

Zuria (saga hadas 2)Where stories live. Discover now