—¿Actividades? ¿Por qué no me habías dicho nada?

—Tiempo fue lo que menos tuve por todo lo que pasó —se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla —No te preocupes, son actividades para distraernos un poco.

—¿Cómo qué? Dame una idea—comenzamos a caminar hacia la puerta de salida.

—Si todo sigue como antes, probablemente nos dividirán en grupos y nos juntarán para tener pequeños enfrentamientos entre nosotros —mi cara se desfiguró —Es importante hacerlo, los puros piensan que de esa manera gastamos nuestra fuerza. Su manera de pensar es absurda, pero debemos seguir las reglas.

—O sea, su idea es hacernos daño mutuamente para que se tranquilicen y estén seguros de que no les vamos a hacer daño a ellos.

—Exacto.

—Tiempos peores vendrán —solté fastidiada, abrí la puerta y dejé que Jeremy saliera.

—Si fuera tú, no me preocuparía.

—"Porque soy una BlackWhistle" —imité en tono burlesco a todas las personas que me han dicho eso desde que conocí mi verdadera identidad.

—Eso y porque eres tú. Te irá bien mañana. Nos vemos.

Me sonrió antes de desaparecer por el pasillo, cerré la puerta y me apoyé en ella, casi rendida.

No sabía en qué momento mi vida se había convertido en un reality show, tantas cosas que pasaron en tan solo mi primer día aquí, no quiero imaginarme cómo será el día de mañana.

Apagué las luces y corrí hacia mi cuarto, desde mi cama, podía ver la noche en todo su esplendor. Supuse que mi falta de sueño era debido a que mi horario en la academia era totalmente diferente. Ahora tendría que volver a ser una persona del día.

Prendí la pequeña luz que se encontraba al lado de mi cama y atraje una libreta hacia mí. Me la había dado Christian en mi cumpleaños.

Flashback

—¡Cierra los ojos! —no pude evitar soltar una carcajada mientras intentaba mantener mis ojos cerrados —No hagas trampa, amor.

—¡No, señor! —intenté abrir uno de mis ojos muy despacio, pero enseguida Christian me reprendió.

—Nunca haces caso — se quejó, le saqué la lengua, burlona —Mejor te lo doy antes de que arruines la sorpresa —enseguida sentí sus labios sobre los míos, él sabía que solo eso bastaba para calmarme —Espero que te guste, ya los puedes abrir.

Le di otro beso en forma de agradecimiento y empecé a abrir la caja, cuando por fin lo hice, encontré una libreta negra junto a una pluma del mismo color.

—¿Amor? ¿Qué es esto? —le pregunté mientras cogía ambas cosas.

—Sé cuánto te gustaba escribir antes de llegar aquí, así que con un poco de ayuda del profesor de magia elemental, logré hacer que las hojas de esta libreta nunca se acabaran al igual que la tinta de esta pluma.

Me llevé una mano a la cara sin poder contener la emoción, el regalo era simplemente perfecto. Lo abracé con la mayor fuerza posible mientras le depositaba todos los besos que podía en su cara.

—¡Te amo!

La realidad me trajo de golpe y noté que mis mejillas estaban húmedas, no sabía en qué momento había empezado a llorar.

Me limpié la cara y empecé a escribir lo que viniera a mi mente dejándome llevar, cuando volví a mirar la libreta mi cara se volvió seria.

El nombre de Christian estaba en toda la hoja como si hubiera decidido hacer una plana. Suspiré con los ojos cerrados y volteé la página, divisé las estrellas a lo lejos y mi mente empezó a viajar, creando una historia sobre una pequeña oruga.

Long Way © (No todo está perdido)Where stories live. Discover now