CAPITULO 41

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Christian

Otra noche ha pasado y como siempre que mi Ana no está a mi lado, ha sido una noche de mierda. Odio las malditas pesadillas, pero odio aún más que ella no está conmigo. Extraño su calidez, su risa, su mirada traviesa y extraño aún más tenerla en mis brazos. Pero eso se debe acabar hoy, así tenga que suplicarle. No puedo juzgarla, sé que mejor persona que ella no podré encontrar jamás. Ella es perfecta para mí.

Decido levantarme e ir al gimnasio para entrenar un poco para tener algo de ánimo y enfrentarla. Apenas si se ven unos pocos rayos del sol que empieza a salir y ya me siento algo desesperado. Debo gastar energías y tiempo, para poder ir a su encuentro.

Después de una hora demasiado larga para mí en el gimnasio finalmente voy a prepararme para salir, quiero estar a primera hora allá y no darle tiempo de huir. Me doy un baño y me visto con mi usual traje gris. Sé que le gusta verme en él. Voy al estudio un rato para revisar documentos hasta que Gail me avisa que mi desayuno ya está listo, y debo reconocer que está muy bueno, al parecer está de muy buen humor.

—Señor. —Me giro para mirar a Taylor y habla—. La señorita Grey está subiendo.

—¿Ana?

Me levanto rápidamente y veo un indicio de burla en mi jefe de seguridad antes de contestar.

—La señorita Mia.

—Bien —digo decepcionado y vuelvo a mi desayuno.

Taylor desaparece para esperar a Mia y yo continúo con mi frustración porque no es quien quiero que sea. Deseo que vuelva a casa pronto. Antes solía estar cómodo con la tranquila soledad que me rodeaba, como la que aparentemente se siente esta mañana, pero ahora veo que no sirve de nada tener todo lo que poseo si no tengo con quien compartirlo. Si no la tengo a ella para compartirlo.

—La señorita Grey, señor.

Vuelvo la vista y veo a Mia parada al lado de Taylor, tiene los ojos hinchado y parece triste. Me levanto para ir a su lado y Taylor desaparece inmediatamente. Sé que es mi culpa que esté así.

—Hola, Mia. —Me acerco y sus ojos se llenan de dolor. No soporto verla de esa manera. Me acerco para abrazarla y preguntarle lo que le pasa. A ella siempre le gustado agrazarme así me enoje y hoy no lo hace. Siento la mano de mi hermanita en mi mejilla y diablos que si golpea fuerte—. Que mierda...

—No te vuelvas a meter en mi vida, Christian. Yo soy quien decide con quien estar.

—Mia, escúchame...

Sé que Michael es un buen chico, pero con su pasado no puedo permitir que esté con mi hermana y la ponga en peligro.

—¡No! Escúchame tú a mí... Yo te apoyé cuando empezaste tu relación con Ana, de hecho, todos lo hicimos. Siempre te apoyé en todo y estuve a tu lado queriéndote, aun cuando intentabas sacarme de tu vida, pero no tienes ningún derecho de decidir por mí, sobre quién me conviene o no. No sé qué le has dicho a Michael, pero él no ha querido hablar conmigo desde que hablaste con él ayer. Ni siquiera Ana nos contesta... —Eso no lo sabía. Cuando ella decide alejarse, lo hace de todos—. Siempre tienes que arruinarlo todo y alejar a las personas de tu lado.

»Sólo vine a decirte una cosa. Amo a Michael y tú eres la razón por la que quise mantener todo en secreto. No me pienso alejar de él, no me interesa lo que tú pienses sobre nuestra relación. Después de los hombres de mi familia, no me he sentido segura con nadie más en mi vida. Si quieres arruinar lo tuyo con Ana, hazlo, pero a mí no me vas a arrastrar contigo.

Termina de hablar y simplemente se va. Mientras que yo, quedo perplejo de ver a mi hermana de esa manera. Nunca me había gritado sin importar lo que yo hiciera. Paso mi mano por mi cabello y siento que me odio a mí mismo, aún más que antes. Mia tiene razón, yo no soy nadie para intervenir en su vida de esa manera.

Creo que no tengo derecho de opinar sobre el pasado de Michael, si el mío no es que sea muy bueno. Y estoy seguro que gracias a ellos, Anastasia es como es. Una mujer alegre y conforme con su vida, a pesar de todo.

Debo ir a hablar con Michael, sino, Ana nunca querrá escucharme y ni hablar de Mia.

Me levanto y rápidamente tomo las llaves de R8 para ir a la clínica. No quiero esperar más.

[...]

Al llegar a la clínica, voy directamente hacia la habitación de Sarah. Toco y me permiten el paso, pero sólo están Ethan y Michael.

—Buenos días —digo con seriedad.

—Buenos días —contestan al tiempo con cautela regalándome una rápida mirada inquisitiva.

—¿Y Sarah?

—Le están practicando algunos exámenes —se limita a decir Ethan con la cabeza en alto.

Ahora todos me odian.

En ese momento, entra una enfermera empujando a Sarah en una silla de ruedas. La mujer me sonríe apenada y me saluda con mejor ánimo del que tuvieron su novio y su hermano. Ethan se levanta rápidamente y la ayuda a subir a la cama con suavidad.

—¿Cómo se encuentra? —Fija su mirada en mí cuando hablo y me responde.

—Mejor cada día, señor Grey. Gracias por su interés.

Por más que esté convaleciente, la voz profunda de ésta mujer, intimida.

—Me alegro mucho, Sarah. Y gracias por lo que has hecho.

—Por mi familia haría lo que sea, señor Grey.

Sé que es una indirecta y apoya lo que han hecho Michael y Ana.

—Yo igual. —Vuelvo mi mirada hacia su hermano—. ¿Podemos hablar?

—Ana vino temprano y se fue, no me pregunte donde está porque no lo sé.

Se recuesta en el sofá y empieza a jugar con su teléfono ignorándome. Odio que las personas se comporten de esa manera.

—¿Podemos hablar? —le insisto con mayor seriedad para que deje los estúpidos juegos.

Frunce el ceño y mira a su hermana, quien con un movimiento casi imperceptible, le indica que salga de la habitación. Obedece de mala gana las indicaciones y me pide que lo siga. Es bueno siguiendo órdenes, a pesar de lo alegre que lo veo muchas veces, su personalidad me recuerda a Taylor.

—Lo escucho.

Se recuesta a la pared y apoya un pie en la misma elevando la rodilla.

—Vine a disculparme. —Todo sea por mi Ana. Sólo por ella haría algo semejante—. Creo que hubiera reaccionado igual que tú, de estar en la misma situación. Entiendo que sólo quieres proteger a Sarah y a Ana. También estoy seguro de que cuidarás muy bien de mi hermanita. Porque si no es así, realmente me conocerás.

Con cada palabra que digo, veo que empieza a sonreír. Ciertamente, creo que mi hermana estará en buenas manos. Igual no me puedo oponer, Mia es capaz de cortarme las pelotas. Pero me gusta que pelee por lo que quiere.

Sin decir más, me voy. Ahora debo ir por Ana.

Lo primero que hago es ir a su casa, pero el mismo idiota de anoche, Simmons, me dice que no está. Voy a GP y su asistente me dice lo mismo. Y ahora no sé a dónde ir a buscarla, al Escala tampoco ha ido. Ni siquiera puedo pedirle a Welch que la rastree si tiene su teléfono apagado.

Llamo a Ross para decirle que hoy no iré, pero me recuerda que tengo que ir a revisar unos documentos que tenía que haber firmado ayer. Anastasia me está enloqueciendo.

Espero que no haya hecho alguna locura, como irse de la ciudad. La buscaría incluso, debajo de las piedras.

Mi "Hermana" AnastasiaWhere stories live. Discover now