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»No recordaba exactamente cuándo fue la última vez que sintió tanto pánico como aquél instante, se sentía tan perdido que no importaba a qué lugar caminara, no había salida. Parecía algún tipo de tenebroso laberinto donde en cada pasadizo se encontraban sus peores temores, gritaba tan fuertemente que sentía su garganta escocer, probablemente llegaría al punto de sangrar, pero necesitaba tan fuertemente salir de allí, correr a los brazos de alguien que lo hiciera sentir seguro.

Sus pasos eran tan veloces que no notó como había comenzado a correr por cada largo y oscuro pasillo, no importaba si había algo en el suelo que lastimase sus pies descalzos, él quería salir de alguna u otra forma, pero era como si no sirviera que camino tomase, la salida no estaba.

Oía como unos pesadas pisadas lo seguían y fue en aquél instante que su corazón comenzó a palpitar mucho más fuerte, su cuerpo sudaba y sus rebeldes cabellos se pegaban en su frente entorpeciendo su vista. Tanto fue el miedo que tropezó con sus propios pies al dar un mal paso, cayendo sin más duramente contra el suelo, provocando que su rostro revotase contra el pavimento.

Con fuerza cerró sus ojos, pero quizás había sido el peor error que pudo cometer.

—¿Tú eres Zayn? —Aquella voz burlesca resonó en cada rincón de su cabeza, retumbando en sus tímpanos de igual modo.

¿Qué era esto?... se preguntó.

—¡Sí! —Y ya no lo soportó un segundo más, quería gritar, golpear a lo que fuese que se le acercase porque sabía que estaba pasando.

Sabía y recordaba completamente cual era ese momento de su vida, era aquél día que se marcó en su vida por siempre, donde todo había comenzado y no sabía exactamente si había acabado.

Él sólo observaba y por mucho que intentase pelear no podía, todo pasaba como una película delante de sus ojos.

—¿Y por qué estás en el curso de los discapacitados? —Las carcajadas fueron como en coro, pero al muchacho castaño no pareció algo malo, le parecía divertido, pero no quiso reír. No se sentía a salvo.  


No, no, no, no.

Era lo que se repetía con fuerza Zayn para poder salir de aquél terrible recuerdo, sus manos fueron directamente hacia su rostro tratando de tapar su vista, pero podía oír como si de una insistente radio a todo volumen se encontrase contra su oído..., el diálogo más terrorífico de sus dieciséis años.


—No eres nada más que un maldito mentiroso, tú luces como alguien como nosotros — El grupo de cuatro adolescentes lo rodearon, la espalda del chico que los miraba desde abajo estaba contra el tronco de un árbol, completamente acorralado.


¡Corre, corre, sal de ahí! ¡Por favor!

De pronto, sus manos ya no cubrían su rostro, sentía su pulso aumentar en demasía, la desesperación estaba sobrepasando cualquiera de sus límites y el pánico no lo dejaba respirar con normalidad. 

Y él..., él ya sabía que estaba a punto de suceder consigo mismo, pero no podía detenerlo.

Sus dedos se enterraron con fuerza contra la carne de su rostro infringiéndose arañazos a sí mismo, las lágrimas bañaban sus mejillas y lo peor ya estaba pasando.


Aquél fue en el mismo instante que esos chicos lo golpearon por primera, pero no por última. Sabía que lo que sucedía frente a sus ojos pasaba como una horrible y espeluznante película, pero ahora había sido distinto, sentía los golpes contra su cuerpo.

Every Minute [Zarry Stalik]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant