02.

4.3K 338 115
                                    

—Entonces, ¿recuerdas cuánto es siete por cinco? —Brigitte se encontraba sentada junto al castaño. Él por su parte la observaba ansiosamente con su verdosa mirada y asentía una y otra vez, volviendo su atención a la hoja con múltiples y sencillos ejercicios.

— ¡Sí, sí! Es... humm. —Posicionando sus manos frente a sí mismo comenzó a contar uno por uno, contando silenciosamente sin prestarle atención al exterior por aquellos instantes. — ¡Oh, treinta y cinco! —

— ¡Bien, muy bien Harry! —Él sonreía triunfante por haber completado la mayoría de las tablas, hasta aquél instante la del siete le había traído unos molestos dolores de cabeza. Pero tras un par de arduos minutos comprendió bobamente que entre todas, la del uno era mucho más sencilla que caminar.

Así transcurrían las clases para Harry y tanto para el resto de los niños que asistían allí.

Tras haber olvidado por completo su curiosidad hacía al nuevo misterioso muchacho se había decidido a seguir en los columpios con la pequeña Diana y su extraña amiguita que jamás dejó de hostigarle para llamar su atención, sin siquiera poder comprender que él solía olvidar lo que hacía, después de todo solo se trataban de pequeñas niñas con hiperactividad y déficit de atención.

— Eso es todo por hoy con matemáticas Harry, devuelta del receso podremos hablar de lo que te gusta. —Tranquilamente la pelirroja se puso de pie, siendo acompañada de Harry a su lado, el mismo que alzó curiosamente su mirada en busca de aquél molesto objeto que provocaba ese extraño timbre. — Ya puedes salir a jugar, Hazz. ¡Devuelta sabremos de las aves que tanto te encantan! —

Y con ello obtuvo más que la atención del chico de grandes ojos verdes. Su mirada iluminada observaba el pecoso rostro de Brigitte, brincando en su propio lugar por la euforia y ni siquiera podía evitarlo. Era un gusto que poseía mucho antes del accidente y que sin embargo, él seguía amando.

—¿Y mariposas, verdad? —

— Sí, mi niño. ¡Muchas mariposas! Ahora ve a jugar —Y con ello fue suficiente para que Harry siguiera a la calmada y pequeña multitud de niños que se dirigían con sus maestras hasta el patio.

Y nuevamente ocurrió, aquél molesto sentimiento de desconfianza y extrañeza le embargo sin saber quién o qué se lo provocaba. Ya habían pasado los diez minutos luego de que salió del salón, volviendo a comenzar mientras caminaba por el pasillo, pero el sentimiento no se iba.

Rápidamente buscó con su mirada a quien sea que le hiciera sentir de tal modo, pero una vez que observó tras su hombro notó a un muchacho casi de su edad, con la cabeza gacha y caminando en su misma dirección junto con la que parecía ser otra maestra. ¿Sería él?

Estaba absolutamente decidido a hablarle, e incluso en un impulso se había acercado hasta él deteniéndose frente al cuerpo delgado y centímetro más bajo que él logrando detener el paso del muchacho que por poco daba de lleno con el cuerpo Harry.
Ambos encontrándose a tan solo unos pocos pasos de la salida al patio trasero donde se llevaban a cabo los recesos.

Lentamente el dueño de oscuros cabellos alzó su mirada confundido y asustado, ¿ya era su primer día y le molestarían? Oh... él no quería eso. No quería que allí los niños fueran malos con él como en su otra escuela.

Aferró fuertemente su diestra hacia su figura de acción de Linterna verde, pero una vez que sus mieles se alzaron pudo captar unos desconocidos ojos esmeralda, jamás los había visto en su vida, pero eran tan brillantes que podía jurar que aquellas par de gemas podrían iluminar la oscuridad de su cuarto por las noches. Mucho más brillante que el mismo Linterna verde.

Every Minute [Zarry Stalik]Where stories live. Discover now