Capítulo 17: Secretos Nocturnos

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El olor procedente del horno inundaba la casa. Un delicioso aroma a pollo asado con especias y una sabrosa salsa agridulce. En el comedor la mesa estaba perfectamente colocada para la cena, con el elegante mantel granate y las copas de cristal que habían recibido como regalo de boda. Un par de velas encendidas alumbraban la estancia y lo único que se oía era el silencio de la noche.

Un chico castaño con el pelo alborotado se encontraba tirado en el sofá mientras dirigía su mirada de vez en cuando al reloj. ¿Cuanto tiempo llevaba allí tumbado? ¿Minutos? ¿Quizá horas? Sólo esperaba escuchar de un momento a otro el sonido de las llaves que le indicaran que su marido estaba de vuelta en casa y le sorprendería con aquella romántica cena. Pero por más que esperaba, Harry no aparecía por la puerta.

Le había enviado un mensaje informándole de que aquel día llegaría un poco más tarde del trabajo, ya que tenía que terminar algunos asuntos importantes en la oficina. Y Louis le había creído, por supuesto que lo había hecho. No tenía razones para desconfiar de Harry. Pero, ¿cuanto tiempo era para él "un poco mas tarde"? Ya eran casi las doce de la noche y el chico de rizos seguía sin aparecer. El pollo se quedaría frío y las velas terminarían por consumirse, al igual que la ilusión de Louis.

Se levantó del sofá con lentitud, con los músculos entumecidos por su mala postura. A continuación se dirigió a la cocina y abrió el horno para servirse un poco de comida en el plato. Después regresó al comedor y sopló sobre las velas para apagarlas. Harry no llegaría aún. Louis encendió la tele y buscó el canal de dibujos animados, para entretenerse mientras cenaba sentado sobre el sofá. Los minutos siguieron pasando y su plato quedó vacío. Tom aún no había atrapado a Jerry cuando los ojos del chico ya se habían cerrado, cayendo en un profundo sueño.

**************

Las manos del chico castaño acariciaban su pecho y descendían por su abdomen en un lento y sensual juego. Los cuerpos de ambos se encontraban abrazados sobre aquella cama de sábanas blancas, que formaban un completo desorden. Aunque los rayos del sol comenzarían a entrar en el cuarto en cualquier momento, a ninguno de ellos le importaba demasiado no haber dormido. Estaban cansados y exhaustos, después de una velada con quizás demasiada acción, pero ambos sabían que no podrían permanecer así eternamente. El chico castaño debía irse y no tenía sentido demorar su partida.

-¿Qué hora es? -preguntó adormecido mientras se removía en la cama buscando una postura más cómoda.

El otro chico estiró su brazo hacia la mesilla hasta que alcanzó su teléfono móvil. La luz de la pantalla le hizo daño a los ojos al principio, y tuvo que pestañear varias veces antes de poder ver la hora.

-Son casi las seis, bebé. Deberías levantarte -contestó mirando con ternura al chico a su lado.

Liam ronroneó y escondió su cabeza debajo de la almohada. Sabía que como no se fuera ya a la ducha llegaría tarde para coger el tren, y no tenía ganas de desperdiciar el dinero del billete. Aquella semana se iría a su ciudad natal para pasar un tiempo con sus padres aprovechando que había terminado los exámenes de la universidad. Le había insistido a Zayn para que le acompañara, pero el chico moreno se había negado rotundamente. No estaba preparado para presentaciones incómodas con los padres de Liam, cuando ni siquiera tenían una relación definida.

-Que sepas que si me quedo dormido en el tren y me paso la estación será tu culpa -reprochó el chico levantándose finalmente.

-Ni que te hubiera retenido a la fuerza en mi cama. No parecías muy descontento anoche cuando me pedías que fuera mas rápid-...

Una camiseta aterrizó en el rostro del chico antes de que pudiera terminar la frase y este estalló en carcajadas.

-Calla, idiota.

El Secreto de Harry Styles (M-Preg) Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora