~Capítulo 93~Misión para el pequeño TaeYong

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-Puedo... ¿Puedo verlo?-Murmuré tragando mi llanto. Creo que no es momento de llorar. No es momento de mostrarme débil.

-Claro-Asintió el médico-- Puede pasar a verlo. Está sedado... -

Asentí distingüendo que él no tenía más palabras para mí. Ya todo estaba dicho.

Adelanté pasos después de dedicar una mirada a mis padres y a la madre de TaeYong. Una mujer de cabello blanco que solloza en silencio... "Se supone que los hijos son quienes ven partir a sus padre, no al revés" pero yo ya lo había vivido con mi Anabeth.

Crucé la puerta de manera pausada.

Adentro el olor a alcohol, medicamentos y suero era más fuerte. Las sabanas estaban tendidas pulcramente en una de las camas que está desocupada, y junto a ella se halla otra cama en donde reposa la persona que ha logrado hacerme más feliz en toda mi vida. TaeYong.

Adelanté el paso acercándome hacia él, contemplando su imagen viva... su imagen aún con vida... Su corazón aun late. Su pecho aún se elevaba y deciente, su cuerpo aún conserva calor. En unos días, su rostro solo será dibujado por mis recuerdos, las fotografías y mis sueños... el calor de su cuerpo ya no me acompañará por las noches, ya no sentiré sus brazos rodeándome, sus labios ya no rozaran contra mi nuca, su imagen no estará a mi lado, su presencia... su voz... se habrá ido.

Lágrimas desgarraron mi garganta deseando correr libremente mis mejillas, pero lo soporté. Tragué saliva hasta lograr quedar a su lado. Tomé una silla y tomé su mano que hacía a un lado.

La última enfermera que quedaba en la habitación abandonó el lugar. Ni siquiera había notado su presencia.

Acaricié el dorso de su mano manteniendo la mirada sobre su rostro... "él respira... él aún vive"

Un hilo de recuerdos tejido por ambos nació desde lo profundo. Un hilo que comienza con un incidente y continúa hasta hoy en día, dispuesto a cortarse en cualquier momento. Se ve tranquilo mientras está sedado... quizás lo dolores son tan fuertes que es mejor verlo en ese estado que presenciar su dolor.

Permanecí a su lado toda la noche, quedándome dormida en la silla. Una de las enfermeras me ofreció una colcha, aunque minutos antes ya me habían traído otra. Quería compartir cada minuto con él. Iba a cumplir mi promesa "compartir mi vida con él hasta su último suspiro"

El sol salió e inundó en un chorro de luz por las ventanas. Lo sentí porque me resultó molesto continuar dormida cuando esta empañaba mis parpados. Abrí lentamente los parpados descubriendo una mirada apacible sobre mí.

El gemido de dolor y consuelo se escapó de mi garganta antes de poder detenerlo-

-TaeYong-Murmuré-TaeYong...

-Buenos días-Susurró tan débil y con los parpados decaídos. Su expresión se veía agotada y su cuerpo se hallaba más débil. Su frente sudaba y sus manos las movía con lentitud-

-Buenos días-Murmuré levantándome de la silla e inclinarme sobre sus labios para reposar un beso.

"Quiero conservar su calor y el sabor de su boca"

-¿Cómo estás?-

TaeYong parpadeó tratando de dibujar una sonrisa en sus labios, pero el gesto en su expresión endurecida y forzada, me delataba que los dolores aumentaban. El sudor corría su frente y su respiración era trémula.

-Puedes... ¿Puedes traer a nuestro hijo?-Murmuró en silencio-Quiero despedirme de él...

Un gemido agonizante en mi cuerpo, y aun así me forcé a sonreír para que él también lo hiciera. Me incliné y besé sus labios para luego salir de la habitación. Pasos amortiguados... susurros por todas partes. Personas cruzando por mi lado pero lo único que puedo sentir es frio. Frio congelándome el cuerpo mientras silenciosas lágrimas escapan. "Nadie puede verme, en especial mi hijo y TaeYong. Ninguno puede verme así"

PROHIBIDO. Inocente PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora