Solo lo has besado como unas cinco o seis veces.

Retiro esos pensamientos caminando, golpeando el suelo con cierto enfado.

Carraspea mientras se ríe ligeramente.

-Cariño, no tienes porqué negarmelo. Yo también he sido joven y todo eso. Sólo quiero que entiendas que aún eres joven para quedar embaraza, usad protección... -Para cuando me quiero dar cuenta estamos teniendo la "típica charla" pero que en vez de ser madre a hija, es tío a sobrina.

-Por favor... no quiero escuchar más -Frunzo la nariz -. Soy mayor de edad, tío Ro, y por tanto hago las cosas con cierta responsabilidad.

Escucho una ligera risa.

-Suenas tanto a tu madre... -Susurra, pero yo lo escucho.

-Bueno, tengo que irme. Adiós -Cuelgo antes de ponerme a llorar como una cria.

A la mañana siguiente, tengo que tocar el brazo de Thomas para saber si está vivo o muerto. Se encuentra durmiendo tan plácidamente que lo miro extrañada. Ese sofá es de lo más incómodo y mi espalda lo puede asegurar. Estuve con una contractura durante una semana solo por dormir la siesta ahí.

-Thomas... -Lo remuevo.

-Cinco minutos más -Balbucea volteandose y dándome la espalda.

-No -Espeto tocando su mejilla y pasando mi dedo índice por su boca.

En ese momento, siento algo húmedo sobre mi dedo. Después es mordido levemente.
Lo saco de su boca, frunciendo los labios, mientras lo intento voltear.

-¡Arriba! -Grito.

Se incorpora en el sofá y alza sus brazos bostezando sonoramente.

-¡Pero qué humos! -Exclama y se levanta.

-Tienes que contarme algo -Le recuerdo caminando tras él.

-Oh -Se para y yo choco con su espalda -, tengo prisa. Ya te lo contaré.

Y con eso, me deja estática con los pies clavados en el suelo, mirando la puerta cerrada tras él, indignada.

Como hoy es jueves, mi turno no es hasta las seis, decido ir a comprar los regalos. Todos los años hacíamos lo mismo, solo que lo celebrábamos junto con mis padres. Presiento que este año va a ser una locura.

Todavía sigo pensando en la conversación con mi tío, porque a pesar de que lo quiera negar, he pensando en invitarlo. No como novio claro, como "amigo". ¿Por qué no?

Pero cuando recuerdo el fogoso beso que nos dimos en su casa, pienso que no voy a poder mirarlo a la cara nunca más, menos estar con él frente a mis tíos y pasar una noche de Navidad donde todo tiene que estar tranquilo.

Mientras camino al centro comercial, llamo a mis abuelos paternos y charlamos unos minutos. Hace tiempo que no los veo y en verdad los echo de menos. Lo mismo hago con los maternos.

Después de una larga caminata, entro al centro comercial. Decido echar un vistazo a todas las tiendas mientras pienso que regalos puedo hacer.

Como si todo estuviese planeado, mi hombro choca con el cuerpo de alguien y al intentar apartarme me golpeo la cabeza con el estante donde hay apilada un montón de ropa.

Cuando miro al causante resoplo y no puedo evitar soltar una ligera risa sarcástica, seguida de un quejido de mi parte.

-Ni aquí me dejas tranquila -Digo y él alza una ceja.

-Supongo que no podemos estar mucho tiempo separados -Sentencia con una arrebatadora sonrisa.

Por un momento me quedo embobada sin quererlo y luego niego con la cabeza para volver en sí.

Miedo. [#Wattys2016]Where stories live. Discover now