Sonreí y asentí con la cabeza. Desde que le había contado lo de mi enfermedad parecía que pensaba cada palabra que iba a decir para no hacerme daño o molestarme. Es una gran amiga.

Nos probamos un montón de ropa. Yo solo me compré una falda pero Cassie, casi se lleva la tienda entera. He de reconocer que es una compradora compulsiva pero se lo puede permitir.

Se hizo de noche y nos despedimos a la salida de la tienda. Cada una cogió el camino hacia su casa. Había refrescado bastante así que aceleré el paso. Ya llevaba más de medio camino cuando vi a un chico a lo lejos. Parecía Nathan. Corrí hasta alcanzarlo.

-¡Nathan! - lo llamé cuando me quedaban unos pasos para alcanzarlo.

Él se giró. Tenía la cara muy seria. Parecía que no se alegraba de verme.

- Hola Anne.- me dijo y me besó. Pero fue un beso como de rutina. Un pico sin importancia, sin sentimiento.

- ¿Estás bien?- pregunté.

- Solo estoy cansado.

Él miraba al frente. Parecía como si yo no estuviera a su lado. Continuamos el camino a casa en silencio. Yo no quise decir nada, no quería agobiarlo.

- Bueno, nos vemos.- me dijo cuando llegamos y se fue.

Yo me quedé parada, a la puerta de mi casa, viendo como se alejaba. El viento me mecía el pelo. ¿Estaba siendo demasiado pesada?- pensé. Yo creo que no. Últimamente no nos veíamos mucho y lo poco que lo hacíamos parecía otro. Yo había intentado dejarle espacio para no agobiarlo. Sin embargo, por la tarde me había escrito un mensaje diciéndome que me echaba de menos, como cuando estábamos bien. ¿Había hecho algo mal? ¿Se había cansado de mi?

Entré en casa y subí a mi habitación. Me senté en la silla del escritorio y me quedé mirando por la ventana en dirección a su casa. ¿Qué le pasaba? No paraba de darle vueltas a la cabeza cuando oí un portazo. Provenía de la casa de los vecinos. Apagué la luz para que no me vieran mirar por la ventana. Era Nathan. Había salido de su casa y se estaba montando en su coche. Arrancó el motor y se fue.

¿Debería ir a buscarlo y hablar con él?-pensé.

Me puse la chaqueta otra vez y salí en su búsqueda. Cogí la calle en dirección a su trabajo. <A lo mejor se había olvidado algo.>-pensé. La noche estaba bastante fría y unas nubes negras se empezaban a ver en el cielo oscuro. Aceleré el paso para entrar en calor mientras me frotaba los brazos. Tenía que haber cogido una chaqueta más gorda. Llegué hasta su trabajo pero ya habían cerrado, la persiana estaba para abajo y no había rastro de Nathan ni de su coche.

¿Dónde habrá ido?- pensé.- Piensa Anne, piensa. Me acercaré hasta la tienda de su padre. Aunque está un poco lejos.

Comencé a caminar en dirección al trabajo de su padre. No había nadie por la calle, todo estaba en silencio. Ni siquiera pasaban coches. Estaba empezando a tener miedo. Saqué el móvil y dejé el número de mi madre marcado.

Caminé durante quince minutos hasta que llegué y como me había supuesto estaba cerrado y no había ni rastro de él. Me senté en un banco a descansar. Estaba cogiendo frío y la tripa me estaba empezando a doler. Saqué el móvil otra vez. Tenía una foto nuestra que nos habíamos sacado de fondo de pantalla.

-¿Dónde estás?- dije aunque no había nadie escuchándome.

Estuve tentada de escribirle un mensaje o llamarlo por teléfono pero, de repente, me vino a la mente la imagen que había visto horas antes desde el cruce. ¿Y si estaba con ella? ¿Y si ese mensaje no era para mí?

Más allá de las estrellasWhere stories live. Discover now