20 - El pasado y el presente con él.

1.7K 179 24
                                    


4 años y medio antes.

Primer día hábil en la Universidad de Los Ángeles, California.

El peso de la mochila sobre mis hombros es recorfontante y me llena de orgullo.

Universidad. Diseño. Al fin.

Entro al edificio mostrando el papel que avala mi admisión a la Universidad y una vez ahí, veo a lo lejos unas chicas con carteles alzados al aire con los grupos de las distintas carreras. No tardo nada en encontrar Diseño, al lado de los chicos de Comunicación.

Me formo al final de la fila de mujeres, frente a una chica de cabello rojo suave, menudita y de aspecto amistoso.

-¡Hola! -me dice nada más llego detrás de ella. Tiene en su rostro una enorme sonrisa y sus ojos brillan de emoción- ¿Diseñadora, a que sí?

No puedo evitar contagiarme de su notable entusiasmo.

-Sí... y obviamente tu también -respondo, esbozando una pequeña sonrisa.

-¡Claro! -dice, con sus mejillas sonrosadas- Me llamo Annie Cresta.

Se presenta, estirando la mano. La tomo y nos saludamos.

-Katniss Everdeen -me presento también, ensanchando mi sonrisa.

Cuando veo que me va a decir algo más, un chico de cabellos rubios largos se acerca a nosotros.

-¡Venga, Peeta! -grita el chico rubio a otro chico rubio más que viene tras él, en la fila de Comunicación- ¡Vamos a conocer a unas cuantas diseñadoras! Éstas chicas parecen buena gente.

Nos señala. Claro, se refiere a Annie y a mí. Y no sé por qué, pero ambas reímos.

El rubio número dos (llamemosles así) le responde a el rubio uno, también a gritos.

-¡Eh, Haymitch! ¡Tienes buen ojo! -dice, con una sonrisa preciosa. Espera, Katniss, ¿Una sonrisa preciosa? ¿Eso pensaste?- ¡No dudo que las diseñadoras sean de fiar!

Ahora los rubios tienen nombre. Peeta y Haymitch.

-Los comunicólogos son demasiado habladores, sí, se nota por qué eligieron esa carrera de mierda -dice medio pesimista medio en broma una chica de cabello castaño y puntas rojas frente a Annie. Río.

-¡Oh, tienes que mirar esto Gale! ¡Las diseñadoras también son rudas! -grita Haymitch a un chico moreno y de cabello marrón que supongo será Gale, ya que se gira al escuchar su nombre.

-No me lo pierdo, Hay -responde él a los gritos de su amigo, caminando hacia ellos.

-Qué falta de modales -dice una chica de rizos rubios- Digo, yo no me llamo "diseñadora", según mis fuentes me llamo Effie.

Haymitch ríe al comentario de la chica, Effie.

-"Las diseñadoras" tenemos nombre, y no somos unas niñitas como tu crees, imbécil -dice de nuevo la chica de puntas rojas.

-Wo, vaya -dice divertido Haymitch- Bueno, ¿Cuál es tu nombre, damita?

-Johanna Mason -responde la chica con suficiencia- ¿Y tú, comunicólogo hablador?

-Bueno, Johanna, así como ustedes no son unas niñitas nosotros no somos unos habladores -contraataca Haymitch- Haymitch Abernathy, ése es mi nombre.

Johanna ríe burlona y después decide ignorarlos.

-¿Tú? -pregunta Gale, dirigiéndose a Annie- ¿Tu nombre?

-Annie -responde ella, evidentemente más amigable que Johanna a los ojos de Peeta, Haymitch y Gale.

-Ígnorales -me dice Peeta, sonriendo de lado- ¿Y tú, cómo te llamas? -me pregunta el chico-sonrisa-preciosa. Es aquí cuando me doy cuenta de que sus ojos son de un azúl notablemente claro.

-Katniss -contesto-, Katniss Everdeen.

Me extiende su mano, y cuando trato de tomarla para saludarlo, toma la mía y da un pequeño beso en mis nudillos.

-Peeta Mellark -se presenta.

Tiempo actual.

Paso mis dedos por la sábana de mi cama, recordándo las caricias de Peeta Mellark.

"Estoy enamorado de ti. Y, creéme, que si algún día te vas, si decides terminar con todo, ese mismo día me destruirías, me dejarías hasta abajo."

Esas fueron las palabras que Peeta me susurró al oído en la clara mañana después de la noche que definitivamente nunca debió haber pasado.

La cabeza me da vueltas y siento que podría vomitar en cualquier momento, asqueada por pensar a cada momento en lo que dijo. Desde aquella vez no lo he vuelto a ver. Lo evito, debo reconocer.

Por una semana después de ese día me convencí en no dejar la ciudad, en rechazar la oferta a Miami, y estuve a punto de llamarle a Cinna para responder eso, pero algo me detenía. Y me sigue deteniendo. Así que, como desde el primer día en el que tuve la propuesta abierta, no sé aún mi decisión.

Mi corazón dice que me quede, sin embargo mi razón me dice que no sea estúpida, que me vaya. Claro, la razón tiene, como es usual, la razón, valga la redundancia. Aunque soy incapaz de avanzar.

Miro el registro de llamadas en mi celular y me topo con 21 llamas perdidas nuevas de Peeta. Desde que cayó en cuentas de que no lo quiero ver me ha llamado cada día varias veces, sin falta, a la espera de que por fin responda. Lo he evitado tanto que, en la última reunión con las damas no asistí, en parte porque no quiero, porque mi salud no ha sido la mejor estos días y porque no se me da la gana ver a Peeta. No quiero saber nada que tenga que ver con él. Mi trabajo está hecho y sólo tendré que ir a la boda por puro compromiso. No por Delly ni mucho menos Peeta, sino que me siento comprometida con Johanna, Effie y Annie. Especialmente con Annie.

Y como si pensar en mi situación con él fuera una formal invitación a mi celular, una nueva llamada de Peeta aparece en la pantalla.

Mi dedo se dirige a "Responder llamada".

-¡Katniss! -su voz se escucha distorsionada por la línea, y un poco incrédula- ¡Katniss, sí! Oye, de verdad quisiera pregun...

-Peeta, fue un completo error -lo corto de golpe. Su silencio es la reacción que tiene- Un gran y estúpido error. Quiero que sepas, que nunca... nunca te quiero volver a mirar. Esto debe ser así. Ya no puedo, por favor. No quiero ser más la segunda en tu mesa. Ni de nadie, realmente. Me cansé y yo no estoy para juegos, como lo fue esa noche. Basta. Yo tengo a Finnick ¿De acuerdo? Para con esto, no me vuelvas a insinuar y desaparece. Ólvidame como te he olvidado. Vete de mi vista como hace cuatro años.

-¿No quedó claro lo que te dije en esa llamada? ¿Qué no entiendes que...?

-¿Que qué? -lo interrumpo de nuevo- ¿Que me amas? Dios, Peeta.

-Katniss... -comienza otra vez.

-No soy una pieza en tus juegos -continúo.

-¿Por qué haces esto?

Lo medito un segundo. Suelto el aire que he estado conteniendo, cierro los ojos, y hablo.

-Ámame lo suficiente para dejarme ir libre.

Lo escucho suspirar sonoramente. Me separo el celular del oído y finalizo la llamada.

Johanna entra rápidamente a la habitación, sorprendiéndome.

-Oye,... adivina quién ha conseguido información nueva que puede servir para... no sé, descerebrada, ¿Hacerle la vida imposible a Delly en su boda? -me dice Johanna emocionada, mostrándome sus blancos dientes en una monumental sonrisa.



Enemiga entre las damas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora