10 - Ésta noche.

2.1K 202 21
                                    

Sentí electricidad al besarla.

Abrimos los ojos de a poco, juntos. Ella acarició mi mejilla suavemente, y sentí la piel de su mano sobre la mía intensamente conocida, como si nuestros cuerpos nunca hubieran olvidado el toque del otro.

Me separé despacio de Katniss, sabiendo que este momento no podía repetirse más, tal como sabía ella igualmente era consciente muy dentro de ello su mente.

Sonrió, y su sonrisa era idéntica a la que mis ojos recordaban. Cerca, me dí cuenta que sus ojos tenían el mismo brillo que los míos también recordaban. La intensidad del color gris relucía mucho más que en cualquier otra ocasión.

Le regalé la mejor sonrisa que no le he dado a nadie en años.

-Lo siento, no debí de haberlo hecho -le digo- Pero hace mucho tiempo que necesitaba hacerlo.

Me miró una vez más antes de bajar la vista a la hoja y tomar el lápiz. Al hacerlo, un mechón de su oscuro cabello resbaló, dándome una escena preciosa de su perfil.

Siempre he pensado en Katniss Everdeen como una obra de arte.

Ella me inspira tanto como a otras les puede inspirar respirar aire fresco en un mal día, tener un paisaje increíble en frente, escuchar la risa de un bebé, escuchar cantar a una inocente niña por la calle, oír con atención la lluvia en la oscuridad, cantar, bailar.

Ella era el buen pensamiento que siempre me embargaba cada instante en los que me sentía caer.

Recuerdo tener un millar de noches sin ninguna luz cerca, ni física, ni mental, hasta que Katniss Everdeen se colaba en mi cabeza, como lo hacía en cada una de esas noches. La imaginaba miles de veces usando el vestido que ahora crea, no para ella, si no para otra mujer.

Ahora que la vuelvo a ver, no entiendo por qué traté de olvidarla con Delly; ¿Por qué querría olvidarla? ¿Quién querría olvidarla? ¿Por qué, si ella era la chispa de esperanza que me animaba a continuar día a día?. Fue simplemente una estupidez, una decisión estúpida que tomé en medio de la desesperación de pensar en quedarme solo, con el presentimiento de que no me esperaría ni de chiste. Y ahí estaba Finnick, comprobándomelo.

La amaba... la amo, con una profundidad increíblemente enorme.

Y verla ahí, aquí, trazando formas con el lápiz sobre el papel, sólo me hace pensar que ni en un millón de vidas Katniss Everdeen podría estar a mi lado.

Narra Katniss.

Peeta cayó dormido hace unas cuantas horas a mi lado tratando de ayudarme con el diseño del traje. Evidentemente, no soportó el terrible sueño que lo invadió.

Usando sus brazos como propia almohada, duerme tranquilamente, con una pequeña sonrisa en sus labios. Su rostro luce relajado, lleno de paz. Un par de mechones rubios le caen sobre la frente y sus pómulos tienen un ligero color rojizo.

Dejo un pequeño beso en su mejilla.

Doy los últimos detalles al dibujo y luego de unos minutos, se despierta alarmado.

-¡Lo siento, me estoy quedando dormido! -dice en cuanto despierta.

Río sin poder evitarlo.

-Peeta, es que ya estabas dormido.

Me imita y ríe, pasando sus dedos por el cabello, desordenándolo un poco.

-Perdón Kat, es que... no pude -dice, torciendo sus labios.

-Lo noté.

Río un poco más.

-¿En qué te ayudo? -pregunta.

-En nada -respondo- Ya he terminado -le digo, pasándole la hoja.

Asiente, mirando el resultado.

-Eres una genia en todo lo que haces -me dice- No me arrepiento de ser el único de la universidad en comunicación que se enamoró de una de diseño.

Desvío la mirada, sintiendo el calor en mis mejillas.

-¿Qué horas son? -pregunta.

Miro el reloj de mi escritorio.

-Once y media -respondo, abriendo los ojos como platos- No reparé en el tiempo...

-Yo tampoco -concuerda- Estando contigo el tiempo vuela.

Cambio de tema.

-¿Cuándo será tu próxima cita? -pregunto.

-En una semana, a la misma hora, el mismo día -responde.

Anoto la cita en mi horario. Cierro el cuaderno y lo guardo entre mis cosas.

Nos miramos unos segundos y rompo el silencio.

-Me tengo que ir... -digo, echando otro vistazo al reloj y tomando mis cosas y las llaves del local.

-Yo te llevo -me ofrece.

Niego con la cabeza.

-¿Cómo qué no? No llevas coche, se lo ha llevado Johanna por lo que parece. Te voy a llevar -me dice.

Niego de nuevo.

-Tienes otras cosas que hacer para gastar tu tiempo en mí... además, seguro Delly te está esperando y apuesto a que no le gusta esperar.

Él suspira y sale al mismo tiempo que yo de ahí.

-Usaría todo mi tiempo en tí. Y a Delly no le importará -insiste- Vamos, Katniss. Déjame hacer algo por ti.

Cierro la puerta con llave.

-Por favor -termina, mirándome suplicante.

Al final termino asintiendo.

Cuando llegamos afuera del edificio donde está mi departamento, él se despide de mí con un beso en la mejilla. No se va hasta que me ve subir y entrar al departamento.

Dentro, las tres chicas sentadas en el sillón de la salón, me observan fijamente.

-Nos demoramos un poco -explico.

-Ya veo -dice Johanna.

-Ni me lo digas -agrega Effie- Estábamos a punto de ir por ti.

Annie, en cambio, no dice nada. Me ignora monumentalmente.

Se levanta y se va a su habitación que comparte con Effie.

-No sabemos qué le pasa -dicen Effie y Johanna al unisono.

Asiento, cansada.

Lo único que me queda por hacer es dirigirme también a mi habitación. Johanna llega unos pocos minutos luego, cuando ya estoy lista para dormir.

-Tengo una pequeña idea de por qué se demoraron -me dice Johanna antes de caer en su cama- Saca tus conclusiones.

Cierro los ojos, y sé qué es esa pequeña idea suya.

Pero, extrañamente, en lugar de preocuparme por ello, lo que soy capaz de hacer es sonreír por millonésima vez en esta noche.

Enemiga entre las damas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora